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Natalie


Pasaron los días y no había ni un solo momento en el que no pensara en él. Se me hacía difícil dormir por las noches e imposible no llorar al menos una vez al día.

Ni siquiera sabía por qué lo hacia. Él no merecía que yo llorase. Lo había pasado mal por su culpa, y no quería volverle a ver, pero era imposible negar que estaba enamorada de ese imbécil y me quemaba por dentro todo aquello.

Mi subconsciente era traicionero y no paraba de recordarme todos aquellos momentos en los que más feliz había sido a su lado. Y eso, me jugaba una mala pasada.


Habían pasado ya dos semanas desde entonces, y era navidad. 

En mi familia, solíamos cenar todos juntos en casa, aunque desde que papá murió, ya nada era lo mismo.

Ni siquiera me molesté mucho en arreglarme, cenaríamos en casa y vendrían algunos familiares y amigos.

Becca optó por ponerse un diseño mío, que había hecho en aquellos días. Lo único que había mantenido mi mente ocupada había sido diseñar y coser.

Era un vestido verde oscuro con una caída preciosa y los hombros al descubierto, y le sentaba como un guante.

Por el contrario, yo opté por un vestido largo bastante simple, con un ligero vuelo en la falda.


- Estais preciosas. Dijo mi madre al vernos llegar al salón, dónde sus empleados ya habían preparado una gran mesa con todo tipo de comidas.


Pronto empezaron a llegar los invitados, mis abuelos maternos, nuestros tíos, también maternos y algunos amigos de la familia. 

Desde que mi padre murió, mi madre no quiso mantener contacto con nadie de su familia, y no solíamos verles, aunque Becca y yo siempre nos las ingeniábamos para poder coincidir al menos una vez al año.


- Natalie, Rebecca, estáis preciosas. Nos dijo Carolinne, la hermana de mi madre.

- Gracias tía Caroline. Respondió mi hermana

- Tendréis que estar hartas de rechazar hombres, ¿No es así? Preguntó divertida y nosotras reímos por compromiso.

Entonces el timbre sonó y Becca y yo nos miramos extrañadas. Ya estábamos todos, ¿De quién se podría tratar?

- ¡Tyler! Me alegra que hayas podido venir. Escuché decir a mi madre.


¿Tyler? ¿Qué hacía Tyler ahí?


- Mamá, ¿Podemos hablar? Le dije suficientemente bajo como para que él no se percatara.

- ¿Qué ocurre?

- ¿Por qué le has traído?

- Pensé que te vendría bien retomar algo de contacto con él.

- Mamá yo no...

- ¡Natalie! Tu madre me había dicho que habías vuelto y no pude evitar venir. Dijo entonces él entrando en escena.

- Tyler. Dije con una amplia sonrisa

- Os dejo para que os pongáis al día. Dijo mi madre antes de desaparecer entre los invitados.

- ¿Qué tal la universidad? La última vez que te vi parecías contenta.

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