Capítulo 46 Hush Hush

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—¿Qué tienes en mente? —dijo Balaam, observando cómo Hush parecía estar frente a su compu, viendo la nada.

—...—Volteó a verlo por el rabillo del ojo, pensando bien sus palabras—. Creo que todos asumimos que este caso sería atrapar al impostor, y todo terminaría, pero ha sido seguir un agujero sin fondo.

—Todos los agujeros tienen fondo —contestó el pelirrojo, sentándose a su lado—. Parece que tienes un plan.

—Un poco, pero también tengo inquietudes.

—¿Qué Yon ha estado muy quieto? Sí, también me preocupa, y creo que a todos, aunque no lo digamos. Estos idiotas son "amateurs" por así decirlo, ellos quieren dinero, placeres, y Yon... ¿qué es lo que él quiere? —suspiró preocupado.

—Debemos actuar antes que él quiera hacer algo, estábamos en su mira, y eso es aterrador.

—¿Qué podríamos hacer? Ahorita, todo es circunstancial.

—Hay que derribarlos, así como ellos lo hicieron. Si no hemos sido atacado, es porque evidentemente su negociación ha sido real. —A este punto, sabían de lo sucedido con Lukyan. Todos comprendían que el: "Abandonen esto, y no pasará nada", era muy real.

—Aunque, sospechábamos que el dueño de la televisora está aliado con ellos.

—Qué viejo eres —dijo con desfachatez, sintiendo un poco de repulsión.

—Óyeme, mocoso —gruñó, achicando la mirada, causando la risa del chico.

—Sí, la televisión es un medio, pero ahora las televisoras tanto grandes como pequeñas, replican a un medio mucho más grande, y es el internet. Necesitamos exponerlos, y como piezas de dominó irán cayendo.

—...—Balaam se quedó callado, pensativo, era buena idea, pero no podía quitarse a Yon de la cabeza—. Me estresa no poder salir —Se quejó, pues lamentablemente, sea con sus prótesis o no, llamaría la atención—. Bien, ¿cómo los evidenciamos?

—Debemos hacerles creer que ellos tienen el control. —Miró fijamente a Balaam—. Para eso, necesitamos exponerlos al mismo tiempo, y no darles chance de escapar. Necesitamos dos cebos, y cámaras. Iremos cuatro pasos delante de ellos.

—Sólo hay un problema, ¿quién serán los cebos? Sé que tenemos experiencia en esto, pero...

—Está el riesgo de siempre, que es morir. Aunque conociéndolos, eso es imposible. Son tan buenos que por eso el jefe confía ciegamente en ustedes.

—Puedo ayudarles con el plan —susurró Mary, quien logró escucharlos. Tenía una bandeja con bocadillos para ellos, y accidentalmente había oído casi todo.

—No —negó rotundamente Balaam, sin desear escucharla—. Esto lo podemos manejar noso...

—Llévenme como ofrenda de paz, a quien quieran, y puedo grabar la información.

—No suena mal eso, aunque...

—No Hush, no vamos a exponerla —declinó de inmediato la idea—. Ella no tiene experiencia, y no, sólo no.

—Justo eso iba a decir, sin experiencia, podría fallar el plan. —Arqueó las cejas, genuinamente preocupado por ella.

—No tengo nada que perder, ¿tienen alguien más en mente? El señor Lukyan les habló ¿no? Les dijo que ese tal Cienfuegos no le tocó, estoy segura que a mí sí me...

—Basta —dijo Balaam, asqueado de sólo tener la idea—. No, y punto —gruñó, alzándole la voz por primera vez.

—Si no me dejas, iré por mi cuenta, sin que ustedes sepan —amenazó, a pesar de su débil aspecto, su cansado rostro se veía decidido—. Si esta es la única forma, lo haré. Estoy cansada de huir, y si muero, qué mejor...

Los dos se quedaron callados, sobre todo Balaam. Su mueca mostraba genuina tristeza y angustia. ¿Por qué no fueron lo suficientemente rápidos? Se reprendió. Si hubiesen acabado con todo esto antes de ser atrapados, esto no estaría ocurriendo.

