♤18♤NO TE ENAMORES DE UN DESTROYADOR

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Año 5.
10Ka, 50Ma.
Korbe.


El imperio androide que habían construido los dígitos era impresionante, tanto así que una pequeña parte de mí deseó quedarse al menos unos días. Pero cuestioné el deseo de inmediato pues no estaba de vacaciones por Irlendia, sino en medio de una guerra universal que debía llegar a su fin. Por tanto agradecí cuando nos trasladaron en drones de gran tamaño a una casa-habitación desocupada y me sorprendí en el momento que Siete se despidió con un abrazo.

Comimos alimentos diferentes a los acostumbrados pero deliciosos, nos dimos un baño y nos acomodamos en camas independientes. Aquella casa-habitación era inmensa, repleta de gruesas cortinas y un sofisticado sistema de voz. En el ambiente se esparcía un olor que mezclaba elegancia y personalidad, no muy dulce, dando sensación de calidez increíble, todo en una armonía exacta a la distribución del espacio.

Era el aroma del futuro.

—Bueno, ha sido un día largo pero finalmente conseguimos la oportunidad de salir de aquí —dije a modo de despedida antes de cerrar las cortinas que le daban privacidad a mi cama.

—Hubiese preferido mi plan —confesó Bastian—, pero tuvimos el imprevisto de la mordida y los dígitos se aprovecharon...

—Tranquilo, estoy con vida y un paso más cerca de Jadre —dije por encima de un ruido rebote que se escuchaba de fondo.

Entonces mi vista se trasladó a la dirección del sonido, y me concentré en Forian que se mantenía acostado boca arriba lanzando una pequeña pelota al techo. De allí se desprendía también resplandor que era notado entre las luces tenues del lugar. La casa-habitación estaba casi oscura, lo que sorprendentemente me parecía agradable por el hecho de la hora y el cansancio.

—Bastian, ¿qué hubiese pasado si Siete no me sacaba el veneno?

—El veneno hubiera llegado a tu corazón, contagiándote con el virus—limitó.

—Qué hace el virus, en detalles —insistí.

—Ya sabes, todos los virus son malos... —evadió volteándose al lado contrario, dispuesto a dormir.

El sitio se quedó casi en silencio, a excepción del ruido rebote de la pelota que Forian lanzaba al techo. Sin embargo detuvo el movimiento de repente, aunque su mirada seguía fija arriba.

—Los infestados con el virus pierden por completo la razón y se vuelven peligrosos, por los que hay que sacrificarlos —contestó el destroyador y Bastian se tapó con la manta la cabeza.

Al parecer le era espinoso el tema.

—Me alegra que se haya atajado a tiempo —suspiré tranquila porque a pesar de haber tenido el veneno, no estuvo fluyendo lo suficiente para desarrollar el virus—. ¿Tú sabías también a lo que nos exponíamos Forian? —indagué incapaz de entender que no estuviese tan cauteloso entre las Sombras Olvidadas.

—La verdad jamás imaginé que el temido virus de Irlendia fuese producto de las Sombras —declaró sin mirarme—. Todos los mundos han escuchado del virus pero pocos irlendieses conocen su origen. Yo lo supuse cuando fuiste mordida.

—¿Has visto las consecuencias de cuando se esparce la infección?

—Pues es algo asqueroso —se obligó a recordar—. Para empezar te consume los ojos y se te quedan las cuencas vacías. También succiona el calcio y colágeno de tu organismo, producto a esto, se te caen los dientes y las uñas.

LEGENDARIOS2️⃣MIENTRAS TE LLEVO CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora