Capítulo III: Yo sí creo en las hadas

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Traté de olvidar lo qué acababa de pasar con Loki y seguí caminando, vi a Steve sentado bajo la sombra de un árbol leyendo un libro, ya no llevaba el traje con el que lo conocí, sino un atuendo más midgardiano, me acerqué a él, estaba tan concentrado en su lectura que no se había percatado de mi presencia.

-        ¿El palacio no es de su agrado, Capitán? – le pregunté sonriendo parándome frente a él, alzó su vista hacia mí, sonrió.

-        Su alteza – dijo, le extendí la mano para ayudarlo a pararse, la tomó y cuando se paró, volvió a saludarme de esa forma, con un beso mi mano, me sonrojé ligeramente – es que acá hay mejor luz y el ambiente es muy pacífico.

-        En eso le doy la razón, es la vista que tengo desde mi terraza – señalé con la mirada.

-        Bueno agréguele un elemento más a su vista, espero que no le incomode – dijo refiriéndose a él, sonreí – de lo que he visto hasta ahora en Asgard es lo segundo más hermoso que he visto.

-        ¿Puedo saber qué es lo primero? – pregunté curiosa.

-        Me lo reservo – dijo algo avergonzado.

-        No se preocupe, Capitán – le contesté – noté que su lectura era muy de su agrado ¿qué libro es?

-        Sueño de una noche de verano – me contestó.

-        Nunca he leído esa obra – respondí tratando de recordar si alguna vez lo había leído, él sonrió.

-        Es un libro de la Tierra, digo Midgard – entendí por qué no lo conocía.

-        Debe ser un libro bueno, usted se veía muy concentrado.

-        Perdóneme por no haber notado su presencia, fue totalmente descortés de mi parte.

-        Lo perdono si es que me cuenta de qué trata ese libro.

-        De acuerdo, le diría que se siente, pero no quiero que arruine su hermoso vestido.

-        Solo es un vestido, Capitán, puedo cambiármelo luego – dije sentándome sobre el pasto con delicadeza, él se sentó a mi lado.

-        Es una historia cómica de un triángulo amoroso griego antiguo, que se desmorona en circunstancias hilarantes en el bosque con la ayuda de algunas hadas traviesas, que al final convencen a los seres humanos que los extraños eventos de la noche debieron haber sido sólo un sueño – contestó.

-        Suena interesante, pero dijo ¿hadas? – pregunté curiosa.

-        Sí, hadas como Campanita – reí ligeramente porque no entendía – no hay de esas por aquí ¿cierto?

-        Aquí no, pero en Alfheim, sí – contesté.

-        ¿No me diga que también es un hada? – preguntó sorprendido, reí nuevamente.

-        Usted es demasiado hilarante, Capitán Rogers – dije riendo, él solo me veía reír – pero respondiendo a su pregunta, sí soy un hada, solo que le decimos elfos aquí.

-        ¿Alfheim es como Nunca Jamás? – preguntó, volví a reír, no tenía ni idea de lo que hablaba.

-        Hagamos algo, yo le cuento sobre Alfheim, si usted me explica qué es Nunca Jamás.

-        Trato hecho – dijo extendiéndome su mano, la tomé y las estrechamos.

-        Utilizaré las palabras de Thor para describir a Alfheim – dije – es el Reino de los Elfos, elfos de hielo y elfos de las especias, elfos aéreos en sus maravillosas máquinas voladoras, elfos marinos que viven en sus castillos de coral a lo largo de la bahía del colibrí, elfos del Valle con sus plantaciones de granos picantes, elfos lunares que resplandecen con vino de luciérnaga, todos esos elfos que le mencioné forman parte de los Elfos de la Luz, Alfheim es un reino de bosques encantados y manantiales de champán naturales y más jardines que estrellas, un reino de Hadas y cultivadores de dulces, sirenas en las lagunas y con huertas del tamaño de océanos, un lugar de paz, una maravilla de otro mundo, en pocas palabras es un paraíso élfico – contesté feliz al recordar mi reino.

GIVE ME LOVE (Steve Rogers & tú) (Steve Rogers y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora