♤46♤ "ESTRELLA DE LUZ"

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Año 9
10Ka, 50Ma.
Jadre.

No le dije a nadie lo que había pasado. Excepto el general Akenatem y el capitán Markus, nadie más conocía la conversación que había tenido con el príncipe originario de Balgüim.

El viaje de regreso fue lúgubre, sin preguntas, sin explicaciones. Tanto el general como el capitán mantuvieron sus opiniones atadas a la lengua. Yo podía intuir lo que ellos pensaban, después de todo y desde un punto de vista táctico, la propuesta del príncipe era la mejor salida que se pudiera plantear. Pero era mi vida, mi futuro, mi decisión...

—¿Qué crees que debería hacer Akenatem? —pregunté mordiéndome el labio que no dejaban de temblar.

La presión en mi cabeza era tan grande que a golpe de sensaciones padecí un envejecimiento de mil años. Tenía muchísimo miedo y como había dicho Jasper Dónovan, no quedaba tiempo.

—Eso depende de ti princesa.

—Quiero escucharte —presioné.

Él miró al horizonte, las oscuras aguas del mar se guardaron en sus ojos como un imán de profundidad.

—Es sabido: si no puedes vencer al enemigo... únete a él.

Me había dicho lo que tenía que hacer de la manera más diplomática posible. Unirme a Jasper, unirme a los Oscuros. ¿Quién lo hubiera imaginado? Me convencí que si mi padre, el rey Kronok, resucitaba volvería a morir ante tal infamia. Todas las batallas que se habían librado contra el clan..., él perdió la vida contra ellos. ¿Cómo podía yo entregarme al príncipe de las tinieblas tan fácilmente?

Y ni pensar en nuestros hijos... Era un requisito que tuviéramos herederos para mantener la sucesión al trono, pero nunca antes un oscuro y un daynoniano habían tenido prole. ¿Nacerían los bebés malformados? ¿Serían mini bestias sin corazón, pálidas de ojos profundos? Solo de pensarlo me dio escalofríos. De pensar en las mortuoria y frías manos de Jasper sobre mi cuerpo...

El labio siguió temblándome todo el trayecto. Esa noche no comí y me fue imposible conciliar el sueño. Mientras menos quería pensar en el asunto más mi mente me llevaba a aquellas palabras:

«Si dos príncipes de Irlendia se unen en matrimonio bajo el eclipse, el universo creará un lazo tan fuerte para ambos que será imposible zafar»

Di vueltas en la cama, intentando borrar el sonido de mi subconsciencia. Pero las imágenes del futuro que era posible aparecían solas:

«Tu figura, tal como la conoces ahora, se habrá extinguido para siempre»

Bajo la negrura de mis ojos cerrados aparecía mucha claridad, y me veía a mí misma envuelta en aros de una luz cegadora imposible de resistir. Era como estar dentro de un sueño, aunque más bien parecía una visión. No existía alma capaz de interactuar con la luz, y por consecuencia y sin remedio, esta ascendía al cielo junto a las estrellas, que le tenían guardado un lugar. Abría los ojos sin aliento, gritando y capturando grandes bocanadas de aire.

Esto se repitió vez tras vez hasta que decidí dejar de intentar dormir.

Me levanté trepidando, abandoné mi lecho que se mantenía caliente gracias a las mantas cosidas con los hilos extraterrestres capaz de ahuyentar cualquier frío. Comparecí ante la fogata permanente que todas las noches alumbraba mi habitación con un fuego abrasador. Estiré una mano temblorosa y la coloqué entre sus llamas, observando anestesiada cómo el desenfreno del elemento bailaba sobre mi piel sin llegar a devorarla.

LEGENDARIOS2️⃣MIENTRAS TE LLEVO CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora