♤63♤ESPIONAJE

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Año 10
10Ka, 50Ma.
Drianmhar.

Me escondía entre la maleza. Realmente era la primera vez que yo veía una bestia así atacar a otra. La adrenalina de mi cuerpo estaba disparada y me hacía sudar. Tenía un click inquieto muy dentro, ese click de guerrera entrenada y ansiosa por intervenir. Pero Akenatem había ordenado que nos mantuviéramos alejados de problemas y a mi favor debo decir, que hacer cualquier minúsculo movimiento en ese momento no solo hubiera sido estúpido, sino mortal.

Los soles estaban en su punto más alto, y cada nuevo rugido hacía palpitar mi corazón. La primera bestia comprendía entre garras y pelaje, un oso inmenso, sediento de sangre y con unos colmillos que le sobresalían de los labios rajados de tantas batallas. La segunda era un tigre dientes de sable, con cicatrices en su lomo que indicaba igualmente una vida plagada de brutalidad y lucha. Ambas se ensañaban contra la otra con la única meta de arrancar vida.

¿Que cómo me metí en esta situación? Arthur hubiese respondido que como solía hacer siempre: mi habilidad innata de estar entre líos más grandes de los que podía manejar. Y quizás era la explicación más razonable. El eclipse no solo había conseguido alinear los genes en una daynoniana, también le había facilitado ese imán interior de atraer problemas.

Resultaba que nuestro grupo se había dividido, sin que cada miembro fuese muy lejos, para explorar la sección dos de Drianmhar: El Forastero. Tuvimos la baja fortuna que el portal creado por mi hermano Kilian en las montañas más allá de Territorio Infame nos escupiera allí y no en la sección cuatro donde habitaba el clan Destroyer. Se podía ver como un aliciente, pero nuestra misión en ese mundo debía transcurrir lo más rápido posible por tanto caer en esa sección nos haría perder tiempo valioso. Para llegar a nuestra sección de destino, debíamos explorar parcialmente El Forastero y obtener un ligero conocimiento de lo que enfrentaríamos para atravesarlo.

Así que el general Hakwind sugirió que nos dividiéramos para encontrar un camino fácil y rápido a la sección cuatro. La idea era no distanciarse mucho e ir dejando marcas en el tronco de los árboles, pero de alguna manera yo terminé bastante alejada del resto, imposibilitada para regresar por el sangriento combate que se estaba dando a pocos metros.

Mis temores comenzaron cuando descubrí huellas de tigre lo suficientemente grandes para considerar que en realidad pertenecían al aliado de los cazadores. Y tenía razón. Solo que este Dientes de Sable estaba ocupado salvando su vida, no acompañaba a ningún destroyador. ¿Qué hacía tan lejos de su sección andando en solitario? No lo supe.

Lo que sí contemplé fue cómo la balanza ese día en Drianmhar quiso que fuera el oso salvaje el que despedazara a su contrincante. Rugió antes de asestarle un golpe mortal por la cabeza, y no bastándole, atinó una mordida certera por el costado izquierdo del estómago y sacudió al tigre en el aire hasta que lo lanzó contra unas rocas que marcaban el sendero de un río.

El agua del río exudaba pavor, así que sin temor a equivocarme supe que desembocaba en el Mar Ardiente.

La bestia ganadora se acercó y comenzó a deshilachar la piel del muerto para darse el festín que merecía. Fue cuando aproveché y muy sigilosamente, salí de mi escondite para regresar por donde había venido. Para ese momento era experta controlando el aire, así que hice uso de mi resistencia física y me elevé unos centímetros sobre el nivel de la tierra para que el bruto animal que estaba comiendo a pocos metros, no me sintiera. En el acto, cambié la dirección del viento para que mi olor no se fundiera en las ondas que llegaban a su experimentada nariz. Sabía que por gastar toda esa energía mi recuperación sería lenta pero, ¿qué otra opción tenía?

LEGENDARIOS2️⃣MIENTRAS TE LLEVO CONMIGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora