Capítulo 3: Sus palabras

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Narra Itzi

Arrebaté la carta de las manos de mi tía y corrí escaleras arriba. Me metí en mi habitación, cerré la puerta y me senté encima de la cama.

Querida Itziar Sayre, 

Te estoy escribiendo porque quiero, más bien necesito, decirte todo lo que se cruza por la cabeza.

En primer lugar, no me arrepiento de nada, bueno, solo de pequeños detalles.

Espero que estés perfectamente allá donde estés. Y voy a dejar de ser socialmente correcto al escribirte esta carta, ya que no puedo. Te aviso que voy a ser bastante desordenado y que algunas cosas no tienen sentido, pero lo único que quiero es expresarme.

Te amo y te amaré por siempre, pero el problema eres tú, no soy yo.

Yo estoy solamente pensando en tí, y tu seguro que estás pensando en alguien más.

No debí de hacer lo que hice, pero lo hice y si lo hice, sería por algo que estaba rondando por mi mente. Me arrepiento en cierta parte de haberte dejado ir, pero tampoco es que te afectase tanto. 

Ten por seguro que a mí si me afectó. Y aunque estoy sufriendo, podré estar peor.

Hiciste lo único que sabes hacer cuando las cosas se tuercen, huir. 

Siempre huyes y eso solo lo hacen los cobardes, cobarde.

Siempre supe que no acabaríamos bien, ya que te conozco y me conozco.

Llevo enamorado de tí literalmente desde que te conocí y dijiste que te gustaba mi pelo. Entonces no tenía idea, solo te consideraba como mi amiga más cercana. 

Nos alejamos y en ese tiempo estuve muy raro, me faltabas. 

Tuve una novia, pero no sentía lo mismo que sentía cuando mínimamente te saludaba, así que la dejé.

 Al año siguiente lo único que me apetecía era hablarte, pero nunca sabía como empezar una conversación contigo. 

Tuviste esa novia con la que no te fue nada bien. Yo seguía observándote mientras que tú estabas empezando algo con el maldito Therence, como yo sabía como él era, jamás dejé de observarte. Luego por fin terminasteis con aquella cosa insana. 

Voldemort regresó oficialmente y con él llegó nuestra gran pesadilla. Nuestros padres nos ofrecieron a él y poco después nos encontramos metidos en todo el centro del problema. 

Mis ataques de ansiedad volvieron, y con ellos también volviste tú.

Todos los días recuerdo como me ayudaste a acabar con aquel ataque. Recuerdo que entraste en el baño, aquel en el que se esconde el fantasma de la niña que llora, y me pediste que respirara. Yo negaba tu ayuda, pero tu insistías, y al final acabé cediendo. Hicimos esa promesa en la que nos intercambiamos un anillo, el cuál aún tengo. 

Un día cualquiera, yo estaba yendo a la torre de astronomía y te encontré allí, haciendo algo que no podía dejar que ocurriera. Me alegro de haberte parado. No se que hubiera hecho si te perdiera. Posdata, espero que ya hayas conseguido ir a un psicólogo.

Mandaron a tus padres a Azkaban y tú solo lo sentiste por tu madre, ella ahora está bien, que tu padre fuese encerrado no te importó, ya que según tu criterio él se lo merecía. 

Te mandaron a pasar las navidades conmigo y con tu hermano en mi casa. Ahí estábamos ya tan unidos como cuando éramos pequeños. En ese momento ya me había dado cuenta de que por ti sentía algo más que simple amistad.

Seguimos trabajando en el armario evanescente y entonces pasó, nos besamos. En ese momento fui, sinceramente, la persona más feliz sobre la faz de la tierra.

Al poco tiempo después, comenzamos a salir. Y te juro sobre mi cadáver, que nunca jamás, nadie me hará sentir como tú me hacías sentir. 

La guerra comenzó, y con ella el descontrol.

Recuerdo tus ojos del último día que nos vimos, era una mirada de alegría, pero a la vez se podía ver rota. 

Y todo lo que se después de eso, es que amarnos es un juego que está perdido antes de empezar.

Todas las noches sueño con lo mismo, sueño en que el último día en el que nos vimos tú corres hacia mí, me besas y me dices que ninguna circunstancia podrá separarnos. Pero al despertar, recuerdo todo lo que hice y eso me entristece.

Y no me importa donde estés ni con quien estés, solo espero que te vaya bien y que consigas ser tan feliz como yo lo fui contigo. 

Otro de mis sueños más frecuentes es que me dices que nada de lo que pasó aquel día te importa y que volvamos a ser los de antes. Pero se que eso no pasará en ninguna circunstancia, ya que tú eres tú.

Ahora mismo, probablemente esté llorando mientras me como un pastelito relleno de chocolate, esos que te gustan, de los que nos compramos un montón cuando estuvimos en París.

Espero que seas feliz, pero también espero que no seas tan feliz como lo fuiste cuando estabas aquí, para que así regreses.

Al fin he logrado comprender por qué amabas tanto la canción esa que bailamos. "Nada dura para siempre. Y ambos sabemos que los corazones pueden cambiar."

Debería de admitir, y lo admito, que te sigo necesitando. Pero no te pido nada, ya que fui yo el la cagó.

Ojalá estés en un sitio con playa o con mucha agua y que tengas el anillo de la ola que te regalé. Así cada vez que veas alguna de las dos cosas te acuerdes de mí. Tú sabes que yo odio la playa, pero si tuviera que estar encerrado en una para estar contigo, lo haría.

Quiero que sigas usando la sudadera que te regalé, por favor no pares de usarla. Bueno, no la uses si es que no quieres.

Eso sí, no te atrevas a deshacerte de la mantita. Si no la quieres, devuélvemela, pero que ni se te pase por la cabeza tirarla o algo parecido. 

Probablemente tenga que ir a algunos juicios, por ser hijo de mortífagos y uno de ellos. Espero que no me metan en la cárcel.

Tu error ha estado en amarme como si el día de mañana fuese a ser igual.

Te pido perdón por todo lo que alguna vez hice, pero como ya he dicho, no me arrepiento de casi nada.

Te amo, por hoy y por siempre

De tu rubio, que aunque ni tú ni yo queramos, siempre seré tuyo





𝐒𝐓𝐀𝐘; Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora