LEGENDARIOS2️⃣MIENTRAS TE LLEVO CONMIGO

♤80♤GUIARSE POR EL CORAZÓN ES MÁS FÁCIL

Revisen el cap anterior por si WATTPAD no les avisó cuando lo subí ♛ (Siempre revisen)

Año 14
10Ka, 50Ma.
Jadre.

Dalila inspiró hondo mientras sus hermanas la miraban. Vanadey no lo hizo, su vista gacha demostró lo obvio.

—¡Tú lo sabías! —le reprochó aún asombrada Jaenice a Vanadey.

—¿A quién no le gusta sir Adrián? No puedes reclamarle a nuestra hermana —alegó Vanadey—. Tú misma lo dijiste, todos los seres del reino...

—Sí, pero Dalila ha contado sus lunares, conoce... conoce tantas cosas de él... —Jaenice reflexionó un instante en silencio, recordando todas las veces que Dalila le había rogado a Devian que la llevara a palacio.

Eso era lo que hacía en realidad. No visitar a Kyra, no recodearse con las cortesanas ampliando su popularidad, no. Dalila, la menor de las Dukor, empleaba el tiempo en estudiar, lo más probable sin que él lo supiera, a sir Adrián Bénjamin Kane como uno de sus prospectos matrimoniales. Era hasta gracioso, teniendo en cuenta que ninguna mente cuerda razonaría que el maestro de estrategias duraría soltero hasta que el plazo para casarse de Dalila se cumpliera, cuando la línea genealógica llegara a término final.

—Lo consideré como opción en mi frío cálculo, sí —aceptó Dalila alzando el mentón—. Como mismo consideré otros nobles. Sin embargo al interactuar con él, al conocerlo... —Cerró los ojos un segundo pero no tardó en abrirlos de nuevo y clavarlos en la prometida del sir—. Eso ya no interesa ahora. No es que me haya enamorado, y a fin de cuentas estoy muy feliz que vayas a tener un marido como Adrián Bénjamin. Es especial, Jaenice, no te imaginas cuánto. Incluso una dama tan conspiradora como yo se olvida de seguir un plan para permitirse disfrutar de su compañía. Con Adrián no hay que esforzarse, todo es tan fácil...

Jaenice no se podía creer lo que escuchaba. Adrián no era fácil, era difícil, y ella había tenido que aceptarlo. Pensaba que todos los que no le eran cercanos tenían una relación complicada con él. Y eso, de algún modo, hacía más ligera la carga de su peculiar personalidad; su prometida no se sentía tan marginada, después de todo, hacía poco que se conocían como pareja. Pero escuchar que su hermana menor admiraba un carácter como el de Adrián en vez de reconocer el defecto, la molestaba.

Tal vez en eso consistía el magnetismo de sir Adrián Bénjamin Kane: a unos les producía antipatía, a otros, pasiones profundas.

—No esperes que me quede callada cuando hablas de él como un mero objeto para escalar —continuó Dalila—. Y tampoco me recrimines cuando yo pienso del mismo modo sobre otros hombres que son superficiales porque como todas sabemos, nuestro destino nunca se ha basado en lo que desearíamos. Es injusto, Jaenice, para todas. Pero al menos tú conseguiste alguien maravilloso, no por ser miembro del Consejo Real, no por sus malditos cargos en la Corte, sino por lo que es como persona, su hermoso corazón. Cuando llegues a valorar eso, entonces te darás cuenta de la suerte que has tenido y te olvidarás de una vez por todas de esa necesidad de restregarle a las que te rodeamos el botín lucrativo que adornará tu cama.

Dalila no esperó a que ninguna le hablara. Simplemente salió por la puerta dando un portazo.

—Eso fue muy incómodo. —Lydia suspiró—. No le hagas caso, Jae —le dijo colocándole una mano encima del hombro—. Dalila siempre ha sido una niña calculadora que sabe lo que quiere y cuando alguien la aconseja en contra de sus intereses, ataca diciendo cosas hirientes.

—¡¿Acaso alguna reflexiona?! —estalló ahora Vanadey y tanto Lydia como Jaenice, que aún tenía los ojos húmedos, la observaron—. Están hablando de maridos como una pieza en su gran tablero de vida. Ninguna de ustedes piensa en amarlos. Las escucho hablar así y... y... —Vanadey casi se rompió con la última frase—. Dalila, tú Lydia, tú Jaenice —mencionó señalándolas—, critican a los varones por ser inmorales pero luego hablan de la misma forma que ellos lo harían de nosotras. Piezas, piezas para usar de la manera más conveniente. No hay diferencias y me dan asco.