🐺 CAPÍTULO 50 🐺
‹‹Soy Alixen Osuna››
ALIXEN OSUNA
Avanzaba por el comedor, pensando en mi caótico fin de semana y como mi familia pensaba que había perdido la virginidad con Munné. Sí, así de bromista era el mundo.
Al llegar a la mesa, la incomodidad me invadió, al estar Jess como siempre con su atención fija en su libro, de seguro de fantasía. Observe como tomaba con distracción una papa de su charola y llevaba a la boca, lo que despertó un fragmento de lo que hizo con ella hace unas noches.
—Te vas a sentar o no —dijo Jess con una pequeña sonrisa en sus labios.
Sin prestarle atención, me senté y centré toda mi atención mi charola de comida. La cual no me parecía apetitosa, al sentir un nudo en el estómago.
—Como van tus planes de esta noche —preguntó Hiram.
Me giré hacia él con entusiasmo, ya que hoy habría una lluvia de estrellas.
—Bien, no puedo esperar para capturar... —me interrumpí al notar que tenía el labio partido y un moretón en el ojo. No tuvimos las primeras clases juntos, así como tampoco se vino en el camión al quedarse dominó— ¿Qué te paso? —me acerqué a él y tomé su cara entre mis manos, examinando las heridas.
—Escuche que tuvo una pelea con Connec —expuso Mey, quien dejaba su charola a lado de la mía y sentaba—. Así como que a ti te visitó Munné.
Jess levantó la vista del libro que leía, volviendo a existir para él. Nuestras miradas se conectaron y sentí como algo dentro de mí despertaba, algo que me provoco escalofríos.
—Parase que usted dos nos deben una buena explicación a ambos —agregó Mey, señalándose a ella y a Jess.
—No es nada —dije.
—Lo mío tampoco —dijo Hiram, lo que me hizo mirarlo. Si yo no hablo, él tampoco.
Quería discutir con él, y decirle que me dijera la verdad, pero me pediría lo mismo, por lo que me limite a ponerme a comer.
Al ver que no contestaría mi pregunta, solté un suspiro y libere su rostro.
—Por cierto, Alixen, no voy a poder ver la lluvia de estrellas, tengo que ayudar a mi madre con algunas cosas, lo siento —se disculpó Mey.
—No hay problema, Hiram...
—De hecho tengo algo que hacer, lo siento.
La decepción me invadió.
—Qué tal, si Jess te acompaña, no tiene nada que hacer hoy, ¿no? —le preguntó Hiram.
Mey miró a Jess con cierta diversión, porque sabía que se negaría, pero yo tenías mis dudas, así que lo miré con temor.
—Bien —dijo. Lo sabía, me quiere fastidiar.
—Si se matan esta noche, será tu culpa —bromeo Mey, mientras mantenía una sonrisa algo amarga en sus labios.
La miré, si en verdad le gusta Jess yo...
—No tienen de que preocuparse, ella va a disfrutar mientras la apuñalo.
Me ahogué con el puré de papá, al percatarme del doble sentido de sus palabras.
—Hablo en serio, necesito que se lleven bien, ambos son mis mejores amigos, y los quiero —dijo Hiram—, no me importa el pasado de los dos, ya son adultos, compórtense como uno.
Oh, y vaya que lo hicimos el sábado. Note que Jess parecía pensar lo mismo, porque la comisura de su labio se curvó, en un intento de reprimir una sonrisa.
—Bien, pero solo lo hago por ti —dije a Hiram—. Te veré a las 9:00 p.m. en mi casa, y sé puntual.
Jess torció la boca, con una sonrisa maliciosa. Algo que me decía que llegaría tarde a propósito para molestarme.
🦋🦋🦋
Murmuraba Angel de Sarah McLachlan, al mismo tiempo que se reproducía en la radio, mientras revelaba foto en la charola. Mi canto cesó al ver que como la imagen de Jess recostando en el campo de fútbol con una sonrisa curvando sus labios. Pensé que había eliminado esa foto, al ser de hace dos años. De la primera vez que me atreví a tomarle una foto y admití a mí misma que era atractivo.
Me sobresalté cuando la puerta se abrió. Miré a Connec y mi corazón se aceleró.
—¿Qué haces aquí? —pregunté en casi un susurro.
En vez de darme una repuesta, miró con atención las fotografías colgadas, en su mayoría suyas. Al ver mi intención de quitarlas, me detuvo.
—No importa —dijo sincero— sé que son para vender —agregó.
—Hay algo que quieras decirme, solo te acercas cuando es así —mencione.
—Sí, quiero hablar de Jess.
—De nuevo —agregué con cierta decepción y cansancio.
—Alixen, en serio, él es peligroso y te va a lastimar...
—Al igual que tú —solté con enfado— Sabes que estoy enamorada de ti, y aun así te acercas a decirme que me aleje de Jess, ilusionándome de saber que te importó, para después romper esa ilusión diciendo que no podemos estar juntos.
—Alixen...
—Recuerdas el momento en que te alejaste de mí luego de concluir la primaria, cuando te cambiaste de clases de música para no estar en un mismo espacio, o aquel cumpleaños en donde me corriste frente de todos, diciendo que no me conocías, que era una pobre que iba en busca de comida gratis —sentí mis ojos arder—. Yo sí los recuerdo muy bien, porque cada uno me rompió el corazón... —un nudo se formó en mi garganta—. Recuerdo cada momento que he pasado contigo, bueno o malo, y no tienes idea de cuanto lo detesto —las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos—. Deja de pedirme que me aleje de Jess y aléjate tú de mí, porque eres quien me lastima, mientras Jess es quien... —Calle, por el pensamiento que cruzó por mi memoria. Jess me hace enfadar, pero también reír. Él me distrae—. Vete —regresé mi atenció a Connec— ahora soy yo quien te pide que te alejes, esto jamás iba a funcionar, tenías razón, somos de mundos diferentes, ahora lo entiendo.
Y Connec lo hizo, salió de mi cuarto y las lágrimas brotaron con más intensidad, pero las limpié con rapidez y negué a seguir llorando por él. Porque esta vez iba en serio, renunciaba a Connec, porque aunque mi corazón palpito a mil por hora por él, no iba a perder la razón de nuevo. Porque soy Alixen Osuna, hija de una mujer que fue maltratada, hija de un hombre violento con adicciones, hermana de gemelos sobre protectores, amiga de un chico fantástico que me ha ayudado a salir adelante en los momentos más duros que he pasado, amiga de una chica con inseguridades que permito que me humille, hermanastra de una chica que la odia a muerte. Mi vida es difícil, y no merezco lastimarme al aferrarme a alguien que no me quiere a su lado, ya ha sido suficiente de esta estupidez.
GRACIAS POR LEERME
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NEVERLAND (+18)⭐
FantasyCuando era pequeña, mis padres solían contarme historias de terror, y cuando no obedecía, decían que el lobo, bruja, o el cazador de almas vendría por mí. Su amenaza se sentía tan real que lloraba con intensidad o solía tener pesadillas. Al crecer...