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Sarada no había soltado el agarre en horas, y Sasuke estaba más que complacido. Sus manos de madre la notaron más delgada y un poco desarreglada, pero sana. El rey aseguró que la niña no había sufrido ningún tipo de abuso, que en su lugar par de sus hombres tenían golpes y mordidas, y señaló con diversión la rebeldía de la pequeña, mostrando las marcas de sus guerreros mientras éstos reían brindando con una cerveza de leche fermentada.

—Papá, quería verte... Todos los días quería verte, todos todos— balbuceó contra su cuello marcado —Estaba muy asustada. Mamá dijo que ibas a morir— lloriqueó entonces. Las cejas de Sasuke se juntaron y buscó los ojos de Naruto, que para su sorpresa, estaban un poco inquietos.

—No puedo irme de éste mundo sin antes verte convertida en mujer— dijo, intentando tranquilizarla —Y Sarada, hay algo que debo decirte.

—¿Un secreto?— preguntó, incorporándose sobre sus piernas y secando su húmeda nariz con la manga.

—Ya no lo es— sonrió con dulzura y se puso de pie, alejándose de la mesa bajo la vista del Naruto y dejando a Sakura conversando con el rey Hyuga.

Caminó hasta el exterior y alejándose un poco del bullicio, se sentó el rellano de la construcción, con la espalda apoyada en un columna como había hecho tantas veces en el que antes era su hogar. La niña esperó con paciencia mientras él encontraba las palabras para confesarlo todo, y cuando Sasuke dejó las estrellas para mirar a los ojos de sus hija, aún más hermosos, volvió a sonreír.

—Sabes que Karin no estaba en el corazón de papá— comenzó y la vió asentir —Te lo dije una vez, que solo tú eras dueña de mi cariño.

—Sí me dijiste— afirmó con orgullo de sí misma.

—Bueno, ésto no es totalmente cierto— ella hizo un leve puchero, que Sasuke borró con una caricia —Eres la persona más importante, Sarada, pero papá, desde hace muchos años ama a otra. Él me marcó de una manera que ese sentimiento permaneció sin importar el tiempo que pasamos separados. Y es tan fuerte, que los mismo dioses no bendijeron con tu llegada.

—No entiendo, papá— se excusó avergonzada.

—Esa persona de la que te hablo...— respiró profundo para tomar valor —Ese hombre que amo, es tu padre también.

—No se puede tener dos papas— rió junto a Sasuke.

—Es que ésta vez, la misma Freya consideró que una niña tan especial como tú, necesitaba a dos padres poderosos para que la cuiden— diciendo ésto, vió a Naruto salir y al divisarlo, caminar lentamente.

Sasuke notó su ansiedad, la duda en su mirada que le expresaba la pregunta de si ya le había dicho todo a Sarada. Y al recibir un asentimiento discreto, éste se rascó la nuca, nervioso.

Era divertido ver al gran rey de Noruega temeroso de las reacciones de una pequeña, pero a la vez lo llenaba de satisfacción. Cuando estiró su mano para que él la tomara y se agachara junto a ellos, Sarada lo miró curiosa y luego a su agarre. Tan inteligente y perceptiva la sabía, que Sasuke se percató de que ya había intuído que era Naruto de quién hablaba.

—¿Entonces el príncipe no es mi tío?— preguntó —Porque Karin no es mi mamá...— murmuró.

—No,— habló el rubio, su voz un poco estrangulada por la emoción —eres mi hija, Sarada.

Tendió su mano y tras la niña dudar un poco, la tomó, desbordando su sentir y haciendo que las lágrimas corrieran por las mejillas del poderoso rey. Sasuke resopló una risa de alivio y apretó sus labios cuando la niña secó el rostro de su esposo.

—No me gusta que papá llore,— dijo ella —y como ahora también eres mi papá, tampoco puedes llorar— ordenó.

—De acuerdo— murmuró Naruto, agarrando su manito y dejando un beso en la palma.

—Ahora mi corazón está tranquilo, después de tanto— mencionó el Uchiha en voz baja, viendo como se sonreían el uno al otro.

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Los cascos de los caballos hicieron un estruendo al atravesar las puertas de la muralla. Sasuke suspiró con alivio, otra vez el bullicio de aceptación de las personas en el condado le anunció la llegada de su hija.

Dejó el edificio central seguido de Naruto y la vió acercarse, dominando un poderoso corcel junto a dos jinetes más su espalda. Su armadura de cuero oscuro resaltaba su figura esbelta y fuerte, e igual de oscura era un trenza larga desde la raíz de su cabello. Con una sonrisa en los labios descendió de un salto ágil y arrojó su arco a uno de acompañantes, antes de correr a su encuentro.

Naruto le arrancó quejidos cuando la apretó en un poderoso abrazo y mientras Sasuke también la recibía, preguntó;

—¿Todo bien?

—Perfecto, el condado Uchiha nunca ha estado mejor— anunció, haciendo reír a Sasuke —Modestia a parte— añadió con orgullo, mostrando una expresión de superioridad que sabía provenía de su esposo —Solo me quedaré unos días, debo volver antes del invierno— añadió, recorriendo el lugar con la vista —¿Y tía Sakura?

—Debe estar en su casa— dijo el rey.

—Iré a visitarla— anunció.

—Hima no está allá— avisó Sasuke con diversión.

—¿No?— Sarada preguntó, mirando a su espalda como sus acompañantes, Aren y Erik, terminaban de desmontar.

—Viajó con Hinata a Groenlandia, para visitar a su familiares. Llegará para la ceremonia de ordenamiento.

—No entiendo por qué insiste en hacerse guerrera— bufó la muchacha, cruzándose de brazos.

—Nació como berserker, al igual que tú. Nadie se opuso cuando quisiste luchar contra todos en el condado— señaló Naruto, colocando un brazo sobre los hombros de su esposo —¿Temes perder tu dominio?— preguntó risueño, recibiendo un codazo de Sasuke en las costillas —Oye, la comprendo.

—Soy la princesa, cabeza del clan Uchiha, la berserkers más poderosa que ha existido— Naruto levantó una ceja —Después de ustedes— añadió con diversión —Mantendré mi lugar sin importar lo que ella decida.

—Te sorprendería lo sumisa que puedes llegar a ser por alguien que amas— señaló Naruto, buscando a Sasuke con la mirada.

—¿Amas?— preguntó nerviosa —¿De qué hablas? Solo quiero que ella sepa quién es superior en poder.

—Tan egocéntrica— suspiró Sasuke —Bueno, entonces creo que Sakura debería aceptar la petición de mano que le hizo ese... ¿Cómo se llamaba?

—No recuerdo bien...— murmuró Naruto pensativo —¿Tenji? ¿No era su primo?

—¡No se puede casar con un primo!— exclamó furiosa —Iré a ver a tía Sakura, está loca si le dice que sí al maldito pervertido— rechistó y pasos vivaces, se alejó rumbo a las afueras del condado.

—¿Cuándo lo va a admitir?— preguntó el pelinegro a Naruto.

—Cuando Hima la golpee con fuerza— contestó —Solo así verá que entregarlo, no hace débil a nadie— besó suavemente sobre los labios de su esposo —Al contrario, no hay mayor fortaleza que la se encuentra al dejarse atrapar por amor y ser correspondido.

—En eso tienes razón— murmuró Sasuke.

—Siempre tengo la razón— rió, logrando que su esposo rodara los ojos.

Fin

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