NEVERLAND (+18)⭐

🦋EPÍLOGO🦋

CONNEC TOLEMAN

Bajo la luz del novilunio, el bosque danzaba al ritmo del viento, mientras un grupo de personas me observaba de pie sobre la roca sagrada al borde de un barranco, vistiendo túnicas blancas, rojas, negras y verdes, que representaban su manada.

Hoy recibía el título oficial de beta, sin llevar a cabo el combate, aquel en donde todo lobo joven de dieciocho años luchaba por el título, mostrando su fuerza y dominio, que no solo lo convertía en la mano derecha del alfa, también en el lobo encargado de los jóvenes, y próximo sucesor del alfa cuando cumpliera los veinticinco años, pues ser descendiente de dos linajes tan antiguos, me colocaba en la línea más alta de la sociedad de lobos.

Legendarios pura sangre, así nos llamaban. Y nadie se atrevía a desafiarnos, por el poder que poseíamos, pues nuestra sangre nunca había sido mezclada con la humana. También estaban los Inmera, que no dejaban de procrear con humanos y al final de la cadena los omegas; humanos convertidos en lobos. Y era por ese poder que los pura sangre eran los representantes de todo lobo en el mundo, los que se encargaban de que las reglas se cumplieran y castigar a aquel que las violara. Un cargo que yo no deseaba tomar, pero que no estaba en mis manos negarme, como el hecho de convertirme en alfa siendo tan joven, incluso el alfa actual no podía atreverse a decir que no era apto, pues ser un Legendario valía más que su palabra.

Una mujer, con túnica roja y rostro oculto detrás de una delgada tela negra, mejor conocida como la bruja de la luna, se abrió paso entre los presentes, acercándose a mí.

Arrugué la nariz cuando comenzó a rodearme y esparcir el humo con aroma extraño que desprendía una pequeña vasija. Parecía una combinación de yerbas e incienso.

—Cierra los ojos —ordenó.

Podía percibir como me rodeaba, impregnándome de ese desagradable olor. Pero no podía parar esto, porque así se supone que funciona la selección.

Ser Beta es un honor, pero no el hecho de que el ritual de selección de pareja sea ante todos los lideres pura sangre y las mandas de la comunidad, pues la presión era muy grande, porque la mayoría de los presentes, que eran padres, esperaban que al abrir los ojos el humo que me rodeaba se transformara en el rostro de sus hijas y los colocara en una mejor posición ante la sociedad de lobos. Así como los pura sangre esperaban que mi compañera de vida fuera un buen partido, digno de mantener nuestro legado. La cual, aun si no la conociera, ellos traerían hacia mí.

Pensé en Alixen, en nuestra despedida de esta tarde, en el dolor y decisión en su mirada. Aprecio a Alixen, y no negaré que siento amor por ella, pero soy un lobo que está por pasar por la selección, que destinara su lealtad y amor solo a una mujer, por ello, debía romper por completo sus esperanzas de algún día estar conmigo. Y quería hacerlo cuando aún lo amaba y me dolía su dolor, no cuando amara ya a otra persona y sus emociones me resultaran indiferentes.

—Concéntrate en lo que te rodea —dijo la bruja, percatándose de mi falta de concentración—. En el roce del viento, el sonido del agua cayendo, como el crujido del bosque causado por el viento. El aroma de humedad del suelo, como el de la madera y ramas que conforman un pino, pero, sobre todo, permite que su aroma se abra paso sobre todo eso.

Comencé a concentrarme cuando un aroma peculiar llegó a mí, sobresaliendo entre las mezclas de yerbas. Olía a primavera: cálido, dulce, floral, fresca. Olía a flores de tilo, que trajo consigo un rostro y risa. Abrí los ojos de golpe, y se reveló ante mí un rostro que conocía muy bien, para seguido ser borrado por el viento. Esto no puede ser.

Los murmullos se levantaron. Todos estaban tan sorprendidos como yo, porque elegí a la hija del traidor, uno de los causantes de la guerra de hace diez años, en donde murieron mis padres biológicos.