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Natalie


Llevaba media hora delante del teléfono. Quería llamar a mi madre y soltarle todo lo que le había dicho el día anterior a Marcus. Quería liberarme de todas las formas posibles. Pero era incapaz de llamar. No tenía fuerza suficiente para encararme a ella. 

Supongo que no era tan valiente como pensaba.

Como decía Joseph Campbell: "La cueva a la que temes entrar, contiene el tesoro que deseas."


Me aterrorizaba enfrentarme a mi madre por las consecuencias que tendría aquello. No solo repercutía en mí, si no en Becca y en todo mi entorno. No podía permitir que por mi culpa, ella saliera perdiendo. Quería a mi hermana y jamás le desearía lo que me había estado haciendo mi madre por tantos años.


Finalmente desistí y aparté el teléfono. 

Me dirigí al baño y me miré fijamente al espejo. Miré mi expresión, se veía diferente a los demás días, estaba diferente, quizás tenía menso ojeras o la piel brillaba algo más. Pero había algo que había cambiado, y yo lo notaba. Respiré hondo y sonreí frente al espejo.


Me hice una coleta alta y me puse ropa cómoda para salir a correr. Necesitaba desgastar toda esa energía y me vendría bien salir un poco a la calle.

Cuando ya volvía a casa Janne me llamó para decirme que esa noche cenábamos en casa de Marcus, ya que quería hablar con nosotros sobre la fiesta de Halloween.

No pude evitar sonreír al recordar lo que había pasado la noche anterior.

Cuando colgué la llamada guardé el móvil en mi bolsillo, y justo antes de encaminarme hacia mi apartamento, alguien se cruzó por mi camino.


- Jake. Dije sorprendida

- Natalie. No sabía que vivías por aquí

- De hecho, no lo hago, he salido a correr un rato.

- Así que eres una chica deportista. Dijo con aquella sonrisa.

- Eso parece. Dije en un intento de continuar mi marcha.

- Puedo acompañarte a casa, si quieres. Me dijo

- No gracias, creo que sé ir sola.

- Bueno, así irás más segura. Así no te pasará nada malo.

- Me sé defender sola, tranquilo. Dije con una sonrisa forzada.

- ¿Irás a la fiesta de esta noche?

- No sabía que había ninguna fiesta. Pero tengo planes.

- Bueno, si cambias de opinión, ahí estaré.

- Genial...

- Ya nos veremos en clase, Wright.


Salí de allí corriendo para que no pudiera arrepentirse, y cinco minutos después volví a casa.

Me moría de la curiosidad del por qué Janne me habría advertido sobre Jake. Es decir, se veía desde lejos que no tenía buenas intenciones, pero lo dijo realmente seria, como si me estuviera advirtiendo de algo que ya había pasado. Quizás a ella o a Morgan.


Mientras me duchaba no podía parar de pensar en ello. Quizás Jake les había hecho algo, él o el otro chico... Cameron. Y por eso me aconsejaban que no me fuera con ninguno de los dos.

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