Marcus
☆
Serían las siete y media de la mañana cuando Zeus me despertaba con sus ladridos. Deseando que le diera su ración de pienso mañanera.
Zeus había sido mi perro desde que me independicé. Supongo que quise sentir algo de compañía cuando me vi sólo entre estas cuatro paredes. Y le adopté tan solo unos meses después. Su adopción fue muy fácil, una familia lo abandonó por considerarse un perro de raza peligrosa, y lo dejaron en manos de una perrera. Por suerte, llegó a mis manos, y desde entonces ha estado conmigo siempre. Era un Rottweiler, pero era el Rottweiler más cariñoso que había visto nunca, aunque con los extraños se volvía como un loco, comenzaba a ladrar y gruñir hasta que yo aparecía. De hecho, sigue ladrando a Samuel después de tantos años.
Le entrego el pienso y me dirijo a prepararme el desayuno. Preparo un par de tostadas y pongo algo de música de fondo. Hoy era el primer día de universidad, se había vuelto a acabar el verano en un abrir y cerrar de ojos, se habían acabado las noches eternas en la playa con los amigos, los cigarrillos y las risas durante horas.
No sé de qué me quejaba. No solía ir mucho a clase. Estudiaba economía gracias a una beca que me dieron cuando aún iba al instituto. De pequeño, las matemáticas eran mi don, se me daban genial. Era el mejor de la clase, y del curso. Era tan bueno que con tan solo 16 años ya hacía exámenes de universidad. Y así fue como el director de mi instituto decidió conceder una beca al mejor alumno en la disciplina de matemáticas, para concederle una beca para la universidad.
Después de los años, me di cuenta que economía no era lo mío, pero todo el mundo que conocía me aconsejaba no dejar la carrera. Ni siquiera iba a clase, prefería prepararme los exámenes en casa y presentarme el día del examen, ya que no quería perder la beca. No me había ido nada mal hasta la fecha, así que iba a seguir haciendo lo mismo.
Aunque aquel día Janne me había obligado a ir. Le encantaba el primer día de universidad, y siempre tomábamos algo después de clases, en mi casa. Así que no me quedaba otra que asistir. Así podría verle la cara a los compañeros a los que no volvería a verán bastante tiempo.
Me ducho rápidamente y me visto con lo primero que encuentro. Bajo al coche para dirigirme a la universidad y conduzco hasta ella. Había tardado varios meses en poder restaurar el viejo coche de mi padre, y por fin había podido acondicionarlo para que no fuera un suicidio seguro subirse a este.
Llegué a la universidad diez minutos después y aparqué en la puerta. Donde Janne y Dave me esperaban de brazos cruzados.
- Ya era hora. Llegas tarde. Me sermoneó Janne
Yo puse los ojos en blanco y la ignoré.
Janne y Dave habían sido mis amigos desde el instituto. Y se habían convertido en parte de mi familia. Siempre estaban cuando necesitaba su ayuda, y sabía que siempre velarían por mi bien. Siempre habíamos estado muy unidos los tres, aunque con 17 años me volví un gilipollas y me alejé de todos los que me querían, para juntarme con gente con la que jamás debí hacerlo, ellos siempre cuidaron de mí.
No tenía relación con mi familia, mi madre se marchó cuando yo tenía apenas 5 años, y mi padre se volvió un alcohólico poco después, así que se podría decir que ellos eran mi familia.
Samuel y Morgan llegaron algo después, tan solo un par de años antes de acabar el instituto. Y rápidamente se integraron al grupo. De hecho, Morgan empezó a salir con Dave poco después, y se convirtieron en la primera, y espero que última, pareja del grupo. Estaban todo el día morreandose y pegados el uno al otro.
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VEGA
Teen FictionNatalie lo tenía todo, hija de una de las empresarias más importantes del país y heredera de una importante fortuna, pero no era feliz. Y jamás creyó que lo único que necesitaba para volver a ser feliz tendría nombre y apellidos, y viviría en Caroli...