—"Olvídate de él".
Le había dicho su compañera cuando se atrevió a confesar lo que estaba sintiendo. Y sabía que tenía razón, su atracción por Sasuke solo traería problemas. Pero nunca le había pasado algo así; sus relaciones eran ocasionales, solo por placer, y aunque admitía que apenas conocía al conde; cuando lucharon, cuando se entregaron en aquella cascada, la conexión fué tan intensa y demandante con su ser, que ahora solo Sasuke ocupaba su mente.
Pero él estaba comprometido con su hermana...
Esa noche volvieron a cenar en el edificio central, nuevamente la bebida dulce y fermentada fué un refugio para sus indomables pensamientos, y de vez en cuando hacía contacto con esos ojos negros y rasgados que lo miraban fijamente. Trató en vano de ignorarlos, de todas formas había tenido sexo por diversión; ya satisfecha la necesidad, no había por qué buscar más. Intentó centrarse en la bulliciosa conversación que a su alrededor se llevaba, pero al notar que su hermana se puso de pie y se sentó sobre el regazo del conde, el cuerno de hidromiel se rajó en sus manos de lo fuerte que lo apretó.
Sasuke la miró con semblante frío, y se quedó inmóvil al ella sujetar su barbilla y tomar sus labios.
No había nada raro en ese acto, era totalmente normal que dos personas comprometidas tuviesen contacto; a se habían tardado, pero Naruto no tuvo más remedio que ponerse de pie y dejar el salón bajo la vista del conde, porque sentía su pecho arder como si hubiese sido marcado con un hierro candente.
La llovizna fina continuaba, anunciando que la primavera estaba próxima; pero apenas mojó su cabello en el camino hasta la cabaña donde se alojaba.
—¿A qué juegas, Freya¹? Los corazones de los berserkers no se hicieron para amar, el fragor de la batalla es suficiente para sentirse vivo. Que Thor me quite tu embrujo, diosa, porque por primera vez en toda mi vida, me estoy sintiendo débil— bramó enojado, mirando el hogar arder en la estancia oscura, y arrojando una piedrecita a las llamas.
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Empeñado en no ceder, se dedicó gran parte del día a entrenar con los soldados o ayudar en las tareas del poblado. No era común ver a un príncipe levantando una cerca o matando algunos cerdos para la cena, pero Naruto no se sentía como tal. Su madre era una simple herbolaria de las montañas, y él se había criado en el bosque húmedo donde ella vivía; hasta que su padre lo solicitó.
Durante dos días se mantuvo al margen, ni siquiera comía con todos; le pedía a Sakura que le trajera su cena a la cabaña. Un ansia porque el tiempo pasase rápido lo carcomía, mientras más se demoraban los días, más difícil era mantenerse distraído. Sasuke hizo varios intentos de conversación que él acortó, incluso en ocasiones lo buscaba cuando estaba solo, pero Naruto dejaba el lugar o lo ignoraba. Al final, y con gesto furioso, el conde tomó la misma actitud esquiva.
Una semana después, y ya con los preparativos de la caravana para ir a Uppsala, el templo de los dioses, Karin abrió la puerta de su cabaña en una nublada mañana. Vestida siempre con finas ropas, era un princesa en toda regla. Naruto levantó la vista de las ofrendas de madera que estaba tallando, para seguir su recorrido por la habitación, mirando todo.
—¿Qué es lo quieres?— preguntó ronco, después de un rato sin escucharla decir nada.
—Quiero que vuelvas con padre— dijo simple, uniendo las manos sobre sus faldas y mirándolo directamente. Él soltó una risita.
—Tú, dándome órdenes— resopló —¿A qué se debe la petición?
—No soy estúpida, el conde no te quita los ojos de encima. Conozco muy bien tus... aventuras,— siseó —pero no permitiré que arruines ésto para mí.
Naruto regresó a su tallado.
—Minato me pidió que fuese testigo de que la boda se llevase a cabo, si tienes miedo de que tu futuro marido se sienta atraído por mí, fóllatelo. Tus problemas no me interesan— habló sin emoción.
—No te queda bien hacerte el desentido— acusó —Si crees que no intenté meterme a su cama, eres un tonto, pero él no quiere aceptarme hasta la ceremonia. Demasiado extraño ¿No te parece? Algo pasa entre ustedes, no hay que ser adivino para darse cuenta. Si no te puedes ir, termina con éste juego; dale un regalo de compromiso como muestra de que deseas la boda; porque por si no lo recuerdas, todo ésto es producto de un mal presagio. Padre teme la ruina de su reinado, y tú lo estás haciendo posible.
—Demasiadas fantasías— resopló el rubio, escondiendo su enojo.
—¡¿Fantasías?!— reclamó —Solo cumplo con lo que se me ordenó, yo no estoy loca como Kushina.
Al escucharla, el berserkers se abalanzó sobre ella y agarró su cuello fino, rodeándolo con su mano. Karin jadeó ahogada y temerosa ante los ojos rojos y rabiosos del enorme hombre que ahora tenía tan cerca. El berserker se inclinó lo suficiente para hablarle a su oído;
—Cállate...— bramó en un susurro amenazador —quita el nombre de mi madre de tu sucia boca, si no quieres que te rompa la tráquea como una rama seca.
—Suéltame...— raspó, y Naruto la empujó, haciéndola tropezar con una mesa a su espalda. Al verlo alcanzar un hacha de guerra, Karin comenzó a temblar, pero Naruto, aún sin ponerse su túnica o capa, abrió la puerta de la cabaña —¿A dónde vas?
—¿No querías un maldito regalo de compromiso?— preguntó sarcástico antes de cerrar con un portazo.
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La tarde era ya roja, cuando por las puertas de la muralla entró el príncipe. Todos lo observaron con rostros azorados e incrédulos. El guerrero tenía un aspecto sucio y en el lado derecho de su pecho, tres marcas profundas de garras. Sobre su espalda, un oso marrón y enorme; tan grande, que arrastraba la mitad inferior de su cuerpo muerto con cada paso que daba Naruto, incluso siendo éste de imponente altura. El murmullo y la inquietud de la gente pronto avisó al conde, y cuando el príncipe llegó a la plaza delante del edificio central, ya Sasuke, Karin y Sakura, estaban de pie en el rellano, observando la escena.
Arrojó la enorme bestia al suelo con un gruñido, justo delante de él.
—Mi regalo de compromiso para usted— dijo en tono desdeñoso, mirando su rostro contraído y luego la sonrisa cínica de su hermana.
Sasuke se limitó a asentir, pero luego reparó en la enorme herida de su pecho. Cerró los ojos con fuerza, y tras suspirar, descendió hasta el animal; buscó cuál de sus patas delanteras estaba ensangrentada y sacando un puñal de caza de una de sus botas, pisó la garra del oso y sacó las zarpas.
—Me quedo con ésto— habló con simpleza, sopesando las tres uñas afiladas en su mano —Karin puede ordenar hacer un abrigo con su piel, si así lo desea— murmuró antes de volver al interior.
¹Freya: diosa nórdica del amor y la fertilidad.
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GUERREROS
FanficLos elegidos de Thor, guerreros poderosos llamados berserkers; eran los dominantes de la Noruega del siglo VI. Tras un periodo de guerra se crearon alianzas para que la paz fuese duradera, pero un amor inusual iba a traer la desgracia para el pueblo...