♤24♤EL CAPITÁN MALTAZAR

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Año 5.
10Ka, 50Ma.
Bajo Mundo.

La muerte de Bastian supuso un durísimo golpe.

Hasta ese entonces creí que mi progreso en el plano daynoniano iba correctamente. Podía manejar mis poderes y había luchado con ellos. Le infundí fortaleza a un Alfa del clan Destroyers y sobrepasé un invierno sumido en densa oscuridad. Me había hecho pasar por loca para escapar de un sacrificio y había controlado una nave extraterrestre en medio del espacio. Pero esa muerte me sacudió violentamente, me recordó que a pesar de poseer poderes asombrosos seguía siendo una inútil para salvar otras vidas.

Me demostró mi poco valor como emperatriz, una que precisamente debía salvar vidas.

Herida y debastada me arrastraron al compartimento debajo de la popa del barco. Me llevaron por pasillos que se alumbraban con antorchas de fuego azul para tirararme en la celda más fría y acto seguido hicieron lo mismo con Forian. Echaron el cerrojo cubierto por algún experimento de hielo permanente y nos dejaron solos, sumidos en tristeza y en plena incertidumbre.

Entonces rompí a llorar.

—Khristen...

—No lo merezco Forian —sollocé—. Bastian, él... él no... —Tragué saliva y cerré los ojos—. Él ya no está y ha sido mi culpa, no merezco ser emperatriz. Merezco estas heridas, merezco sufrir.

—No te atrevas a culparte —regañó y abrí los ojos para ver su recudrecida expresión.

Noté que sus propias heridas estaban en peores condiciones que las mías; evidentemente él había recibido con más intensidad los latigazos.

—No dejaré que lo hagas porque no es de esa manera. —Suspiró y apoyó su espalda a la pared, mirando al techo—. Nunca debí dejar que subiéramos a bordo.

—Eso también fue mi culpa, yo insistí en ello.

—No debí permitirlo.

—¡Lo hubiera hecho de todas formas Forian! —grité con la culpabilidad pesándome en cada palabra—. ¿No me conoces lo suficiente? Sabes que lo hubiera hecho. —Me golpeé las rodillas—. Sabes que... que lo hubiera hecho...

El silencio se alojó entre nosotros y estuvimos los próximos minutos sin decir nada. El vaivén de las olas continuaba estrellándose contra el barco, aunque yo sabía que lo que hacía tambalear el Atroxdiom era el cruce de vientos de los diferentes puntos cardinales, porque este debía mantenerse flotando salvo raras ocasiones. Uno de estos vientos entró por la ventana alta que reposaba sobre nuestras cabezas y se quedó frente a mí con la intención de formar una figura.

Esa figura...

Fruncí el ceño y tomé una piedra cercana para tirarla contra la manifestación. No tenía ganas de ver aquello, fuera o no creado por mi mente era lo que me había incentivado a parar allí.

—¿Y si la profecía sí se refiere a lo que todos se refieren? —indagué desolada.

—¿Qué estás insinuando?

—"Un nacido de la prole de los reales ejercerá la supremacía absoluta sobre el reino de los tres soles —empecé a recitar—. Gobernará los cinco mundos y su dominio no tendrá fin. Juzgará con mano de acero e impondrá con sangre su voluntad" —Tragué más saliva—. ¿Y si realmente mucha sangre ha de derramarse para que me siente en el trono supremo? ¿Y si todavía faltan vidas por pesar sobre mis hombros? —Reprimí otro sollozo—. Y si... ¿si pierdo mi alma como Aaron y Eskandar y me convierto en una emperatriz tirana?

LEGENDARIOS2️⃣MIENTRAS TE LLEVO CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora