🦋 CAPÍTULO 43 🦋
‹‹Jess y su edificio abandonado››
ALIXEN
Connec me correspondió de inmediato, así que lo guie a la cama, aventándolo a ella, para seguido subir sobre él y tirar de la sabana de la cama, cubriéndonos, señal que espera que los chicos entendiera.
—¿Qué haces? —preguntó Connec, intentando escapar de las sabanas.
No le di repuesta y forcejé con él, para mantenernos bajo la sabana, pero en pocos segundos logró quitarme de encima de él y liberarse de la sabana. ¿Por qué tiene que ser tan fuerte?
Por suerte, los chicos ya no estaban en la habitación, algo que me dio alivio.
—Te hice una pregunta —Connec llamó mi atención, pero sin aún brindarle repuesta, solo una mirada, se llevó una mano a la cabeza, frustrado, para seguido soltar un suspiro— Alixe, ya te dije que entre ambos no puede suceder nada, que mantengas distancia de mi tanto como de Jess, ¿por qué te es tan difícil obedecer? —preguntó.
—Por ambos están en todos lados —respondí—. Ambos son mis vecinos y compañeros de la escuela, no son fáciles de evitar, pero si lo que te preocupa es que me relacione con ustedes de manera sentimental, estás equivocado, el besarte no significo nada, no volverá a suceder —me puse de pie y salí de la habitación.
Admito que su rechazo me seguía doliendo, y en verdad deseaba que pronto me dejara de doler.
Antes de llegar a la salida, para buscar a Hiram en el jardín, tropecé con el maldito escalón de la entrada, pero gracias a alguien que estaba cerca no caí.
—Gracias —mire a mi salvador y me encontré con Jess.
—Siempre eres tan torpe cuando estoy cerca —preguntó.
—Es que me encanta caer en tus fuertes e increíbles brazos —dije con sarcasmo, y para mi sorpresa sonrió.
—Sarcasmo, ¿eh?, me agrada
—Espera, ¿Jess Reis acaba de decir que le agrada algo? —fingí emoción, y saqué mi móvil —. Vamos, dilo de nuevo, nadie lo creerá sin evidencia.
Puso los ojos en blanco, y apartó la cámara de su cara.
—Eres una tonta —murmuró divertido—. Vamos, te acompaño a casa —propuso. Lo miré con confusión.
—Vivo a lado, puedo llegar a salvo sola.
—Claro, por eso estabas a punto de deformar más tu rostro momentos atrás —expuso. Me crucé de brazos.
—A ti con la edad no se quita lo idiota, ¿verdad?
—Cuando se te quite lo fea, dejaré de ser idiota, Pinky promise —colocó su meñique frente a mí. Sonreí.
—Espera, tú no eres así de gracioso, ¿acaso está ebrio? —Se escogió de hombros.
Lo miré con interés, ¿cómo es que mantiene el glamur tan ebrio?, pero, sobre todo, ¿cómo se embriagó tan rápido? Tal vez ya lo estaba cuando crucé camino con él, pues me tomó una foto y resbalo, cosas no propias de Jess.
—Vamos —comenzó a avanzar—, Hiram me pidió de favor llevarte a casa—. Él tuvo que irse, y no quiere que te quedes sola.
Nos detenemos al llegar a mi casa.
—Bien, ya estoy aquí, segura y a salvo, puedes irte —dije, pero no se movió de su lugar. Lo miré con expectación—. ¿Qué?
—No me vas a invitar a pasar por una tacita de café.
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NEVERLAND (+18)⭐
FantasyCuando era pequeña, mis padres solían contarme historias de terror, y cuando no obedecía, decían que el lobo, bruja, o el cazador de almas vendría por mí. Su amenaza se sentía tan real que lloraba con intensidad o solía tener pesadillas. Al crecer...