NEVERLAND (+18)⭐

🦋CAPÍTULO 42🦋

 🦋CAPÍTULO 42 🦋

‹‹ ¿Munné y Trian? ››

ALIXEN OSUNA

Mire mi reflejo en el espejo una y otra vez, pensando si mi atuendo era demasiado revelador, al mostrar mi espalda. Nunca antes había salido de fiesta, así que en mi closet no había mucho de donde escoger, lo que me hizo agradecer tener el regalo de mamá, el cual fue un vestido de manga larga de negro con estrellas blancas y la parte inferior del vestido suelto. Al principio estaba muy entusiasmada de estrenarlo, hasta que al vestirlo descubrí que la espalda era descubierta y me quedaba a la mitad del muslo.

Deje viajar mi atención al closet y la ropa que reposaba en mi cama, aunque deseara ponerme algo menos revelador para mi comodidad, no tenía nada, más que jeans y blusas, o conjuntos deportivos.

—No seas tonta, te ves linda, no importa si muestra más de lo normal —me dije frente al espejo.

El sonido de un mensaje entrante en mi móvil me hizo alejarme del espejo. Al abrirlo, vi que es Hiram, que de nuevo muestra su preocupación por mi asistencia a la fiesta, dado que Mey no iba a poder ir al tener que visitar a sus abuelos, algo que la hizo lloriquear toda la semana y odiar a sus padres por no permitirle quedarse sola en casa o conmigo. Ellos eran bastante sobre protectores al ser hija única.

Le respondí con un bien a su consejo de no beber nada y lance en celular a la cama, para seguido acercarme a la venta y ver en la piscina llena de estudiantes jugando luchas. Las pelotas volaban y rebotaban por todos lados. Mey no va a ir a la fiesta, Hiram no desea que vaya, pero ¿por qué quiero ir ahora luego de negarme tanto?

Esto sería una locura, porque por primera vez iría a una fiesta durante la preparatoria. Y no cualquier fiesta, sino una fiesta organizada por Connec, quien brinda las mejores fiestas de pueblo y la ciudad. Tal vez mi razón de ir, es la simple curiosidad.

Me puse los botines azul marino, tome mi bolso y heche un poco de perfume antes de salir de mi habitación.

—No hagas nada estúpido, por favor —me rogué a mí misma.

Mientras descendía por las escaleras, las miradas de mis hermanos se centraron en mí, para después entrecerrar los ojos.

—Cariño, ¿Qué linda te ves? —a mamá se le iluminaron los ojos al ver que me regalo.

—Ve a cambiarte eso —dijeron al unísono los gemelos.

—¿Disculpa? —lucí estupefacta— y ustedes quienes se creen para decirme como vestir o que hacer.

—Somos tus hermanos, ahora ve y cámbiate eso, es demasiado revelador —Gey señaló lo corto de mi vestido con una pizza en su mano.

—Obedece, si no te obligaremos —advirtió Emil con voz dura, tomando en sus manos el aderezo de la pizza.

—¡Niños! —gritó mamá, lo que sobresalto a ambos— ¿Qué demonios les sucede?, su hermana ya es mayor de edad, puede decidir cómo vestirse, además, esa ropa le sienta muy bien, se ve sexi —me guiño un ojo.

—Mamá —me mostré avergonzada.

—Ahora ve a la fiesta y disfruta. Pero nada de alcohol ni drogas, entendido. —Asentí—. Bien, ¿Quién te traerá? —preguntó. Fruncí el ceño.

—Mamá, la fiesta es a lado, creo que puedo llegar y regresar sin ningún problema.

—Tienes razón, pero es que es tu primera fiesta, y es algo extraño y emocionante.

Reí por su forma de decirlo, y avance a la salida, pero antes de llegar a ella, Emil se puso de pie de golpe y corrió hacia mí, colocándose frente a la puerta.