Capítulo XXXIV: La reina de Alfheim

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Maratón por el final (2/4)
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-        Stella – dije emocionada al verla, Steve me bajó y poder abrazarla – no sabes cuánto me alegra verte.

-        Y a mí me alegra saber que estás viva – dijo sin soltarme, me separé de ella para abrazar a mi tío.

-        Mi querido tío – dije.

-        Mi querida sobrina – respondió – debemos sacarte de aquí, te enviaremos a Asgard junto a Stella – me separé – debes quedarte ahí mientras tratamos de contener a Hela aquí.

-        ¿Y mi pueblo? ¿Qué pasará con ellos? – pregunté – es obvio que se originará una gran batalla aquí – dije mirando a los que estaban alrededor, podía ver temor en sus ojos porque del castillo solo se oían estallidos y se podían ver luces de diversos colores.

-        Luego los evacuaremos poco a poco – dijo mi tío – pero tú debes salir de aquí, es obvio que las intensiones de Hela son quitarte la luz de Alfheim que resguardas en tu interior – la tierra empezó a temblar como si se tratase de un fuerte sismo, pero no lo era porque de ella empezaron a emerger criaturas provenientes de Hel, los gritos del susto de las hadas empezaron a resonar en mis oídos, el cielo empezó a oscurecerse debido a las naves de los soldados Vanaheim que llegaban así como los Elfos Oscuros, esto era una horrible pesadilla, mi reino se convirtió en un campo de batalla, todos corrían a resguardarse, pero pronto no habría donde hacerlo.

-        Vamos, mi reina, es hora de irnos – me dijo Stella, vi a Steve.

-        ¿Qué pasará contigo? – le pregunté.

-        Debo quedarme aquí, sé cuánto te importa Alfheim – me respondió – una vez te dije que soy capaz de morir y revivir por ti todas las veces que sea necesario, fue en serio, soy capaz de hacerlo por ti y por todo lo que amas – mi corazón sentía la calidez que este midgardiano solo me podía hacer sentir, sin pensarlo me acerqué a él para tomarlo de las mejillas y besarlo, él era mi soldado, mi príncipe, mi capitán, mi mente no lo recordaba totalmente, pero mi corazón, sí, y solo con él se sentía completo, a salvo – ¿ya me recuerdas? – preguntó, negué con la cabeza, él tomó mi mano derecha para quitar el anillo de Malkett y poner otro que tenía la forma de un sol con una piedra solar, era el anillo que recordaba en mis sueños, lo colocó – te prometo que poco a poco iremos haciendo que todo vuelva a ser como antes, pero primero debo proteger lo que amas y a ti, ve a Asgard, ponte a salvo – lo abracé, él correspondió a mi abrazo — te prometo que luego de esto tendremos un baile y haré que me recuerdes.

-        No quiero dejarte – le dije separándome de él – ni a mi reino.

-        Mi reina debe marcharse – dijo uno de mis súbditos.

-        Si nuestra reina está a salvo, nosotros también lo estaremos – dijo otro.

-        Si usted sigue viviendo la esperanza y la luz de Alfheim seguirá intacta por siempre – dijo otra, los pocos súbditos que estaban cerca de mí dejaron su miedo de lado para darme la seguridad de irme y hacer una pequeña reverencia, tuve una epifanía.

-        Un pueblo no prospera sin su reina, pero una reina no es nada sin sus súbditos – dije – no abandonaré a mi pueblo así como ello jamás lo han hecho, ni conmigo ni con mis antecesores, sus antecesores confiaron en los míos para servirles, y los míos murieron por protegerlos, yo no haré menos que ellos, mi madre dio su ultimo aliento por Alfheim y si así ha de ser conmigo, así será – dije extendiendo mis manos y enfundándome en mi traje – Hela quiere mi poder, pues haré que primero lo conozca, así como mi furia porque ellos van de la mano cuando atentan contra los míos – dije mientras caminaba hacia el castillo.

GIVE ME LOVE (Steve Rogers & tú) (Steve Rogers y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora