🦋 CAPÍTULO 27 🦋
‹‹Ninguna rivalidad es eterna››
ALIXEN
Al llegar a la casa de la abuela, su mascota, Mía, me recibió. Me incliné para acariciarla, y despegar un poco mi mente, que no deja de preguntarse por qué Connec fue amable conmigo, se disculpó e incluso deseo feliz cumpleaños, cuando nunca antes lo hizo, no al menos desde hace seis años.
El ladrido de la mascota de mi abuela, Mía, me aturdió un poco, distrayéndome por un segundo. Me puse de cuclillas y la acaricié. Al escuchar el sonido de la puerta abrirse, levante la mirada.
—Vamos corazón —me apresura la abuela.
—Yo también me alegro de verte abuela —digo divertida, avanzando a la entrada.
Le entregué las bolsas y ella evaluó el contenido.
—Gracias, cariño —me sonrió.
—No hay de que, solo espero obtener algunas galletas —menciono y ella ríe.
—Por supuesto.
La escaneé de pies a cabeza, porque a pesar de la hora, no traía su pijama.
—¿Va a salir? —pregunté.
—Oh, no, no, vendrá una amiga. Es tarde, pero quería hablar conmigo. De hecho, no tarda en llegar —miró detrás de mí.
—Bien, en ese caso nos vemos, buenas noches —le doy un beso en la mejilla y alejo de ella.
Mi reloj marcaba las once de la noche, es mejor que me apresure a volver a casa, mi pueblo es pequeño, y tranquilo, pero nunca sabes que loco te puedas encontrar, y al tomar en cuenta que la abuela vive a las afuera del pueblo, el riesgo va en aumento, pero no podía pedirle que me llevara a casa en su auto si tiene visita.
Con intención de llegar más rápido a casa, decidí acortar el camino, adentrándome al callejón que me llevaría al pequeño parque Marbella, pero mientras lo atravesaba me arrepentí al parecerme escuchar algunas pisadas y gruñidos.
Los gruñidos cada vez se escucharon más cerca, por lo que cuando vi salir un lobo de la parte izquierda del bosque y colocarse en medio del camino me detuve. Era una clara señal de que me estaba impidiendo el paso, y rodearlo o retroceder no eran las mejores opciones.
Comencé a tener miedo, pero al mirar sus ojos y su pelaje mi temor se esfumó, como si se tratara de una vela con una llama que se apaga tan pronto le soplas. Es realmente bello, su pelaje es blanco y sus ojos son de un azul intenso, resultándome familiares. Pero el recuerdo de mi padre ser arrastrado por uno y después encontrar su cuerpo desmembrado me trago a la realidad, haciendo surgir el miedo.
Él comenzó a dar pasos hacia mí, resultándome cada vez más grande. Retrocedí un paso cuando me mostró sus colmillos, dispuesta a correr, pero pise una rama que lo puso en alerta, por lo que corrió hacia mí, impulsada por la adrenalina corrí. Pero fui detenida de golpe cuando alguien me sujeto con fuerza y colocó detrás de él. El animal se detuvo y miró al chico frente a mí. Nos gruñó, y por un momento pensé que se echaría encima de nosotros, pero retrocedió y se alejó corriendo.
Perdí las fuerzas de mis piernas y caí al suelo, con el corazón acelerado, sintiendo que no podía respirar.
Mi salvador se puso de cuclillas e inclinó a mí, apartando el cabello de mi cara. Levante la mirada, encontrándome con unos ojos oscuros.
—¿Estás bien?
—Jess —susurré, aun sin aire.
—No, soy el leñador —dijo, escenificando Caperucita Roja.
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NEVERLAND (+18)⭐
FantasyCuando era pequeña, mis padres solían contarme historias de terror, y cuando no obedecía, decían que el lobo, bruja, o el cazador de almas vendría por mí. Su amenaza se sentía tan real que lloraba con intensidad o solía tener pesadillas. Al crecer...