Capítulo 16: El tiempo ayuda

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Narra Draco

Cada vez estaba mejor. Su progreso era casi diario. Hoy habíamos ido todos juntos a comer a un restaurante para celebrar la adopción del nuevo perrito de Itzi y que habíamos denunciado a Therence en el mundo muggle. Habíamos adoptado a un perrito entre los dos, entre Itzi y yo.

Su psicóloga me había dicho que tener animales podía ayudar mucho a las personas. Y lo único que yo quería era que ella estuviera bien.

Terminamos de almorzar y volvimos todos juntos a su casa. Allí nos esperaba Kurt, el perrito. Le habíamos llamado así por el cantante de la banda favorita de Itzi.

- Gracias por dejar que lo llamara Kurt -me habló ella mientras le rascaba la barriga al perrito.

- No es nada, todo sea por honrar a tu querido Kurt Cobain.

El perrito vino corriendo hacia mí y empezó a chuparme las manos.

Blaise me miraba y se reía, Theo miraba al perrito mientras lo llamaba e Itzi estaba soltando su chaqueta en el perchero.

- Creo que estoy preparada para dormir sola -dijo con los puños apretados a ambos lados de su cuerpo

- ¿Estás segura? -preguntó su hermano

- Estoy muy segura

- Pues nos vamos -dijo Blaise agarrando a Theo del brazo y sacándolo fuera de la casa.

Miré como se marchaban y luego me volví hacia ella.

- ¿De verdad qué estás preparada?

- No mucho

- ¿Entonces?

- ¿Podrías quedarte conmigo, Draco?

Esta vez si que me iba a morir, después de que dijera eso me quedé un poco en shock, así que como tardaba en hablar ella se me adelantó.

- Pero si no quieres te puedes ir, lo entenderé

- No, no es eso, es que simplemente me ha sorprendido un poco

- ¿Por qué te has sorprendido, Malfoy?

- Porque tú hermano se acaba de ir y me lo has pedido a mí. ¿Por qué yo?

- Porque mi hermano es muy protector, tú respetas mis decisiones mucho más que él, además de que el da muchas patadas dormido y ronca y tú te quedas como si no estuvieras.

- ¿Entonces, te quedas? -volvió ella a hablar

- Me quedaré siempre que quieras - contesté sin pensar realmente en lo que estaba diciendo.

Ella, afortunadamente, no contestó a eso.

Entró en el baño y a la media hora salió con el pijama puesto y el pelo mojado.

Se veía tan preciosa y perfecta, pero para mi mala suerte, ella probablemente ya no me estuviera esperando, cosa que yo si hacía.

- Oye, Draco. Puedes ducharte si quieres. Coge cualquier cosa de mi armario, la mayoría te quedará bien.

- Gracias -dije para después levantarme e ir hasta el armario. 

Abrí las puertas del armario y rebusqué algo. Casi al fondo encontré un pijama con un dibujito de unas piñas y unas manzanas, casualmente verdes, también cogí unos pantalones rosas oscuro que había allí en medio. 

- Hay un problema - dije

- ¿Qué problema tienes?

- Que supongo que no tienes ropa interior para mí 

- Pues supones mal, Malfoy -dijo sonriendo

- Espera, ¿cómo es que tienes ropa interior para mí?

- No se si lo recuerdas, pero tú y yo llegamos a ir a Grecia solos

- Eso es raro

- ¿El qué es raro?

- Que te quedaras con mi ropa interior

- Simplemente se me olvidó devolvértela 

- Aún así es raro 

- Cállate ya y cógela, está en el segundo cajón, en la caja rosa.

Abrí otra vez el armario, esta vez el segundo cajón. Busqué hasta que encontré una caja de cartón con franjas rosas oscuras y rosas claritas. En la tapa de la caja estaba escrito mi nombre con una caligrafía muy bonita. Abrí la caja y vi lo que había dentro.  

Todas las cartas que una vez le escribí 

Unas gafas de sol que le compré en Grecia

Las cucharitas de los helados que nos comimos en Italia

El CD de sus canciones

Unas flores secas de un ramito que le hice en aquel bosque

El cartel con mi nombre que arrancamos de la casa de mi familia en Francia

El anillo de la promesa

El anillo de la ola

El colgante de la piedrecita verde

El envoltorio de las galletas que una vez le robó a un niño de primero y que nos comimos en la sala de los menesteres

Un cuadernito en el que en la portada estaba escrito mi nombre

Una camiseta de su banda favorita que le regalé por uno de sus cumpleaños

La corbata del uniforme de Hogwarts que según yo había perdido

Un peluche que le regalé un día que de pequeña no paraba de llorar

Una hoja llena de dibujitos que le lancé en tercero

Un montón de fotos nuestras

Y mi ropa interior

Cogí mi ropa interior y aunque supiera que no debía, también cogí el cuadernito con mi nombre.

Entré en el baño con la ropa que me había prestado y me duché. Salí y dejé mi ropa sucia donde ella tenía la suya.

Me acosté en el sillón.

- Buenas noches, Draco

- Buenas noches, Itzi

Un rato después sentí que se quedó dormida, así que dije aquello que aun quería seguir diciéndole.

- Te quiero 

A la mañana siguiente desperté con mucha energía. Como ella aún no estaba despierta decidí hacerle tortitas.

Bajé cuidadosamente a la cocina y allí empecé a cocinar. La cocina era algo que no se me daba mal del todo. Algunas veces casi quemaba la cocina y otras la comida me salía estupenda. Esperaba que esta vez fuera la segunda y no la primera.

Estaba tranquilamente cocinando cuando escuché el sonido que hace una cámara al hacer una foto. Miré en la dirección del sonido y allí la vi a a ella, con una cámara en la mano, sonriendo y mirando hacia mí.

- ¿Al menos me enseñarás la foto, no?

- Ni lo sueñes, Malfoy

- Pues lo único que consigues es quedarte sin tortitas -dije sacándole la lengua

- Tienes ideas de un niño pequeño -dijo viniendo hacia mí 

Se acercó un poco más hacia mí y e enseñó la foto. En la foto estaba yo, con un delantal, una banda morada en el pelo para que no se me fuera a la cara, su pijama puesto y cocinando tortitas. 

Una vez que terminé las tortitas las llevé a su mesa y empezamos a comer. 

𝐒𝐓𝐀𝐘; Draco MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora