La llegada de la condesa Uchiha a la villa Uzumaki, fué una noticia que corrió rápido entre la gente. Sakura, como era su deber, se presentó en la corte del rey para su recibimiento.
Karin tenía los ojos húmedos y su cabello rojo mal peinado. Cargaba un bebé en brazos y otra niña pequeña sujetaba sus faldas.
—Padre...— lloró.
El rey Minato frunció el ceño, pero no se levantó de su trono.
—¿Qué ha ocurrido? No esperaba tu visita.
—Es terrible...— balbuceó, sujetándo con fuerza a su pequeño.
Sakura, a un lado del rey, comenzó a inquietarse.
—¡Habla!— ordenó Minato con impaciencia.
—El conde Uchiha... él ha asesinado a Naruto.
La berserker retuvo la respiración por un momento, pero no tardó en ver la máscara de mentira con la que se había cubierto la condesa. Sasuke no era capaz de eso, ella había sido testigo de su conexión, simplemente era impensable.
—¿Qué dices...?— bramó el monarca.
—Habían espías en las montañas, Naruto fué a ayudar, pero no regresó— habló con voz rota.
—¿Tienes pruebas de eso?— exigió Sakura.
—Sí, uno de sus hombres lo vió. Él es leal a mí. Padre... mi hermano... mi querido hermano, el heredero de tu reino fué arrojado sin piedad a un desfiladero. Se lo llevó la corriente y se perdió en el agua helada...— lloró con desconsuelo.
Minato pegó en el apoyabrazos de su trono y se levantó con un gruñido.
—Ésta no se las dejaré pasar a los malditos Uchiha— bramó severo.
—Señor, debemos hablar con el conde primero. Puede ser un malentendido— aconsejó Sakura, rogando internamente porque su amigo estuviese con vida.
—¡Es mi hijo!— gritó Minato —Preparen la tropa,— ordenó a uno de los soldados —el clan Uchiha desaparecerá del mapa.
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—Cariño...— su esposa frotó su espalda y luego la abrazó. Sentir su consuelo y esa barriga crecida la calmaba.
—Él no está muerto, Hinata, lo sé— murmuró.
—Pero Karin...
—No le creo nada. Es imposible que venzan a Naruto ¿No lo entiendes? Ni siquiera el conde pudo hacerlo. La única forma de que hayan podido derrotarlo es a traición, y Sasuke no lo haría; suponiendo que le guardase rencor, los berserkers somos demasiado orgullosos, jamás atacaríamos por la espalda.
—¿Crees que eso hicieron?
—No creo, estoy segura. Tengo que buscarlo— se puso de pie del lecho donde estaba sentada y sujetó sus hombros —El rey está ciego, no entiende razones; su odio solo le permite ver que es la oportunidad perfecta para deshacerse de los Uchiha. La guerra es inevitable y no quiero que corras peligro. Toma a los niños y ve a la cabaña de Kushina.
—De acuerdo...
—No le digas de Naruto— advirtió y vió a Hinata asentir.
Después de un beso en los labios de su esposa, dejó uno en la frente de sus dos hijos y un cuarto en el vientre grávido.
Empacando lo indispensable buscó su caballo y abandonó la villa sin decir nada.
Solo había un río en las montañas que rodeaban al condado Uchiha, no era una experta en la zona, pero la conocía bastante como para buscar.
Sakura siempre fué muy analítica, Naruto confiaba en ella para cada misión que le era encomendada y pedía su consejo. Intentó mantener sus emociones a raya para pensar con claridad cuando después de dos días llegó al río ¿Dónde estaría?
Si lo atacaron a traición era seguro que estaba herido, y para no haber llegado al condado debió ser algo grave. Pero era resistente... Con traidores a su alrededor, Naruto no podía salir y exponerse a ser atacado nuevamente. Había caído al río, y lo más lógico sería que su cadáver fuese arrastrado por la corriente.
—Te estás cuidando...— murmuró, mientras buscaba huellas en la grava de la orilla —Muy inteligente de tu parte— sonrió.
Sakura, en contra de la lógica, comenzó a subir la montaña buscando el nacimiento del cause. Sonrió victoriosa cuando, no muy lejos del agua, encontró un rastro de sangre en unos arbustos. Estaba seca, pero la altura de la mancha le indicaba que se trataba o de un oso, o de hombre alto.
Sintiendo desesperación, siguió el rastro hasta una saliente rocosa; allí, en un cueva elevada un metro sobre el suelo, terminaba su búsqueda. Entró sujetándo el mango de su espada aún enfundada, cuando sintió un gruñido conocido, dejó salir el aire.
—Te tardaste...— bramó Naruto.
—¡Estúpido! Casi me matas del susto— lloró y lo abrazó, arrancándole un quejido de dolor. Con ojo crítico observó su estado, pero como supuso, no había heridas al frente, todas estaban en su espalda —Están infectadas... ¿Qué fué lo que ocurrió? ¿Sasuke...?— Naruto negó, frunciendo el ceño ante una punzada.
—Suigetsu...
—Maldito...— gruñó —Karin le dijo a Minato que había sido el conde— al escuchar la noticia, el príncipe intentó ponerse de pie —Espera, déjame curarte...
—Sakura, Sasuke está en peligro...
—Debemos ir a explicarle a tu padre, pero para que lo crea debe verte.
—No, él no parará. Aprovecha la oportunidad para destruir a los Uchiha, solo me usa de justificación— bramó —Sakura, ayúdame...
—No puedes ni ponerte de pie— murmuró con lágrimas en los ojos —Al menos deja que te vende.
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—No hay nada...— escuchó de uno de sus hombres y allí, sentado en el rellano de la entrada, sujetó su cabello negro y gruñó con desesperación.
—Papá...— lloró Sarada a su lado, abrazándolo con fuerza.
Sasuke había dedicado los últimos días solo a la búsqueda de Naruto. No le había importado que Karin se hubiese marchado, o que la mitad de sus guerreros ya cuestionaban su liderazgo. El dolor lo estaba consumiendo y la rabia por no poder hacer nada había envenenado su sangre. Perderlo así, de repente, sin poder contarle que Sarada era su hija, le creyera o no... No se podía resignar...
—Busquen de nuevo, expandan el área— ordenó.
—Conde...— protestó el soldado, pero no pudo decir más, otro hombre se acercó corriendo y jadeando se detuvo delante de Sasuke.
—Los Uzumaki se acercan...
—¿El rey?— preguntó y lo vió asentir.
—Con tropas, conde. Nos vienen a atacar.
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GUERREROS
FanfictionLos elegidos de Thor, guerreros poderosos llamados berserkers; eran los dominantes de la Noruega del siglo VI. Tras un periodo de guerra se crearon alianzas para que la paz fuese duradera, pero un amor inusual iba a traer la desgracia para el pueblo...