15

10 2 0
                                    

Natalie


Era el primer día de Austin en la universidad después del accidente. había intentado estar con él el máximo tiempo posible. Me había dicho que su intoxicación había sido 100% provocada, así que alguien le quería hacer daño. No podría imaginar quién podría hacer eso, pero era mejor no saberlo.

Habíamos terminado nuestra clase de matemáticas y nos dirigíamos hacia la cafetería para tomar algo antes. Y le contaba sobre el evento benéfico al que iba a asistir ese Sábado.


- Así que compramos los vestidos más bonitos de toda la tienda. Dije con ligero entusiasmo, el cual se difuminó de mi cara por completo cuando vi a Jake y a Cameron sentados en una mesa de la cafetería. Resulta que Cameron si que asistía a mi misma universidad, así que ya le había visto antes, pero no sé donde.

- ¿Qué pasa? Me preguntó Austin al ver que me había quedado callada.

Jake se dio cuenta y me sonreía mientras me saludaba con la mano. Para después darle un ligero golpe en el hombro a Cameron para avisarle de mi presencia. 

Las miradas de ambos se posaron sobre mí y un escalofrío recorrió mi cuerpo.

Aparté la mirada enseguida y cambié de trayecto, para no tener que cruzarme con ellos de nuevo.

- ¿Por qué no seguimos recto? Llegaremos antes. Me dijo Austin

- Escucha... el día de tu accidente, pasó algo... Con Cameron y Jake.

- ¿Te hicieron algo?

- Sí... o sea no. Pero no me generaron muy buena confianza

- Es mejor que no te juntes con ellos.

- ¿Por qué? No pude evitar preguntar.

- No son la definición de buenas personas exactamente. Es mejor que te alejes.

- Tranquilo, que no tenía pensado volver a acercarme. Dije llegando al mostrador


Austin pidió primero y después yo, tras revisar que, efectivamente, ambos me seguían mirando, aunque algo más disimuladamente.


Nos sentamos en una mesa y comenzamos a charlar con normalidad de nuevo, aunque no pude evitar sentirme algo incómoda sabiendo que ellos estaban allí, a tan solo unos metros.

Como si supieran que me incomodaba su presencia y se regodearan en ello, como si se sintieran superiores. Quizás aquella noche podría haber parecido segura de mí misma, una mujer independiente que no se deja pisotear por un par de gilipollas, pero no de así. Por dentro temblaba y no sabía cómo salir de allí.


- Bueno, cuéntame. ¿Cómo es ese evento benéfico? Preguntó Austin

- No me han dicho mucho. Será cerca de la universidad, ya que está asociado a ella, en un espacio reservado, y hay que vestir elegante, ya que asisten empresarios y gente conocida, los cuales aportarán económicamente a la causa.

- Quizás haya oído hablar algo, pero no me acuerdo. A lo mejor el lavado ha dejado secuelas.

Yo reí.

- No digas eso -Dije divertida- Estoy segura que te has quedado como nuevo.

Él rió.


Focalicé mi mirada detrás de Austin, donde se encontraba Marcus mirándonos, pero al darse cuenta que le había visto, desvió su mirada, agarró su café y se marchó.


- Bueno, ¿Volvemos? Le propuse a Austin, y volvimos a nuestra última clase.


Fue un día bastante rápido, cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos de vuelta a casa. Acompañé a Austin hasta el parking de la universidad, allí le recogió su hermano y volvieron a casa juntos en su coche.

Yo debía esperar al metro, odiaba hacer aquello. Los primeros días me gustaba, fue hacer algo diferente, algo que no había probado nunca y me gustó ver cómo se reunían todas las personas para ir a un sitio en concreto, pero la primera vez que un hombre sudado se sentó a mi lado dejé de verle el lado divertido. Por motivos como esos había veces que deseaba traer mi coche a Carolina, me daría mucha libertad, y me solucionaría un montón de problemas.


Cuando llegué a casa decidí tomarme la tarde libre, me duché y me hice un skincare, de esos que amaba hacer mi madre. Me acuerdo que siempre me compraba miles de productos para que limpiara e hidratara mi piel, y entre ellos, cremas antiedad, me decía que si quería una piel joven, debía usar esos productos desde los veinte.

Dedicarme tiempo a mí misma siempre me sentaba realmente bien, es algo que le agradeceré a mi madre. "El cuerpo siempre te agradece que le cuides" me decía constantemente. 

Me puse mi playlist favorita y me senté a leer la enciclopedia que llevaba por la mitad, sobre las estrellas. Me había estado informando sobre buenas fuentes de información y todas ellas recomendaban este libro, que trataba sobre el cielo nocturno, especialmente, las estrellas. 

Me encantaba aprender cosas nuevas, supongo que lo heredé de mi padre. Y siempre que podía leía o veía algún documental interesante.


Al día siguiente era el evento benéfico, y quería estar bien descansada. Janne me había comentado que no había fiesta como tal, pero que siempre se solía animar el evento pasadas las doce de la noche.

Así que me acosté pronto. Me metí bajo las cómodas sábanas, que como ya empezaba a hacer cada vez más frío, sentir el calor de las sábanas hizo que conciliara el sueño más rápido.

VEGADonde viven las historias. Descúbrelo ahora