🦋 CAPÍTULO 30 🦋

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🦋 CAPÍTULO 30 🦋

‹‹Curando las heridas del lobo››


El ardor en mi cuello es insoportable, al punto de desear arrancar mi piel.

—Esto ayudará —Trian me entrego una bolsa de hielo.

La tomé de mala gana, molesto por tener que pagar por las acciones de mi padre. Pero Jess no se caracterizaba por ser alguien empático, sino inteligente. Algo que mi padre subestimo, y pago con creces, pues su legado es lo más importante para él, y Jess lo sabía perfectamente.

Y a causa de eso, ahora tenía la marca de Jess, que gritaba a los cuatro vientos que le pertenecía, y debía seguir sus órdenes al pie de la letra, aunque está sea lanzarme de un acantilado o asesinar a mi propio padre. Jess me había convertido en su esclavo.

No sabía si existía una manera de dejar de serlo, pues nunca un descendiente maldito ha liberado a sus esclavos, se han mantenido a su lado hasta su muerte.

—Debemos decirle a Connec —propuso Trían—. Quizás él pueda hablar con Jess.

—El alfa causo esto, y no puede hacer nada, al ser su castigo, ¿qué te hace creer que el Beta puede intervenir por mí? —cuestione—. Aparte, si Connec se entera, habrá más problemas entre ambos, sabes que no congenian muy bien. Y lo menos que queremos ahora, es que si lo ataca o hace algo contra él, también lo vuelva su esclavo, y se arme un caos con los legendarios por tomar a un pura sangre.

Trían me contempló por algunos segundos, para seguido soltar un suspiro, sentándose frente a mí en uno de los escalones de cemento.

—No podemos ocultarle esto por mucho tiempo, el alfa no puede ocultarlo —mencionó.

—Hará lo posible para que sea así, mientras tanto, ambos lo ayudaremos al mantener esto en secreto —dije.

—Bien —cedió Trian, aunque había duda en su mirada.

—Me voy a casa, necesito tomar una ducha —me puse de pie, aunque no deseaba irme a casa, en donde mi padre de seguro ya ha destruido la mitad de su despacho.

—Te llevo —escuché decir a Trian detrás de mí.

Sin darle respuesta, seguí mi camino, en dirección a una mansión que se sentía como muchas cosas, menos un hogar, que es habitado por una supuesta familia que en realidad son extraños.

Al salir del Moon, el frío aire de la noche golpeo mi cuerpo, pero mostré indiferencia, pues el ardor, levemente amortiguado por el frío hielo, tenía toda la atención de mi cerebro.

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ALIXEN OSUNA

Me encontraba escondida en el callejón de la casa, detrás de un arbusto. Había quemado el uniforme de papá. No había sido mi intención, yo solo quería ayudar.

Papá gritaba desde adentro de la casa, le gritaba a mamá. Nadie hacía nada, los vecinos no hacían nada, yo no hacía nada. Mis manos temblaban, de mis ojos no dejaban de brotar lágrimas. En un intento por amortiguar los gritos, cubrí mis oídos. Pero aun así los escuchaba.

—¡Alixen!, ¡Alixen, ven ahora mismo! —los gritos de mi padre se escucharon cerca de mí.

Cubrí mi boca en un intento de no hacer ruido, pero me parecía imposible, mis sollozos eran muy fuertes.

Contemplé las botas de mi padre frente a mí, sin esfuerzo metió su mano entre los arbustos y me sujeto del brazo, haciéndome salir. Mi rostro ardió al igual que mis brazos, cuello, y piernas desnudas, pues solo traía un vestido azul, que me había dado la abuela, y las ramas del arbusto eran filosas.

NEVERLAND (+18)⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora