Sasuke había echado en un cazo un poco de nieve blanca de la que cayó en la madrugada, lo puso en la hoguera y después de que el agua se calentara, con un paño húmedo y cortezas de saponaria¹, limpió su piel de la sangre y el sudor. Naruto despertó cuando apenas se había puesto los pantalones. Era refrescante ver esa sonrisa de nuevo, ahora sin misterios, sin trabas que le impidieran estar juntos, sin secretos.
—Déjame... limpiar tus heridas— raspó, su voz aún ronca.
La atención de Naruto fué a la venda que rodeaba el cuello del Uchiha, recién puesta. Asintió y se despojó de su ropa. Sasuke se sentó en el lecho, detrás de él; con más agua limpia lavó suavemente las costuras que Sakura había hecho.
—¿Cómo fué que pasó ésto?
—Suigetsu— respondió el príncipe y sintió a su pareja detenerse y gruñir.
—¡¿Suigetsu?!
—No tengo dudas de que debió estar confabulado con Karin.
—No puedo creer que me haya traicionado ¡Maldita escoria!— gruñó y luego jadeó de dolor, sujetando su garganta.
—A todos les llega su hora. No haces nada con enojarte— giró a verlo, preocupado.
—Casi te pierdo... ¡¿Cómo no me voy a enojar?!— Naruto regresó a mirar al frente y sonrió.
—No soy tan fácil de matar— mencionó con orgullo y Sasuke suspiró.
La precaria pero privada estancia se sumió en el silencio, solo roto por el sonido del agua cuando el conde mojaba el paño. Cuando consideró que la espalda del berserker estaba limpia, sin moverse del lugar, comenzó a lavar su pecho, dejando un beso suave en su hombro que lo hizo gruñir de satisfacción.
Naruto apoyó la cabeza en él mientras las manos del conde descendían húmedas y resbalosas, frotaba con delicadeza usando el paño y luego acariciaba la piel con sus dedos. Cuando llegó a su miembro erecto, el príncipe alcanzó su pierna con una de sus manos y la apretó.
Así, mientras dejaba huellas con besos en su nuca y cuello, masturbaba la erección del berserker rubio.
—¿No tienes miedo?— bromeó éste.
—¿Miedo de qué?
—Provocas a un animal herido, pensando que no te va a atacar— la risita de Sasuke se le contagió.
—¿Y si quiero que me ataque?— retó en su oído y luego mordió el lóbulo de su oreja.
Naruto resopló con impaciencia y se movió rápido, a pesar de las punzadas en su espalda. Pronto tenía al conde debajo de él, mientras apoyado en sus brazos observaba sus ojos negros, esos que parecían un pozo sin fondo donde la noche descansaba, y que lo atraían... enigmáticos.
El desenfreno pasó, el ansia de posesión se volvió un fuego tranquilo que los hizo temblar como primerizos; hacía muchos años que se deseaban, que soñaban con tenerse el uno al otro.
La leve luz del amanecer entraba por rayos pequeños a través de los agujeros en las paredes, y se reflejaban en la espalda de piel curtida del príncipe, mientras con suaves embestidas tomaba lo que los dioses le habían dado y él había reclamado como propiedad. A la par, sentía que le pertenecía a Sasuke, porque cada beso, cada exhalación, extraía de su cuerpo un pedazo de su alma de hombre y de guerrero. La entrega fué total, entre jadeos y gemidos lascivos se confesaron nuevamente sus sentimientos, reforzando las cadenas que ya los ataban.
Sasuke tenías sus ojos velados por deseo, después del dolor inicial solo quería más y más placer, hasta el punto de derramar lágrimas de desesperación. Naruto besaba sus mejillas, sus labios ya hinchados, mientras con leves movimientos de cadera intentaba robarle un orgasmo antes de arribar a su cumbre, que estaba realmente cerca.
Juntos llegaron en un gruñido. Sus músculos poderosos se tenzaron y brillaron de sudor, a pesar del invierno implacable en las montañas. Con la respiración en caos, apoyó la frente sobre la del conde y rió sin aliento.
—Tal vez los dioses nos bendigan con otro hijo— raspó.
—No lo creo— sonrió el conde, un poco nervioso.
—¿Dolió mucho?— preguntó Naruto, divertido.
—Pensé que había muerto y me torturaban en el Helheim²— confesó.
—Exagerado...
—Pues si hay una próxima vez, lo tienes tú— rechistó.
—Eso no es posible,— murmuró en su oído —yo soy el que monta.
—Cambiemos un día— ofreció el Uchiha con malicia y el príncipe se incorporó risueño.
—Tengo hambre— Sasuke rió ante el obvio cambio de tema, y luego lo observó vestirse e ir a preparar algo de comer, aún desnudo desde las pieles.
÷•÷•÷•÷•÷
Naruto salió, ya vestido con su jubón y capa, aseguraba el cinturón con sus hachas cuando vió a Sasuke, cortando unos leños a un lado de la cabaña. Éste lo miró curioso.
—Voy a buscar a Sarada— dijo. Habían pasado seis días desde el suceso de la muerte de su padre y con sus heridas más sanas, ya podía descender el difícil sendero empinado y caminar hasta el condado Uchiha.
—Iría contigo, pero creo que no seré muy bienvenido allá— dijo Sasuke con un poco de rabia en sus ojos —Tienes que cuidarte también.
—Volveré cuanto antes— sonrió y se acercó para despedirse.
El beso leve sobre sus labios pronto se hizo apasionado, el hacha de las manos del Uchiha cayó el suelo y después ellos. Sobre la nieve blanda y entre carcajadas, Naruto frotó su cuerpo contra el de su pareja.
—Vete ya...— jadeó Sasuke, el príncipe asintió, pero luego el sonido de pasos los hizo mirar a ambos a un lado.
Sakura salió del bosque con un bulto grande sobre su espalda, y cuebierta con una capa de piel de lobo blanco. Los miró con una ceja levantada e interrogante.
—¿Follando a la intemperie, con el frío que hace?— preguntó, Naruto se puso de pie y acomodó su erección en los pantalones, para después ayudar a Sasuke a incorporarse, con un tirón de su brazo —Parece que ya tus heridas están bien.
—Lo están, iba a por mi hija...— mencionó.
—¿Eh...?— inquirió ella.
—Sarada es mi hija, es difícil de explicar y más difícil de entender, así que solo cree en mis palabras como siempre lo haces.
La berserker miró a Sasuke, y éste asintió serio.
—De acuerdo,— concedió —entonces que bien que llegué a tiempo; la niña ya no está ahí. La ví arribar al condado Uzumaki con su cuidadora, la mañana en la que salí.
—¿Sarada está con Karin?— gruñó Sasuke.
—Es lógico que la hayan llevado con su supuesta madre al faltar tú— mencionó Naruto severo.
—Hay que buscarla inmediatamente— exclamó.
—Tranquilo, Karin está muy ocupada ahora como para pensar en tu hija. Se proclamó reina de Noruega— Sakura miró a Naruto, esperando una reacción, pero no recibió nada.
Saponaria¹: planta del jabón.
Helheim²: el reino de la muerte. Se encuentra en la parte más profunda, oscura y lúgubre de Niflheim, uno de los nueve mundos del Yggdrasil, en la mitología nórdica. Equivalente al infierno católico.

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GUERREROS
FanfictionLos elegidos de Thor, guerreros poderosos llamados berserkers; eran los dominantes de la Noruega del siglo VI. Tras un periodo de guerra se crearon alianzas para que la paz fuese duradera, pero un amor inusual iba a traer la desgracia para el pueblo...