"Mi corazón se volvió de pronto hacia ti, y sentí tu amistad, un lazo suave sobre mis manos."
Carlota Brönte.
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24 de marzo, 1985Leanne apretó las correas de su mochila, en sus hombros, con sus manos. Sintiendo el nerviosismo circular por todo su sistema en cuanto se detuvo frente a la puerta del club de literatura.
Suspiró, tomando valor, antes de moverse a realizar alguna acción. Trató de silenciar, unos segundos, su inquieta mente y calmarse de alguna manera.
La mañana había pasado con rapidez y con ella la primera clase, aunque Leanne no se concentró en absoluto en esta. Su mente volaba en los posibles escenarios a los que ella se podría enfrentar en el receso.
Pensó en que, quizás, debía volver a buscar otro lugar para pasar los recesos entre clases y eso no le gustaba para nada. No quería volver a esconderse en los baños, el inodoro era incomodo y olía mal, pero ella realmente no sabía qué hacer en esos momentos.
«¿Arti y Lynn la seguirían aceptando en el club después de lo que sucedió ayer?» Esa era su interrogante. Era la pregunta que la había perseguido por varias hora, sino es que toda la mañana.
Se sentía avergonzada de haber reaccionado de la forma en la que lo hizo.
Estaba molesta, sí, pero ella jamás alzaba la voz aun si lo estaba. Sentía que había arruinado todo con los chicos y que, por su culpa, ellos estarían molestos.
Estaba acostumbrada a estar sola, no era algo que le molestara en lo absoluto, pero ahora era algo que no quería volver a vivir.
En su anterior escuela ella siempre estuvo sola, pasando los días en la sala de literatura, escondida, con su profesor como único amigo. Él cual era el único al que parecía importarle y notar su presencia en toda la escuela.
Siempre le había costado hablar con más personas, la idea de socializar y dar ese paso la aterraba. El rechazo era algo que ella no deseaba vivir, por ello Leanne siempre escapaba. Si no se arriesgaba, no saldría lastimada.
Lo prefería de esa forma; ser invisible, si pudiera, sería lo que a ella más le gustaría ser.
Comenzó a retroceder, alejándose de la puerta, para irse de ahí, pero no logró salir del pasillo y se detuvo. Tomó valor y se dio la vuelta, dirigiéndose directamente a la puerta y, no se dio tiempo a ella misma de dudar, simplemente la abrió en el acto.
Haría frente a lo que Arti y Lynn hicieran cuando ella entrara. Si decidían sacarla del club, si la rechazaban, ella lo aceptaría. No iba a escapar de lo que viniera, no quería ser cobarde. Lo había sido por muchos años, pero algo, en ese momento, tiraba de ella para que no volviera a huir de su realidad.
Se sobresaltó de golpe al poner un pie dentro de la sala. Leanne definitivamente no esperaba encontrarse con aquella escena que se alzó frente a sus ojos.
Sí, ella se había imaginado muchos escenarios en su mente durante la mañana, pero el que ella tenía en frente, en específico, jamás se cruzó por la cabeza. Ni por más loca que fuera la idea.
—¡Disculpa, pollito! —Arti y Lynn salieron de detrás de uno de los sofás, gritando.
Lynn golpeó el hombro de Arti. —Te dije que no la llamarás de esa forma antes de tiempo. —le susurró al chico.
Leanne dio un paso hacia atrás de la sorpresa, dejando que la puerta se cerrara por sí sola, mientras parpadeaba continuamente, tratando de enfocar lo que sus ojos veían.
Despegó sus labios para hablar, pero Arti se adelantó.
—Un momento. —pidió él chico, levantando su dedo en signo de que Leanne guardara silencio, antes de hacer el siguiente movimiento.
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Juventud En Primavera
Romance«¿Crees que el amor tenga límites?» El polvo cayó cuando la puerta fue abierta y el lugar fue limpiado del pasar de los años, despojándolo de este. Y, solo cuando estuvo completamente limpio, aquel baúl, escondido en el entre techo, se mostró. "La c...