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Natalie


Acababa de terminar mi examen, y juraría que me había salido realmente bien.

Era jueves, y el sábado sería la famosa fiesta de navidad, ya que estábamos apunto de recibir las vacaciones. Así que salí a comprar algo de ropa para ponerme aquel día. 

No tenía mucho presupuesto, ya que apenas me quedaban trescientos euros. Mi madre seguía sin responderme las llamadas, y si no conseguía trabajo antes de lo que tenía pensado, me quedaría sin dinero.

Hacía tan solo unos días había tenido que pagar el alquiler del piso y eso me había dejado casi sin nada. Así que debía controlar bastante bien lo que compraba.


Había logrado hablar con Becca. Ella me había contado que mamá estaba muy enfadada y había estado de mal humor toda la semana. También, me contó que había intentado engañarla para asistir a uno de esos eventos. Pero por suerte, Becca logró pillar su trampa y se escaqueó.

Yo solo quería que ella fuera feliz, y que no tuviera que tener aquella vida de la que yo siempre había querido huir. Y sabía que ella sería fuerte y no se dejaría manipular de aquella manera, pero tenía que sacarla de allí.

Sólo necesitaba tener algo de dinero, y poder traerla conmigo a Carolina. Aquí empezaría en un instituto nuevo, y viviría conmigo. Pero no iba a ser tan fácil. Primero debía ahorrar algo de dinero, y después debía ganarme algo de confianza con mi madre para que no tuviera tan vigilada a Becca y poder sacarla yo misma de allí.

Le había prometido que la sacaría de allí. Que conocería a Marcus y a los demás, que viviría conmigo y estaríamos bien las dos solas. Pero sabía que necesitaba algo de tiempo.


Llegué a una tienda en la que ni siquiera me pude comprar nada. Todo era demasiado caro, así que desistí en aquella tienda.

Al final, después de buscar en un montón de sitios, encontré un vestido rojo corto de manga larga que me vendría genial para no pasar frío, pero tampoco calor.

Me costó unos setenta dólares, así que ni siquiera me replanteé comprarme nada más.


Volví a casa, y en la puerta de esta, encontré a Marcus junto a Zeus con una caja de galletas.


- ¿Qué haces aquí? Pregunté sorprendida

- Me habías dicho que el examen había ido bien, y había pensado...

Ni siquiera le dejé terminar y junté mis labios con los suyos.


Pasamos dentro de la casa y nos comimos todas las galletas mientras veíamos algo en la televisión, y Zeus destrozaba unas viejas zapatillas, que por suerte, ni siquiera usaba.


- ¿Qué tal el otro día con Morgan? Con lo del vestido.

- Fue genial. -Admití- Encontramos su vestido ideal.

- ¿Fue muy caro? Dave estaba de los nervios por eso. No quería que fuera excesivamente caro.

- Tuve que pagar un par de cosas extra para que lo arreglaran, pero nada del otro mundo.


Preferí no mencionar nada sobre mi... escaso dinero en el banco. No quería que se preocupara, y a pensar de todo, tampoco tenía tan poco dinero, ¿No?

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