"El amor es una maravillosa flor, pero es necesario tener el valor de ir a buscarla al borde de un horrible precipicio."
Stendhal
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.25 de abril, 1985
El dinero era algo que preocupaba a Leanne.
Nunca pasó hambre, eso es verdad, pero todos los meses veía a su mamá luchar, esforzarse, trabajar sin descanso por llegar a fin de mes con dinero en su bolsillo y comida en los estantes.
A diferencia de sus compañeros, Leanne no compraba juguetes o dulces cuando le daban dinero, esa no era una opción en su mente. Ella lo guardaba y lo mezclaba con el de su mamá para que ella pudiera pagar las cuentas de la casa, comida, escuela, entre otras. Pero lo hacía sin que la mayor se diera cuenta porque, en cuanto lo notaba, esta le devolvía el dinero rápidamente.
Sabía que su mamá no le aceptaba su ayuda, y se enojaba cuando trataba de hacerlo, porque le dolía que su hija tuviera que darle de su dinero propio que le daban para que lo disfrutara como una niña, para pagar cuentas. Eso Leanne lo entendió al pasar de los años, siendo ya más madura. Lograba entender que el rol de los padres era proveer, no al revés.
Con el dinero de papá y las horas extras de mamá en el hospital, lograban sobrevivir, pero la paga no era excelente para ninguno de los dos. Fue con el tiempo, cuando a los dos los ascendieron, que la economía familiar creció y pudieron tener una mayor flexibilidad, pero Leanne jamás pudo salir de ese deseo intenso de cuidar el dinero.
Leanne creció cuidando al extremo el dinero. Cuando tenía no lo gastaba en nada, aunque muchas veces ansiaba comprar algo no lo hacía, porque sentía que no era necesario o simplemente no valía la pena. La idea de proteger los ingresos que poseía estaba instaurada en su mente, arraigada a sus huesos casi y le costaba comprarse hasta un estúpido dulce por miedo a perder su ¿estabilidad económica? Lo que fuera, Leanne temía perderlo.
Por eso cuando llegó a la casa de Rosé, las realidades que vivían chocaron en ella, fue como una colisión que la sacó de ese pensamiento. Mientras Rosé no se preocupaba en escatimar gastos, Leanne guardaba cada centavo, administraba todos los días el dinero que gastaba y lo anotaba en un cuaderno con tal de mantenerlo en orden y control.
Ahora ella recibía una mensualidad por parte de sus padres, una bastante alta para lo que recibía antes. Teniendo en cuenta que estaba lejos de ellos, sus padres querían cuidarla a través de este modo. Leanne jamás en su vida pensó que tendría cien dólares en los bolsillos para solventar sus gastos académicos y por si necesitaba algo o simplemente quería salir.
La estabilidad económica de sus padres en estos momentos era buena, bastante teniendo en cuenta que su padre obtuvo un cargo importante y su madre un ascenso a jefa de medicina general.
Aun así le generaba malestar comprar cosas. Leanne nunca podría sacarse la imagen de su mamá contando el dinero, viendo cuentas mientras lloraba porque no les alcanzaba para llegar a fin de mes con las necesidades básicas cumplidas. Por eso ahora, mientras veía el precio del vestido, ella solo podía pensar en lo costoso e inalcanzable que era para ella.
Mierda, ¿qué jodido vestido podía costar mil dólares? Y eso que era el más barato que había visto en el lugar.
Se encontraba en una tienda de vestidos de gala famosa en New Spring, por lo que le dijo Rosé en el auto. Una tienda famosa y extremadamente costosa si le preguntaban a ella. Estaba junto a Rosé, a Lynn y Arti en ese lugar. La rubia, simplemente la tomó del brazo, obligó a vestirse y subió al vehículo. La sorpresa que sintió cuando vio a sus amigos en la misma situación que ella, era grande. Recién de camino le explicaron dónde iban, a qué y por qué. No se esperaban que Rosé los llevara a una tienda de vestidos y trajes.
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Juventud En Primavera
Romance«¿Crees que el amor tenga límites?» El polvo cayó cuando la puerta fue abierta y el lugar fue limpiado del pasar de los años, despojándolo de este. Y, solo cuando estuvo completamente limpio, aquel baúl, escondido en el entre techo, se mostró. "La c...