Capítulo 28: El día en el que se amó

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Narra Itzi

¿Estaba emocionada?

La respuesta era que obviamente estaba emocionada. Pero también estaba muy nerviosa. 

Era mi boda y ahora comprendí por qué Theo estuvo así el día de la suya. Era imposible no estar nerviosa y con las manos sudorosas. Recordaba con lejanía aquel día, en el que se suponía que Draco y yo no hablaríamos, pero aún que en el pensamiento estuviese no hablar con él con mis acciones demostré que lo había echado de menos. 

Mi madre estaba ayudándome a colocarme el vestido y estaba resultando más difícil de lo esperado. Ya que yo no paraba quieta. Puede que hubiera sobrepensado demasiado como se me veía el traje, ya que desde que había tenido a Orión mi cuerpo había cambiado y había cogido peso, y eso que antes de tenerlo no era delgada. Quería llorar, y no sabía si de emoción o de nervios, o de ansiedad, o de tristeza al saber que mi padre me seguía odiando después de todo lo que hice para que me quisiera. 

Mi hermano entró por la puerta de mi habitación de hotel y se acercó a mí. Apartó a mi madre y rápidamente terminó de abrocharme el vestido. 

Por suerte ya me había maquillado y peinado. De peinado llevaba el pelo ondulado y con dos trenzas que se unían por la parte de detrás. En las trenzas llevabas clavadas flores blancas pequeñitas, concretamente las conocidas como nube o velo de novia. 

El vestido me estaba bonito, aunque la imagen en el espejo me reflejara que ahora era madre y que mi cuerpo era diferente. Pero me viera como me viese estaba feliz, me iba a casar y tenía un precioso hijo. 

Abracé fuertemente a mi hermano, que, como no, estaba llorando. Me miró y se limpió las lágrimas con el dorso de la mano. 

— Me alegra tanto verte al fin feliz, hermanita

— Estoy feliz gracias a todos ustedes, Theo

Me limpié con un pañuelo las lagrimillas que había derramado y salí de la habitación junto a mi madre y mi hermano.

El camino hacia el valle del río en el que nos casaríamos era bastante corto pero se me hizo eterno, hasta que lo vi. 

Estaba allí de pie, entre la gente a la que habíamos invitado, con Cissy a su lado. Mirando hacia todas partes hasta que me vio. Iba con un traje negro, que le quedaba aún más bien que los que se ponía en sexto año. Ese hombre no podía ser real, era demasiado para ser real.

Anduve lentamente hacia aquella especie de altar que entre Cissy y mi madre habían montado y me coloqué frente a él. Y por el pasillo apareció mi niño, vestido con un traje de chaqueta blanco y unos pantalones negros, tirando florecitas parecidas a las que yo llevaba en el pelo.

Narra Draco

Estaba muy nervioso, joder. Y tenía justificación. Me iba a casar, con la persona con la que soñé durante toda mi vida. Con la persona a la que más había amado hasta ahora, porque con el tiempo la llegaría a amar aún más.

Me arreglé el traje y el pelo. Aunque me acabase de peinar volvía a retocarme el pelo porque no podía estar quieto. Mi madre me arregló los puños de la chaqueta y me puso unos gemelos plateados con mis iniciales. 

Un rato después me llevó del brazo hacia el sitio donde nos casaríamos. Me habló durante todo el camino de cuando ellas fueron a tomar té a la tetería donde íbamos cuando yo era pequeño. El lugar estaba decorado precioso, cosa que no había dudado ni durante un momento, porque la que lo había decorado era mi madre. Todo lleno de florecillas blancas, incluso en las sillas. En cierta parte me recordaba a mi casa en aquellas navidades. Y eso me ponía nostálgico pero muy feliz.

Estuve esperando allí unos diez  minutos, nervioso a más no poder, mirando en todas direcciones, hasta que la vi. 

Ella aparentaba estar igual de nerviosa que yo. No paraba de tocarse el vestido con la mano libre.

Iba preciosa, con su vestido blanco largo con un diseño de flores. Pero siendo sincero, lo primero que le miré después de la cara fueron las tetas. Que se le veían absolutamente perfectas con ese escote. Por Merlín, eran preciosas. Ella solía decir que tenía las tetas pequeñas pero el tamaño no importa. Eran suyas y me encantaban.

Volviendo al tema principal, iba preciosa.

Se acercó lentamente hacia mi dirección.

Llegó y no podía creer que esto estuviera realmente pasando. Me recordó a cuando pasábamos las noches en la sala de los menesteres, concretamente a aquella donde encontramos el espejo de Oesed y la vi vestida de novia. Porque sí, ese era mi más gran deseo, pasar una vida junto a ella.

Narra Itzi

Joder estaba nerviosa a más no poder. Llegué a su lado y lo estuve mirando un buen rato. Hasta que Orión llegó y yo le di mi ramo de flores, mi pequeño se fue a sentarse a la primera fila, justo al lado de mi hermano. Volví a mirar a mi rubio y él seguía mirándome. Este momento me recordó a nuestro primer beso, cuando yo estaba muy nerviosa. Ahora me encontraba igual de nerviosa pero tenía la certeza de que correspondería.

La ceremonia empezó y pasó muy rápido. Cuando tomé conciencia del tiempo que había pasado nos tocaba pronunciar los votos.

Y que cosa más bonita. Ambos mencionamos cosas del pasado y cosas que amaríamos hacer en el futuro.

Orión se dirigió hacia nosotros con una cajita en la mano y se la entregó a su padre.

Él la abrió y en la mano me puso un anillo precioso. Busqué en el bolsillo de mi vestido y saqué el suyo. Se lo puse y me miró y joder como me miró.

Después de ponernos los anillos nos indicaron que tocaba el beso.

Me acerqué a él y él se acercó a mí y acto seguido nos besamos. Y vaya beso. De seguro que si no hubiera habido gente esto hubiera ido a mucho más.

𝐒𝐓𝐀𝐘; Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora