♤16♤CYBERZONE

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Año 5.
10Ka, 50Ma.
Korbe.


No me percaté de cuánto me fui alejando. Tampoco era que corriera el riesgo a perderme pues las calles y las edificaciones desoladas cumplían el reglamento básico de construcción que se llevaba en la Tierra. Pero no debí apartarme y mucho menos, no debí violar la advertencia que Bastian había dado.

Me encontraba observando lo que debió ser una pomposa tienda en su momento de apertura cuando un niño apareció de la nada y causó mi sobresalto. Estaba sucio y despeinado, se le notaban las costillas y una barriga inflada seguramente por los parásitos. Mi primer error fue permitir que me diera lástima pero ¿a quién no? Debía resultar horrible vivir a tan solo unas millas de la capital más desarrollada en los cinco mundos y subsistir en tan lamentables condiciones.

—Oh... hola. Yo solo estaba viendo ¿Vives aquí?

El niño sombra se quedó observándome con profundidad. Sus ojos amarillos me hicieron sentirme más cerca de mi clan, pues aparte de Daysi nunca había conocido a alguien con el mismo color de iris. Entonces, tras un silencio prolongado extendió su manita flácida de la que observé salían tres dedos metálicos y solo dos de carne. Abrió la palma y se quedó esperando.

—Lo siento no tengo dinero —me disculpé encogiéndome de hombros.

El niño cerró la palma y la volvió abrir.

—Tampoco comida —agregué con el fin que se marchara. No tenía nada para él.

A pesar de mis negativas, dio dos pasos al frente repitiendo la acción con la mano por tercera vez. Sus intensos ojos amarillos se desviaron a mi mano. ¿Quería sostenerla? Se me encogió el corazón de pensarlo. Aquella criaturita con magulladuras en las rodillas, cubierta apenas con harapos debía llevar tiempo sin ver a un ser que no fueran las Sombras Olvidadas. A lo mejor no tenía madre o amigos, y evidentemente estaba falta de afecto. Así que le extendí mi mano para saludarnos.

Segundo error y este fue garrafal.

En cuestiones de milisegundos el demonio me mordió la mano con tal fuerza que se me aguaron los ojos. La aparté horrorizada pero sus dientes seguían clavados y parecía una piraña renuente a dejar escapar su objetivo. Comencé a gritar que me soltara y agitar la mano. Por los alrededores asomaron más ojos coloridos y todas las alarmas se me dispararon. ¿Y si me caían como una enjambre de caníbales? ¿Y sí me devoraban viva mientras nadie observaba?

Me armé de coraje y pateé al experimento infantil que soltó un gruñido de dolor tapándose el ojo. No me detuve a pensar nada inteligente, solo corrí de vuelta llamando a Forian. Tenía el corazón a millón y un susto que amenazaba con volverse perpetuo. Me dirigí al área donde nos habían interceptado distinguiendo a Forian y Bastian que ya estaba de vuelta. Al verme, mi guardián recortó la distancia desconcertado por mi lagrimeo y cuando sentí sus brazos oculté mi cara en su pecho.

—Khris...

—Él... ellos... —traté de explicar pero la voz temblorosa no cooperaba.

—¿Khristen qué ha pasado? —Sentí su caluroso abrazo y traté de calmarme.

—Me mordió —gimoteé.

—¿Qué?

—Por Lirne Khris. —Bastian me separó de Forian y tomó mi brazo para analizarlo—. Te dije que no confiaras en nadie.

LEGENDARIOS2️⃣MIENTRAS TE LLEVO CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora