Cuando me enamoré de Loki, pensé que tendríamos la historia de amor más épica de todos los nueve mundos, pero de un momento a otro, algo pasó, rompió mi corazón, así que decidí concentrarme en ser solo una buena reina para mi pueblo, Alfheim, estaba...
Me sorprendió que mi tío no me haya contado sobre sus planes con los midgardianos, no le veía nada de raro, después de todo, en Midgard ya conocen a Thor, después de la cena, me despedí de mi tío así como de sus huéspedes para ir a mi habitación junto a Malkett, debe admitir que durante la cena, la mirada del midgardiano Steve Rogers sobre mí provocó una corriente de nerviosismo que recorrió todo mi cuerpo, que ni siquiera Malkett ha provocado, además qué significaba esa visión ¿Qué me quería decir?
A la mañana siguiente, desperté junto a Malkett como de costumbre, él se fue a alistar mientras, yo salí un momento a mi terraza, tenía la vista de los hermosos jardines de Alfheim, recuerdo que en Asgard tenía una igual, me apoyó en el muro del balcón y observé el paisaje hasta que noté que había algo nuevo, mejor dicho alguien, era el midgardiano, él estaba leyendo un libro bajo la sombra de un árbol, tuve un pequeño deja vu en mi mente, solo que quien solía hacer eso en Asgard era Malkett, él alzó su vista hacia mí y se paró para hacerme una pequeña reverencia, juraba que esto ya lo había vivido antes, solo sonreí nerviosamente y me metí a mi habitación rápidamente, tocaron la puerta.
- Buenos días, ____, hoy tenemos mucho que hacer – dijo Stella entrando – flores como siempre para su baño – solo asentí – ¿todo bien? Mi reina está algo callada esta mañana.
- Los nervios, hoy es mi compromiso – dije.
- Así es, hoy es un hermoso día ¿ya lo admiró? – me preguntó, asentí – entonces deberías estar feliz porque puedo jurar que el sol resplandece mucho más que otros días.
- Sí, eso parece, iré a tomar mi baño rápidamente, quiero empezar a alistarme desde temprano.
- Como usted lo desee, mi majestad – respondió.
Durante el desayuno. así como el almuerzo, seguí compartiendo miradas discretas con ese midgardiano que desde que llegó, no deja de perturbar mis pensamientos, no sé qué tiene que me tiene tan distraída, si no lo averiguo, sé que enloqueceré, y lo peor será es que enloqueceré por él.
Empecé a alistarme para la fiesta de compromiso, llevaba un vestido negro con detalles de encaje con los hombres descubiertos, un par de tacones de color negro con detalles plateados, una corona con pedrería negra, mi cabello lo dejé al natural para no robarle protagonismo a mi corona, un par de aretes plateados, estaba por salir cuando tocaron mi puerta, era Malkett.
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- Te ves bellísima, mi reina – me dijo, noté que traía una caja aterciopelada en sus manos – tengo un regalo para ti – abrí la caja y era una gargantilla.
- Es preciosa, Malkett – dije tomándola entre mis manos.
- Me complacería mucho si la usas hoy porque la manda a hacer especialmente para ti y esta ocasión – toqué el dije de mi collar, lo pensé por unos minutos.
