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Marcus


Acababa de llegar a la fiesta y me había servido una cerveza sin alcohol en uno de esos vasos rojos.

Entonces vi a Dave entrar por la puerta, y le seguían tres chicas vestidas de colores, una de ellas, como siempre, me llamó especialmente la atención. Estaba guapísima con esa peluca, se parecía a Mia Wallace.

Pero sabía que aún más, hoy debía alejarme de ella. Tenía que enfriar todos los sentimientos de la manera más rápida posible.

- Hola tío, ¿Ya has llegado? Me dijo Dave

- Sí, hace un rato. Respondí sin evitar fijarme en como Natalie cruzaba por delante mía con Janne y Morgan sin dirigirme la mirada.

Dave se dio cuenta y se giró.

- Oye, ¿Pasa algo con Natalie?

Dave era mi mejor amigo, y si había alguien a quien no podía ocultárselo, era a él.

- Escucha... Natalie y yo nos hemos acostado.

- ¡¿Qué?! Como se entere Janne... Me advirtió

- Eso es lo de menos. Aquí el problema es que... no me la puedo quitar de la cabeza.

Su expresión se relajó y me miró con el ceño fruncido.

- ¿Crees que te puede llegar a gustar?

- Joder claro que me gusta, ¿Tú la has visto? Pero ese es el problema. 

- Marcus, deja de ser tan frío. Permítete disfrutar de algunas cosas.

- No puedo Dave. No puedo permitir que vuelva a pasar lo de Maddie, otra vez no.

- Oye, es normal que tengas miedo pero...

- Tengo que quitármela de la cabeza cuanto antes. Y ya sé como. Dije esquivándole y dirigiéndome hacia una chica rubia que se apoyaba en una de las columnas que tenía aquel salón.


Sin pensármelo dos veces me interpuse entre ella y su amiga. No tardé más de cinco minutos en conseguir que pegara sus labios a los míos.

Y de verdad que intenté que me gustara, intenté que fuera igual o mejor, pero fue imposible. Y para colmo, cuando me giré, vi a Natalie y a Janne observándonos con el ceño fruncido. Quizás ya le habría contado todo a Janne, y ambas me fulminaban con la mirada viendo como intentaba olvidarla besando a otras.


- Bueno, ¿No vas a decirme cómo te llamas? Me preguntó la rubia.

- Marcus. 

- Yo soy Daphne. Respondió con una sonrisa.


Si el beso no había funcionad, quizás habría que probar con algo más. Si no podía olvidarme de Natalie aquella noche a base de alcohol, lo haría de otro métodos.


- Oye Daphne, ¿Quieres subir arriba?

- Claro. Respondió.


Subimos a una de las habitaciones, la primera que encontramos libre, y nos encerramos dentro.

Juraba que pensaba que aquello iba a ser suficiente, pero no podía parar de pensar que podría ser Natalie, y no aquella chica. No podía parar de pensar que Natalie estaba abajo, quizás algo enfadada por lo brusco que fui el día anterior, pero estaba ahí, y ahora mismo, era la única persona que quería besar.

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