—Si lo hace, podemos estar cerca de ella para salvarla en caso de —sugirió Hush, tímidamente. Tampoco estaba de acuerdo con que ella fuese parte del plan, pero estaba consciente que era capaz de irse por su cuenta.

—Bien, ¿y cómo estará entonces el asunto? —Hush y Balaam, sentían la libertad de idear planes y compartírselos al jefe. Siempre tenían su apoyo.

—Vamos a hacer que Jonathan hable con ellos, ofrezca un tributo de paz. Ellos lo aceptarán, pero pedirán que el tributo, es decir Mary, vaya sola.

—En Las Lomas, suelen tener reuniones. A veces iba, y tienen zonas muy exclusivas, con cuartos, albercas privadas, y demás. Creo que podríamos exhibir a todos los que asisten —sugirió Mary, decidida, sintiendo sus manos temblar.

—Bien, seguro pedirán que llegues ahí; sobre todo porque debe estar protegido. Tú, puedes estar dentro del desagüe. Siempre esos ductos conducen a las coladeras interiores, es probable que el lugar tenga un cuarto de calderas.

—¿Cómo sabré hacia dónde ir?

—Tranquilo, para cuando sea el momento, tendré los planos del lugar. Las Lomas en su mayoría fue construida por la empresa de Carlo Hinojosa, cuando empezamos a sospechar de él, logré descargar planos, documentos y un sinfín de cosas de sus construcciones. Con que me dé el nombre del lugar, tendré todo preparado. Para saber la localización de Mary, le colocaremos un localizador adentro de ella.

—¿Cirugía? —dijo un poco espantada, recordando cómo el Sr. Carlos la tenía.

—Supositorio. No te preocupes. —Peló los dientes.

—Bien, tú estarás transmitiendo desde dónde.

—Puedo hacerlo desde el cuarto de pánico, con el alcalde. Para cuidarlo, y en caso de que nos pase algo, también transmitirlo.

—Entiendo, y... ¿quién será el otro cebo, y qué debe hacer?

—El otro cebo debe ir con Duarte. —Ambos se quedaron completamente callados.

—Espero no sugieras que sea Sky.

—En realidad, no sé quién podría ser. Sugeriría a Noa, que ya ha hecho esto antes, pero...no sé, no creo que Jonathan esté de acuerdo, porque Noa accedería sin problema alguno.

—Quisiera ser yo —resopló Balaam, frustrado de ser tan...feo, y no poder hacer ese tipo de trabajos—. Ese infeliz, intentando replicarme de una forma asquerosa, provocando que lo que hacía, pierda sentido.

—Apenas llegue Jonathan y Noa, les comentaremos el plan.

—Me siento inquieto —musitó Jonathan desde su cama.

Ya habían discutido el plan, y claro que él se negó rotundamente, pero Noa le insistió que era buena idea, que él podría. Intentó negarse, pero Noa sólo repetía el: "Soy bueno en lo que hago, siempre me dejas. Déjame esta última vez".

—Lo sé, amor —suspiró Noa, con los ojos cerrados, abrazándose del desnudo pecho ajeno—. ¿Ya hablaste con ellos? —preguntó, mientras sus dedos acariciaban su piel.

—Sí, dado lo que ha ocurrido este par de días, me creyeron todo. Creen que fui como perro con la cola entre las patas.

—Oí cómo les hablaste, no estabas mintiendo del todo. ¿Tienes miedo? —Abrió sus claros ojos, acariciando su mejilla.

—...—No dijo nada, sólo cerró los ojos mientras sentía esos suaves dedos pasearse—. No, no tengo miedo. Eres demasiado bueno en esto, incluso mejor que yo —susurró, abriendo su mirada, para clavarla en él—. Juro, que después de esto, no me meteré más en problemas.

—Suena difícil de creer —dijo entre risitas—. Eres fan de ser un cretino abusivo. Por eso te amo tanto —suspiró, enamorado de esa personalidad tan gatuna que tenía su precioso —. Anda, hay que dormir. Han sido algunos días de planificación, y mañana será el gran momento.

—Sí, mañana será el gran momento. Si de verdad nos protege el jefe de ese idiota, prometo llevarlos a todos de vacaciones —sentenció, acurrucándolo para llenarlo de besos—Te amo tanto.

Los Cuatro JinetesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora