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Natalie


Hablaba con Janne en el salón. Ella había vuelto de clases y había decidido pasar a comer conmigo, ya que estaría sola todo el día por que Marcus entraba al trabajo realmente pronto.

- Ni siquiera te quedaste para conocer a Cassie.

- Ya... lo siento, de verdad. Me encantaría conocerla.

- Y ella quiere conocerte así que la he invitado.

- ¿Ahn sí?

- Esta tarde. Vendrán todos a tomar unas cervezas, y he decidido aprovechar para presentárosla formalmente como mi novia.

- ¿Novia? Pregunté emocionada

- ¡Sí! Respondió ella aún más.

Yo reí.

- Aunque Marcus fue muy insistente en que no nos quedaremos mucho, ya que madrugaba. Nunca había sido así de pesado. Antes siempre era el que nos convencía para quedarnos un rato más. Al parecer le has mandado por el buen camino.

- No sé Janne. Me preocupa que quiera cambiar. Yo le quiero como es, no quiero que me demuestre nada.

- Creo que se siente... inferior. Y quiere estar a tu altura. Me refiero, tú tienes muchísimo dinero, tienes un don increíble con la moda y encima sabes de absolutamente todo. Sólo creo que él también quiere tener algo de lo que hablar cuando le presentes a su familia, y sentirse algo... útil.

- El dinero ni siquiera es mío. Es de mi madre y de su empresa. De la que oficialmente estoy completamente desvinculada.

- No es solo eso. Eres más madura que él, y eso le asusta. No quiere perderte por que pienses que es un niñato sin estudios.

No respondí

Ni siquiera pensaba eso de él. De hecho, no me importaba que no tuviera estudios. Me daba igual. Sabía que quizás en un futuro, sería algo más difícil conseguir trabajo, pero contando con mi dinero, él jamás tendría ningún problema para poder trabajar. Aunque siempre me decía que no quería depender de mi dinero y que él también quería aportar económicamente.

- Me alegro de que haya encontrado a alguien como tú. Le venía bien madurar. -Dijo divertida- Además... creo que necesitaba algo de cariño. Nunca lo tuvo, y siempre es muy reacio a este. Pero contigo fue distinto. Te quiere de verdad. Y no sabes lo bien que le viene tener a alguien como tú.

- ¿A qué te refieres?

- Con dieciséis años cambió completamente, empezó a fumar y a beber a todas horas, se metía en peleas y empezaba a drogarse como mi hermano. Y me asusté, pensé que le perdería, que se convertiría en uno más de ellos. Y por suerte o por desgracia pasó lo de Maddie, y se dio cuenta que no le convenía seguir juntándose con ellos. Y mejoró, mucho. Dejó de tomar alcohol, dejó las drogas, e incluso dejó las fiestas. Pero poco a poco fue retomando actitudes del pasado. Pero llegaste tú entonces, y le volviste a salvar. Que curioso que siempre han sido mujeres las que le han salvado de caer en un pozo profundo.

- ¿Estás insinuando que le he ayudado?

- Claro. Has hecho que Marcus Thompson madure de una vez. Que ya iba siendo hora. -Respondió divertida- Que se centre en lo que quiere hacer, que exprese sus sentimientos y no los reprima. Le has ayudado a mejorar.

Yo sonreí

- Me alegro. Respondí sincera.

- Además, he estado hablando con el entrenador del equipo y me ha dicho que pronto habrá un partido de baloncesto importante, y asistirá un ojeador muy importante. Sé que le vendría bien ir, deberías hablar con él.

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