Capítulo XXII: Yo puedo

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Desperté por la mañana siguiente, hoy era el día, abrí la puerta para que Stella pasara, me ayudó a preparar mi baño mientras yo solo miraba la bandeja de comida, no podía comer nada, solo sentía una gran presión en mi estómago, en mi corazón, ella salió un momento y me quedé recostada en la tina intentando relajarme, aunque sea un poco.

- Las flores – dijo una voz aguda al otro lado de la puerta.

- Déjenlas en la puerta – dije mientras trataba de concentrarme en por qué estaba apunto de caminar hacia el altar, por Alfheim.

- _____ – dijo aquella voz que desorbitó mi cuerpo, era Steve, volteé a verlo, llevaba puesto una capa como las que suelen usar aquí.

- Steve – dije nerviosa – ¿Qué haces aquí? – tomé uno de los vestidos delgados que uso debajo, me lo coloqué – debes irte de aquí, si alguien te ve, se arruinará todo.

- Eso es lo que quiero – dijo parándose frente a mí – vámonos de aquí – me pidió.

- ¿Estás loco? Ya te dije que no – traté de empujarlo ligeramente hacia la salida – por favor, vete.

- No lo voy a hacer, estoy aquí por ti y no pienso irme de aquí sin ti.

- Ya te dije que es una locura.

- Tú misma ya lo dijiste, estoy loco, no me importa nada solo tú – colocó sus manos sobre mis brazos para acariciarlos ligeramente, mi cuerpo temblaba por él – no me atrevería a hacer esto si no conociera tus sentimientos por mí.

- Steve, por favor – dije tratando de resistirme, puso mi mano sobre su pecho.

- Dime ¿qué es lo que sientes? – negué con la cabeza – dímelo – insistió viéndome fijamente.

- Amor – respondí finalmente, él colocó su mano sobre mi pecho.

- Es lo mismo que yo siento – dijo más cerca de mí, mi respiración estaba agitada por mi control que cada segundo era más difícil de mantener – nos amamos, no le hacemos daño a nadie al hacerlo, buscaremos juntos una forma de proteger a Alfheim, pero juntos, no separados, por favor, piénsalo – mi mirada bajaba a mi mano sobre su pecho, y a la suya sobre el mío, el control desapareció y me arrojé a los brazos de Steve para besarlo desesperadamente.

- Te amo, Steve – dije tomando su rostro entre mis manos – pero no puedo, por favor, márchate y olvídate de mí, sé libre por mí – le pedí.

- Ambos seremos libres – me dio un pequeño beso – sé que no te casarás – me dio otro beso – te estaré esperando – dijo para darme otro beso más largo e irse por mi balcón.

- ¿_____? – preguntó Stella entrando – ¿todo bien? – preguntó al notarme nerviosa.

- Sí, todo está bien – me senté en el sillón frente a mi tocador – por favor, trae mi vestido – dije viéndome en el espejo mientras tocaba mi collar – no quiero hacer esperar a Thor.

- ¿Estás segura?

- Por supuesto, Stella, no cuestiones mis decisiones – seguí viendo mi collar, Stella salió en silencio, este collar me lo dio mi madre cuando era una niña, me lo dio con la esperanza de que llegué a ser una buena reina para Alfheim, yo jamás sería ni la mitad de lo genial que fue mi madre como reina, pero al menos podría ser un poco al darle ese ejercito que necesitamos, perdóname, Steve, repetía mientras me llenaba de voluntad para poder decir acepto.

- Querida – dijo Frigga entrando junto a Stella con mi vestido, ella estaba feliz – hoy es el gran día, quise venir a ayudarte a alistarte.

- Muchas gracias, Frigga – respondí, ella me dio un pequeño abrazo, empezaron a ayudarme para alistarme para la boda, yo solo me quedaba quieta mientras miraba mi reflejo en el espejo hasta que terminaron, me observé detenidamente, el vestido era bellísimo, estaba perfecta a cómo siempre me habían acostumbrado a estar.

GIVE ME LOVE (Steve Rogers & tú) (Steve Rogers y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora