🦋 CAPÍTULO 41 🦋
‹‹Placer vs alcohol››
Trían Gonzales
La fiesta de bienvenida por fin había llegado, y Connec como siempre, tenía una excelente organización, sin mencionar que todos parecían divertirse a pesar de que no pasaban de las ocho, en especial Munné, quien lucia bastante ebrio y besaba con posesión a una pelirroja, cerca de las escaleras. No entendía por qué actuaba de esa manera, se supone que es gay, más toda la semana, lo he visto con una chica diferente, encerrándose en los baños o salones. Y eso me hizo preguntar si su actuar era por apariencia, placer o decepción, por su ruptura con Tyler.
—Ve con él, no luce bien, así que no lo pierdas de vista —ordenó Connec, al ver que Munné se apartaba de la chica y subía tambaleante las escaleras.
Si algo tiene Connec, es que es muy precavido, por lo que aunque esta fiesta llegue a un punto que parezca un caos, no es en realidad así, pues Connec nunca pierde el control, pues sus sentidos lobunos siempre estaban despierto. Eso caracterizaba a los que nunca habían ensuciado su sangre durante siglos y provenían de grandes linajes, tan antiguos como la misma existencia del ser humano. En ellos no existía la simpleza humana, era completamente lobos.
Deje el vaso sobre la mesa y fui detrás de Munné.
Al llegar al segundo piso, deje viajar la mirada por el pasillo, el cual estaba prohibido para las visitas. Al ver que por el pequeño espacio del suelo y la puerta que pertenecía a la habitación de Connec, se colocaba una leve luz, me dirigí a ella y abrí la puerta, en donde efectivamente estaba Munné recostado en la cama, con los ojos cerrados, mientras la pelirroja lo mirada decepcionada.
—Sal de aquí —ordené.
Al quedar solos, me acerqué a él para despertarlo y llevarlo a un cuarto de visita, porque Connec ocuparía esta habitación más tarde con alguna chica, pero al inclinarme, mi mirada se desvió a sus labios húmedos y sonrojados, recordado su sabor y roce. Lleve mi mano a ellos, pero antes de poder tocarlo, me sujeto de la mano, sobresaltándome.
—¿Qué crees que haces? —Preguntó.
—No, ¿Qué crees que haces tú?, has bebido demasiado, y casi te tiras a alguien en la habitación de Connec —me liberé de su agarre y señalé el lugar.
Sin darme repuesta, intentó ponerse de pie, pero fallo.
—Demonios, tengo que irme a casa —murmuró, llevándose el brazo a los ojos, cubriéndolos.
—Concuerdo contigo, pero primero necesitas hablar conmigo o Connec, has consumido tanto alcohol en tan poco tiempo que mira como estás, sin mencionar que te has comportado muy extraño durante la semana —expuse.
Él soltó un suspiro y apartó su brazo del rostro.
—Soy un monstruo —respondió con repudio y tristeza— Soy igual que él, lastimo, asesino, yo... —negó levemente, y seguido se puso de pie de nuevo—. Debo irme.
Lo sujeté con fuerza para ayudarlo a mantener el equilibrio.
—Mejor te llevo a una habitación de invitados, no puedes ni mantenerte quieto, si te vas así a tu casa, tu padre te castigará.
—No importa, debo estar allá. Porque ahí debe iniciar el cambio —murmuró—. Debo renunciar a todo, solo así nadie correrá riesgo. Papá dejará de tener problemas, tú estarás más seguro... —se fue hacia enfrente, quedando su cabeza sobre mi pecho.
—Munné —lo sujeté con más fuerza. Es muy pesado.
—Debiste darme una paliza —murmuró— lo merecía por lo que te hice, estar ebrio no me justificaba, ni siquiera no recordarlo.
Me tensé, porque al parecer recordaba lo que paso aquella noche.
—Debías golpearme —se apartó de mí y miró—. Golpéame ahora —dijo tambaleante—Hazlo —tomó mi mano—, golpéame —exigió.
Lo contemplé con interés, desde su rostro sonrojado por el alcohol, hasta las lágrimas que comenzaban a deslizarse por sus mejillas, y sus labios rojizos e hinchados por besar aquella chica, más seguían luciendo tentadores
Estaba ebrio, la probabilidad de que lo recordara era escasa. Y quizás si lo hacía, el deseo disminuiría, o tal vez tenía razón Asch, solo era curiosidad. Me liberé de su agarre y guie al baño, ante lo nublada que sentía mi mente por el deseo, y obligué entrar, pegándolo contra la barra del lavabo.
—Qué...
Sin poder tener más el control, lo sujeté de la nuca, trayendo su boca a la mía.
Munné me correspondió, y permitió sentir de nuevo su grosor, suavidad y humedad, una sensación que no podía comparar con otra boca, y eso me hacía sentir más frustrado, porque detestaba que en verdad lo estuviera disfrutando, que el solo hecho de tenerlo de esta manera me Excitará tanto, que deseara borrar todo rastro de aquella pelirroja. Pensamiento tras pensamiento, despertaron mi sentido de huida, pero antes de aparte de él, su lengua se introdujo a mi boca y rozo la mía, nublando mi mente por el deseo, a un punto que me pague más a su cuerpo, y sentí su erección tocar la mía que causo un escalofrío de placer, al momento que atrapaba mi lengua con sus labios, creando una breve succión que me hizo vibrar de pies a cabeza.
De pronto, él se retiró y contempló en silencio. No sé qué pasaba por su mente, pero al ver que dirigía su atención a la puerta, con intención de marcharse, tiré de él y volví a besar.
—Trían, estoy ebrio —dijo entre mis labios.
—Lo sé —lo pegué a la pared
—Tengo que irme —dijo, pero comenzó a rozarse con mi erección, algo que mando descargar de placer por todo mi cuerpo y puso a un más duró— Demonios —maldijo, para seguido girarme y pegarme contra la pared.
Su húmeda boca besó mi cuello y nuca, mientras su excitación se pegaba a mi trasero y mano se deslizaba por mi pantalón, hasta llegar a mi miembro, el cual tan pronto fue envuelto por la tibiez de su mano altero aún más mi respiración.
Cerré los ojos, y perdí en las sensaciones de sus besos húmedos, de su erección rozándose en mi trasero y su mano deslizándose por mi miembro.
—¿Por qué estás tan excitado?, ¿Por qué no me apartas? —susurró en mi oreja.
Jadee, cuando mordió mi oreja y sus movimientos fueron más rápidos.
—Espero que seas consiente de lo que estamos haciendo —agregó, sin detener los movimientos de su mano, que cada vez más me llevaban al éxtasis.
—Estoy más consiente que tú —dije con voz agitada, y sentí sus labios curvándose en mi cuello al depositarme un beso.
Mi cuerpo comenzó a tensarse cada vez más, al igual que mi respiración se volvió más descontrolada a un punto que amortiguaba la música a nuestro alrededor. Apuñe mi mano contra la pared, al saber que no podía soportarlo más y fue así, porque me libere en segundos sobre la mano de Munné y ropa interior.
—Buen chico —dijo Munné, girando hacia él, para besarme de nuevo, sin permitirme tomar un poco de aire.
NOTA DE AUTOR
Uff, las cosas entre estos se puso algo caliente, veremos que pasa el día siguiente🤭
ESTÁS LEYENDO
NEVERLAND (+18)⭐
FantasiCuando era pequeña, mis padres solían contarme historias de terror, y cuando no obedecía, decían que el lobo, bruja, o el cazador de almas vendría por mí. Su amenaza se sentía tan real que lloraba con intensidad o solía tener pesadillas. Al crecer...