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El ruido de la cascada y el aguacero, no era impedimento para escuchar los jadeos y gruñidos lascivos de los dos berserkers, mientras se acariciaban y tocaban, ambos a la vez. Naruto había acorralado al conde contra una pared de piedra, y mientras sus piernas musculosas se frotaban con las de él, sus erecciones hacían lo mismo. Su boca era una delicia, y sentía los latidos, tanto suyos como de Sasuke, con cada movimiento de caderas.

—¿Por qué siento que me estoy quemando?— bramó sobre su cuello antes de morder su piel levemente, con los afilados colmillos.

—No eres... no eres el único— respondió el conde —Solo quiero...

—...fundirme contigo— terminó el príncipe y lo sintió asentir. Con una risita nerviosa bajó lentamente y se arrodilló en el fondo rocoso de la gruta.

Sasuke mordió su labio con fuerza al verlo introducir su miembro en la boca. La mirada pícara y azúl de Naruto solo lo provocaba más, y aún en contra de todos sus instintos, de sus principios, estaba ansioso porque terminara sus juegos previos. El príncipe sujetó la base de su poderoso miembro con la mano, y lo masturbó al mismo ritmo que su boca llevaba; sin cuidado, de manera tosca y ruda, pero justo como necesitaba.

El conde agarró sus mechones rubios y tiró de ellos para separarlo, justo cuando alcanzaba su punto máximo de excitación. El rostro del berserker quedó manchado de su corrida, y éste se relamió los labios con descaro, antes de incorporarse.

—Date la vuelta— gruñó, pero no esperó a que respondiera y tomándolo del brazo lo obligó a pegar su pecho a la pared de piedra —Apuesto que recordarás ésto toda tu maldita vida...— exclamó, colocando su pene entre las nalgas del conde y moviéndose, imitando una penetración y estimulando su entrada solo con el roce —Yo tampoco podré olvidarlo— confesó, y de un movimiento repentino lo invadió.

El gruñido de dolor de Sasuke resonó en la gruta, sus puños golpearon la pared y miró hacia atrás, con ojos encendidos y furiosos, solo para encontrar a Naruto con una expresión salvaje y sus iris igual de rojos. El príncipe jadeó al primer movimiento, y abrazando su cintura, pegó la frente a su espalda mientras comenzaba a montarlo.

El estremecimiento de su cuerpo ante la nueva y extraña sensación, fué suficiente para dejar atrás el dolor lascerante; solo un instante después su excitación comenzó a subir nuevamente. Sintiéndose lleno y desgarrado, el conde solo atinó a apretar fuerte los dientes durante la invasión del otro berserker.

—¿No dije que te montaría...?— preguntó el príncipe, dejando un beso burlón sobre su espalda —Y es el mejor culo que he cogido en toda mi vida... Agrhh— rugió en su garganta, clavando los dedos en sus caderas e inclinando su cabeza hacia atrás.

Sasuke, casi sin aliento, se arqueó un poco más en un impulso masoquista por buscar más dolor y mayor profundidad en su unión. Cuando miró hacia abajo, por cada una de sus piernas descendía un hilo de sangre, que pronto se unió con el agua. Rió obnubilado y luego se incorporó para pegar su espalda al pecho de Naruto.

—¿Te sientes poderoso, berserker?— preguntó sarcástico —Porque yo solo veo a una bestia domada por el placer, buscando las sensaciones que te puedo dar...

—Si poder tenerte así, significa caer a tus pies, conde, gastaré mis rodillas haciéndote reverencias— murmuró en su oído —Vale completamente la pena— colocó la mano en su abdomen y la deslizó hacia abajo, percibiendo claramente cada uno de sus músculos duros y marcados, hasta que sujetó su pene y lo apretó fuerte —Y yo no veo a solo una, sinó a dos bestias consumidas por el placer ¿O me equivoco?— movió su mano a la vez que sus caderas, haciéndolo gruñir.

Sasuke solo rió y con una mano alcanzó la nuca del príncipe, mientras éste lo tomaba de forma decadente y deliciosa. El aguacero aumentó, y los truenos fuertes iluminaban con flashes la penumbra de la cueva detrás de la cascada, dándole un aspecto lúgubre y frío; pero sus cuerpos no podían estar más encendidos.

Con un último bramido los músculos de Naruto se tensaron, y su semilla caliente llenó al conde, quién con la lujuria que le provocó la acción, colocó la mano sobre la del rubio y aceleró los movimientos sobre su propio miembro, encontrando la liberación antes de que el último de sus espasmos terminara.

Naruto, respirando agitado, apoyó la frente en su hombro, pero su instinto lo hizo mirar hacia la cascada, viendo la sobra de un hombre detrás del agua. Tenso, dejó a Sasuke y rápidamente se dirigió hacia allí, pero al salir se hundió en el agua sin encontrar nada ¿Cómo era posible?

Confundido, miró a su alrededor.

—¿Qué ocurre?— preguntó el conde después de seguirlo, notando su inquietud.

—Había alguien detrás de la cascada— murmuró, continuando su búsqueda.

—No puede ser, tendría que estar parado sobre el agua— mencionó Sasuke. El suelo de la gruta terminaba repentinamente donde el agua caía, para dar paso al profundo estanque.

Naruto frunció aún más el ceño, pero justo cuando iba a acercarse al conde, el graznido de un cuervo los hizo mirar a ambos hacia una roca en la orilla más cercana.

—Parece que ésto no se quedará solo entre tú y yo— dijo el príncipe —Odín siempre se entera de todo.

Sasuke agarró su brazo y tiró de él, acercando sus labios.

—Entonces roguemos porque guarde el secreto— susurró antes de besarlo.

÷•÷•÷•÷•÷

La puerta de la cabaña se abrió, haciéndola sentir la brisa fría en su espalda desnuda. La esclava que montaba se encogió repentinamente y Sakura la cubrió con una de las pieles, extrañándose ante su muestra de pudor.

—Termina, necesito hablarte— gruñó Naruto.

La berserker bufó y dejó la cama para cubrir su cuerpo con una túnica de lino blanca y larga, hasta sus rodillas.

—¿No podía esperar, verdad? Eres un maldito egoísta— protestó, notando que Naruto observaba con curiosidad a Hinata, quién seguía escondida sobre el lecho —¿Qué mierda miras?— preguntó con posesividad.

—Ashh...— resopló el príncipe —solo quería saber a quién te estabas cogiendo.

—Como si tú dieras explicaciones— acusó.

—Necesito hablarte a solas— ordenó y Sakura rodó los ojos.

Sin siquiera dar la indicación, Hinata se deslizó sobre el colchón y con cuidado de no mostrar su cuerpo, buscó su vestido y se lo colocó por la cabeza entes de salir y dejarlos en la cabaña.

—¿Y bien...?— preguntó la berserker, alcanzando un vaso de metal sobre la mesa y tomando un poco de agua.

—¿Puede uno gustar de alguien con solo verlo un par de veces?

—¿Qué?— preguntó confundida.

—Creo que me gusta Sasuke.

GUERREROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora