Capítulo XVI

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"Tú serás el cielo que jamás podré tocar"
Franco de Vita
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«Para mi valiente soldado.

Realmente no sé cómo comenzar esta carta. Las palabras se arremolinan en mi mente, hay mucho que decir y eso me deja en blanco, irónicamente. Estoy tratando de tomarme esto con calma para poder expresarte todo lo que siento ahora, sin perder el hilo, pero sabes que muchas veces me voy por las ramas y me explayo mucho, así que te pido paciencia.

Me es difícil escribirte otra vez de esta forma, pero deseo que esta carta te llegue. Deseo que leas esto porque sé que lo necesitas.

Lo lamento mucho. Lamento las palabras hirientes que te dije aquel día. Lamento no haberte dicho lo que realmente sentía. Lamento no haberte dado un abrazo más fuerte. Lamento todo, porque sé que no querías irte otra vez.

Lo vi en tus ojos, pero estaba tan cegada por el dolor y la tristeza que no quise tomarlo en cuenta, pero sí lo vi. Vi como el dolor cruzaba por tu mirada mientras tus ojos se llenaban de lágrimas al recitarme lo escrito en aquella carta.

No querías dejarme. No querías dejarnos. Lo sé y fui muy injusta contigo, porque no quería que te fueras otra vez de mi lado. Lo siento, sé que soy egoísta al querer mantenerte a mi lado aun cuando hiciste un juramento que va más allá de lo que está en tus manos y del cual no tienes voto ni voz.

No dudo de tu amor por mí. Jamás podría hacerlo. Y deseo, ruego, que tú tampoco dudes del amor que siento por ti. Porque no importa cuantas veces tengas que irte, mientras regreses a nosotras, es suficiente. Y si debo esperar largos años para volver a abrazarte y escucharte llamarme "princesa", lo esperaré.

Te esperaré, siempre tendrás un hogar donde volver.

No te preocupes por mí. Estoy viviendo en un buen lugar y tengo nuevos amigos que me cuidan, quieren y tratan bien. Soy muy feliz acá. Es un lugar hermoso y me gustaría algún día pasear tú, mamá y yo por el condado. Los colores de la primavera son preciosos, vivos, etéreos. Los paisajes son tan mágicos. He sacado muchas fotos, ¡te las enviaré para que las veas adjuntadas con la carta!

Rosé, la hija de la mejor amiga de mamá me ha llevado a muchos lugares, me ha hecho sentir como en casa. Estoy segura de que te agradaría. Ella me hace reír, me hace feliz cuando está cerca de mí, nunca deja que haya silencio. Es realmente agradable estar con ella aquí, hace de mis días una nueva aventura.

De hecho, ella me impulsó a escribirte esta carta, siempre tiene las palabras correctas y supo cómo darme la fuerza para hacerlo.

Papá, te extraño mucho. Lo he hecho desde que desapareciste por esa puerta, dándome tu ultima sonrisa forzada y gritándome con tu mirada que no querías irte, que me amabas. Yo también lo hago, te amo, no dudes jamás de ello.

Te escribiré pronto, papá. Prometo mandarte más fotos, contarte de mis días aquí y aventuras al lado de Rosé. ¡Juro que te escribiré muy pronto! Espero no me olvides, espero te cuides mucho y no te lastimes. ¡Recuerda que tienes a dos personas que te aman incondicionalmente y te esperan en casa el tiempo que sea necesario!

Se despide con todo su amor.
Tu hija.

~o~

18 de abril, 1985

Rosé y William han ignorado a Sophia, aun dolidos por lo sucedido. Cuando ella aparece se quedan en silencio, bajan la mirada y hacen como si no la escuchan. Únicamente asienten con la cabeza, más no entablan conversaciones con ella.

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