Natalie
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Íbamos camino a la primera sesión de quimioterapia del señor Thompson. Había pasado algo más de una semana desde que se había presentado en casa de Marcus anunciando que estaba enfermo.
Yo me había ofrecido a pagar su tratamiento. Ni siquiera me supondría nada en mi vida diaria, y sentí que debía hacerlo por mi padre.
Llegamos al hospital y le comunicamos a la mujer del mostrador que veníamos por el tratamiento.
Era un tratamiento por vía intravenosa, por lo que debíamos ir a una sala, con más pacientes, y esperar a que el medicamento se vaciara.
Llegamos a una sala en la que había dos pacientes más, una señora mayor con el pelo blanco y gafas de pasta y una chica de más o menos nuestra misma edad, que llevaba un pañuelo en la cabeza.
Marcus me acompañaba, pero no decía nada. Se limitó a asentir y a seguirnos. Sabía que le importaba todo aquello, le había visto como su expresión se entristeció en el momento en el que su padre le entregó el papel del médico. Pero él no quiso admitirlo.
- Buenos días, ¿Señor Thompson? Preguntó una mujer joven. Y supusimos que era la encargada de administrarle el medicamento al padre de Marcus
- Sí. Respondió él
- Perfecto. Es tu primera dosis. Serán seis ciclos. Un ciclo de quimioterapia es el periodo comprendido entre dos sesiones, que puede variar entre veintiún y veintiocho días.
Él asintió
La mujer colocó una bolsa de plástico y le colocó la vía intravenosa para poder administrar el líquido.
- Vuelvo en un rato. Si necesitáis algo, no dudéis en pulsar este botón. Nos dijo la mujer antes de marcharse de la habitación.
Aquel sitio le quitaba la alegría a cualquiera. La sala era pequeña y blanca. Con sillas y medicamentos. No había ningún sonido, y estaríamos en completo silencio a no ser de estar las puertas abiertas y escucharse todo el ajetreo del pasillo.
Desvié la mirada hacia las otras dos personas que había en aquella sala.
No pude evitar entristecerme al ver a aquella chica, que no tendría muchos años más que yo.
Tenía un brazo en alto, al igual que los demás, el brazo de la vía. Y escribía algo en su teléfono.
Marcus se dio cuenta que la miraba y agarró mi mano. Yo dirigí mi mirada hacia la suya. Sus ojos fríos me calmaron y no pude evitar sonreír.
Después, se ausentó un segundo y salió de la habitación.
¿Dónde iría?
- Natalie... ¿Puedo hacerte una pregunta? Me dijo Duncan
- Claro. Dije sacudiendo mi cabeza librándome de todos mis pensamientos
- ¿Por qué quieres hacer esto? Quiero decir... mi hijo te habrá contado todas las cosa que hice mal, y no creo que quieras hacer esto por alguien como yo.
- Sé que fuiste adicto al alcohol. Pero eso no es excusa para no ayudarte. Mi padre tuvo cáncer y se murió poco después. Siento que es lo que debo hacer.
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VEGA
Teen FictionNatalie lo tenía todo, hija de una de las empresarias más importantes del país y heredera de una importante fortuna, pero no era feliz. Y jamás creyó que lo único que necesitaba para volver a ser feliz tendría nombre y apellidos, y viviría en Caroli...