Juventud En Primavera

Capítulo II

"Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos."
Julio Cortázar.
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20 de marzo, 1985

El día de Leanne no iba como ella esperaba, para nada.

Visualizó en miles de escenarios diferentes lo que podría pasar y se preparó para cada uno de ellos, pero la vida le demostró, otra vez, que no importaba cuanto se preparase, las cosas nunca salían como esperaba.

Desde que chocó con Rosemary, la chica de esa noche, supo que su día ya no sería como ella imaginó.

Pero siguió de igual manera con lo que había planeado con anterioridad. No importaba si una parte de lo que había planeada no salió como esperaba, ella hizo lo que ideó antes de llegar a New Spring al pie de la letra.

Se escondió en cada receso en los baños de mujeres, dentro de un cubículo, hasta que el timbre le avisaba que debía ir a su clase, en las que se sentó siempre en el último puesto.

No quería sentir las miradas de todos en ella. Simplemente buscó la manera de pasar desapercibida en cada ocasión que pudo.

Ese era su plan desde el inicio; pasar desapercibida.

Claramente, tampoco desea volver a ver a la rubia que conoció esa noche mientras cruzaban un cuadro de rebeldía, aunque sabía que podía suceder durante su estadía, pero, maldición, jamás imagino que sería con la primera persona que se encontraría.

Al destino realmente le encantaba patearle el trasero.

Desde que su madre le había dicho que tendría que irse a New Spring por unos meses, ya que su trabajo requería que se fuera un tiempo a otro continente, la recordó vívidamente en su mente. ¿Cómo no lo haría? Para ella, pensar en New Spring era sinónimo de recordarla.

Por meses pensó en esa noche, la recordó y pensó en ella cada que escuchaba a Bruce Springsteen en la stereo. Para Leanne fue imposible sacarse de la cabeza esa noche.

Cuando se le informó que se quedaría en casa de una amiga de su madre con sus dos hijos por seis meses, entró en pánico. Volvería a ese condado al que escapó cuando su vida se vino cuesta abajo y la había conocido.

Recordaba claramente cada palabra que había dicho esa noche, aun estando borracha.

Le había contado algo tan privado, como lo eran sus sentimientos, a una completa desconocida esperando nunca tener que verla otra vez. Esa fue la principal razón que tuvo ella esa noche: no volveré a verla, ¿qué más da? Podía ser sincera, total, lo que dijera moriría ahí. No podría juzgarla, porque no la volvería a ver.

La vergüenza de volver a verla era devastadora. Se había abierto con ella, le había contado sus miedos, pensando en que jamás la volvería a ver, pero he aquí; parada frente a ella, en su casa, donde se quedaría por seis largos meses.

Leanne no reconoció la mansión cuando la vio, se le hacía conocida cuando la vio, pero no la pudo reconocer. Pensó que la había visto mientras deambulaba ebria por las calles.

Aunque vino aquí esa noche, la mansión estaba llena de adornos y tenía un color diferente al actual. Además, no le había prestado mucha atención a la mansión cuando vino con Rosemary y, además, estaba un tanto ebria.