♤53♤ "EL ARROGANTE QUE NO DEJAS DE QUERER"

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Año 9
10Ka, 50Ma.
Jadre.

Detrás de la puerta había un espacio estrecho y corto, como un pasillo curvo iluminado levemente por dos antorchas a cada lado de la pared de piedra. Al final se levantaban dos rejas de hierro revestidas con aislante. Di pasos vacilantes y recorté toda la distancia hasta situarme justo enfrente de la primera.

El calabozo no estaba tan mal. Se dividía en dos partes por otra reja para separar un hoyo donde se dejaban las necesidades, y del otro lado una cama personal acompañaba a una pequeña mesa de madera con un banco. Sin embargo Arthur no se encontraba en ninguno de esos lugares, sino en el suelo.

Estaba con las piernas estiradas, su cabeza apoyada en la pared trasera y los ojos cerrados. Al más mínimo movimiento mío, abrió el ojo derecho y sonrió.

—Vaya, al fin tengo la dicha de contar con que su hermosa Majestad venga a la penitenciaria de los pecadores a visitarme.

Suspiré hondamente. Me vi tentada a sonreír, pero recordé mis años de entrenamiento; no podía dejar que Arthur me viera vencida por palabritas simples. Sí, sí me tenía a sus pies, aún la melodía y letra de la canción de su iPhone abarcaba mi cabeza. Pero yo no podía permitir ponérselo tan fácil. Habíamos tenido un reencuentro intenso, es cierto, pero existían circunstancias atenuantes, enigmas demasiado pesados como para evadirlos. Yo era una persona diferente, y evidentemente Arthur también.

—No es «su hermosa Majestad», —dije a secas—, aún es «Alteza».

—Aún —aclaró abriendo el otro ojo—. Y lo de hermosa ha sido siempre.

«Por todos los clanes, ¡este hombre!»

Maclaré la garganta para no perder la compostura.

—Adrián vino a verte.

—Es cierto.

—¿Se puede saber qué hablaron?

—No se puede.

—Arthur... —presioné.

—Khristen —imitó mi tono y se quedó mirándome un rato. Yo me crucé de brazos para lucir disgustada, pero nada aflojaba la precisión de su mirada—. Haces un gesto con la nariz que se me antoja muy seductor cuando te molestas —notó.

—¿Y esa espontaneidad? Sino te conociera diría que estás siendo romántico.

—Estoy cansado de decirle las cosas a tu recuerdo. Por lo que sí, hermosa, seductora y no podía faltar, ridícula... —mencionó lo último con un placer envidiable y yo apreté mis labios reprimiendo otra sonrisa—. Te lo diré las veces que me plazca. Perdí casi seis meses sin poderte decir lo que me viniera en gana así que ahora no vas a detenerme.

—Sigue siendo agresivo a la hora de expresarse señor Kane —dije con aristocracia en un tono ofendido.

—Qué bueno que eso me importe lo mismo que a un político su reputación.

Esta vez no pude reprimir la sonrisa, aunque fue breve. Él también pareció divertido aunque contuvo cualquier sonido. Sin embargo su expresión innegablemente coqueta burló mis defensas.

«Sangre Fría» me regañé

—¿Cómo está mi madre? —quise saber. La extrañaba muchísimo.

LEGENDARIOS2️⃣MIENTRAS TE LLEVO CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora