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Marcus


Estaba guapísima aquella noche. Y verla sonreír de aquella forma, hacía que me sintiera mejor. Verla feliz, me hacía feliz.

En cuanto regresó a casa, pensé que debería llevarla a ver las estrellas, por que me encantaba verla feliz y disfrutar, y sabía el sitio perfecto.


- Echo de menos tus datos curiosos sobre las estrellas. Dije y ella sonrió

- Hoy será uno especial. Dijo divertida 

- Sorpréndeme.

- Mi estrella favorita se llama Vega. Es la principal de la constelación Lira, y sin mal no recuerdo... es esa de allí. -Dijo señalando a una de las estrellas.- Está relativamente cerca, a 25 años luz. Así que la luz que vemos ahora...

- ...Se creó cuando ninguno de nosotros había nacido. Continué yo y ella sonrió.

- Siempre me preguntabas cual era mi favorita. Ya lo sabes.

- ¿Y por qué es tu favorita?

- Mi padre siempre me decía que es considerada la segunda estrella más importante, después del sol. Así que decidí que sería mi estrella favorita.


Me encantaba escucharla hablar sobre estrellas. Podría pasarme toda la vida haciéndolo.


Entonces a ambos nos llegó un mensaje al grupo que teníamos entre todos. Era una foto de Morgan y de Dave en el aeropuerto, listos para embarcar en el vuelo hacia su luna de miel en París.


- Aún no me creo que se hayan casado. Dije

- Janne estaba igual. -Respondió ella.- Creo que hay veces que no aceptamos que el tiempo pasa, y que quizás... es hora de dar un paso nuevo. Aunque nunca se está preparado. Yo con diez años pensaba que con mi edad estaría casada y esperando un hijo.

- ¿Casada y con hijos...? No me parece tan mala idea. Dije divertido y ella rió

- Soñaba con casarme y mudarme a Florida. Siempre me gustaron sus playas. Y allí tener dos hijos. Hasta ya había decidido sus nombres, Luke y Emily.

- ¿Luke y Emily? Repetí divertido

- No me juzgues, tenía diez años.

- ¿Y cómo llamarías a nuestros hijos? Pregunté y ella sonrió

- Tendría que pensarlo, ¿Y tú? ¿Cómo llamarías a nuestros hijos?

Escuchar la pregunta salir de sus labios, me gustó incluso más.

- Nicholas.

- ¿Nicholas? Repitió ella aguantando la risa.

- Claro, así sus amigos podrían llamarle Nick. Sería el guapo de la clase. Dije y ella soltó una carcajada.

- ¿Y qué me dices de Vega?

- ¿Llamar a nuestra hija Vega? -Pregunté y ella asintió.- Me parece bien. Es un buen nombre.

Terminé el último trozo de mi pizza y le di un sorbo a mi cerveza.

- Siempre me preguntabas por qué no tomaba alcohol. -Empecé, captando toda su atención- En el instituto, fui amigo de Cameron y de Jake, e hice cosas de las que jamás estaré orgulloso, entre ellas beber. Bebía a todas horas y terminé siendo un alcohólico con tan solo dieciséis años. Cuando salí de aquella amistad, dejé de tomar alcohol, y juré nunca volver a hacerlo. Janne y Dave siempre me ayudaron, y cuando conocimos a Morgan y a Scott hicimos una especie de pacto. Si salíamos de fiesta, al menos uno de ellos tampoco podía beber. Así, se me haría algo más fácil. Aunque al principio me costó mucho, terminé dejando todo aquello. Y justo hoy se cumplen cinco años desde que dejé de tomar alcohol.

Ella sonrió

- Gracias por contármelo.

Yo sonreí mientras apartaba un mechón de su rostro.

- Aunque quizás no es muy buena historia para contarle a nuestros hijos antes de dormir. Dijo divertida haciendo que yo soltara una carcajada.


Había echado tanto de menos aquello que parecía que todo era un sueño, y que cuando despertara, estaría de nuevo en la cama del hospital, pero esta vez, ella no estaría durmiendo en aquella silla, y no se habría quedado toda la noche conmigo allí.

Fuera un sueño o no, no me importaba. Sólo sabía que ella estaba allí conmigo, y tenía que disfrutar cada segundo que pasara a su lado, para que en el caso de ser un sueño, poder acordarme de cada detalle.


- ¿Vas a volver a Washington? No pude evitar preguntar

- Aún no. Todo... sería muy raro. Mi hermana te odia. Dijo divertida

- Creo que me di cuenta. Dije

- No sé... Aún tengo que hablar con mi madre y explicárselo. Pero me quiero quedar aquí. Dijo fijando su vista en el horizonte.

- ¿Y qué harás con la carrera? Janne me dijo que habías empezado en una nueva universidad.

- Sí bueno... ni siquiera quería terminarla. En cuanto vuelva a casa mi madre me odiará de por vida, no tengo que seguir haciendo lo que quiere.

- No la acabes. Haz diseño de moda. Sé que serías increíble. Janne me ha enseñado todos los diseños y... el vestido de Morgan era increíble.

- No sé sí...

- Natalie. Sé que lo harías genial, tienes un montón de potencial, joder. Tienes que estudiar lo que te gusta de verdad.

Ella me miró y sonrió

- Está bien... lo pensaré.

Sonreí.

- Oye... estos meses he pensado mucho y... y quería pedirte algo. Empecé

- ¿Qué pasa?

- Quiero ir a California a ver a mi madre. 

- Eso es genial, Marcus. Estoy segura que te va a ayudar a resolver tus dudas.

- Pero quiero que vengas conmigo. No puedo hacerlo solo. Si voy solo... me pasará como la última vez y...

- Está bien.

- ¿Qué?

- Iré contigo.

- He comprado un vuelo para dos personas... para la semana que viene.

- ¿La... semana que viene?

- Lo sé... sé que es muy pronto...

- No pasa nada. Tampoco tenía muchos planes. Dijo divertida y yo sonreí.

Se quedó un segundo sería y yo fruncí el ceño

- ¿Puedo preguntarte algo? Me dijo

- Claro

- ¿Cómo está tu padre? No volvieron a pasarme factura del tratamiento, desde la última vez.

- Cancelé el tratamiento. No me parecía bien que siguieras pagando por ello.

- ¿Y tu padre?

- Está bien. Le hicieron un par de pruebas y pensamos que había superado la enfermedad, pero hace algo menos de un mes volvió a recaer. Pero ahora la está pagado él mismo. Ha encontrado un trabajo y le va bien... o eso creo.

- Joder Marcus, no tenías que haber cancelado su tratamiento. Quizás se hubiera recuperado.

- Natalie, sabes que no iba a robarte tu dinero. Y menos después de lo que pasó

- ¿Él está bien ahora?

- Sí. Ya no bebe ni fuma y... sigue en su tratamiento. Que según los médicos, avanza favorablemente.

Ella sonrió.


Nos quedamos horas allí. Mientras charlábamos y reíamos.


Aunque ella estaba bastante cansada ya que apenas había dormido. Así que volvimos a casa a eso de las tres de la mañana.

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