CAPÍTULO 23

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Seguía frente mi computador y apenas había avanzado con mi trabajo. Tenía la cabeza llena de pensamientos. Mire hacia mi ventanal y ya estaba oscureciendo, me encantaba como se veía desde aquí el anochecer, ese cielo rojizo y hermoso con sus nubes casi nubladas. Suspiré y mire mi celular.

¿Sería que llamaba a Hanks? Que tontería, ni siquiera tenía su número celular.

Solo podían pasar por mi cabeza dos cosas, Bob y Hanks. Ellos parecían ser víctimas de mi historia como Daniela y eso me hacía sentir pésima.

Hice una llamada al hospital.

—¿Buenas? – dije un poco nerviosa.

—Aló ¿con quien hablamos? –contestó una chica, con voz dulce.

—Disculpa soy Jennifer Collins. Podría decirle al Dct. Ramírez que me llame mañana por favor con urgencia.– terminé por decir con nervios a lo que recogía mis cosas y guardaba mis llaves y todo en mi bolso.

—Se lo haremos comunicar Srt. Collins. Que pase buenas noches. – dijo con agrado. Yo inmediatamente colgué.

Al salir de la oficina mire alrededor de la empresa casi no había personas, ya todos se habían marchado. Que tranquilidad se sentía sin Oliver molestando mi vida. Me acerqué al recepcionista.

—¿Oye?– Dije dudosa no sabía muy bien que haría. —¿Me pasarías la dirección de unos de los socios? Es... Que... Bueno lo necesito.

Él recepcionista me miró con un poco de gracia y asintió.
—¿De quien se trata Srt. Collins?

Yo le di una pequeña sonrisa avergonzada y rasque mi cabeza con un poco nervios.

—Bueno. HANKS MICHIGAN. — logre decir rápido y en voz baja.

—¿Disculpa?

Suspiré. Esto era más difícil de lo que pensaba.

—Hanks Michigan señor.— podía sentir mi cara arder y él sonrió.

A los poco minutos me pasó su dirección y fui hacia mi coche para ir a su casa. Sentía que debía pedirle disculpas por como le había tratado y además sabía que no había tenido un buen día, él cuando me sentía mal por la presión de mi padre y sentía ahogarme siempre aparecía a mi lado y me consoloba.

Hanks se veía frío y ser una persona egoísta pero en realidad era una de las mejores personas que había tenido en mi vida. A pesar de ser como era, sentía que él destino nos había unido de alguna manera.

Llegue a la dirección que me habían entregado pero era una casa muy lujosa y bonita ¿Acaso no me había dicho que no le gustaban los lujos?

Parquie el coche, solté mi moño dejando mi pelo negro caer por mis hombros y me dirigí a tocar el timbre. Una señora me abrió a los pocos minutos y me era tan conocida. Sus curvas y su elegancia, claramente era esa mujer que había traído el padre a la fiesta de compromiso. Ella me miró con una gran sonrisa y curiosidad.

—Querida ¿Que haces aquí? — preguntó educadamente.

Yo mire sus ojos color miel y era joven pero su dulzura me daba calidez.

—Yo... Bueno, me preguntaba si estaba Hanks en casa. —Dije un poco avergonzada. Ella me hizo pasar adentro y se veía acogedor y espacioso.

—Él ya no vive aquí querida... — contestó algo entristecida.

Mierda. Había recordado que el otro día me había mencionado que se había mudado a otro lugar por el centro, ni siquiera había cambiado su dirección en la empresa, que irresponsable. Yo me frize por un momento.

INEXPLICABLE   DESTINO ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora