"Tantas cosas por decirte y tan pocas salen de mi boca. Deberías aprender a leer mis ojos cuando te miro"
Frida Kahlo
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9 de abril, 1985-Entonces, ¿qué dices, Leanne? -Rosé le preguntó mientras recogían sus cosas para irse a la mansión luego de que las clases llegaron a su fin- ¿Vamos al parque de los cerezos ahora? Después podríamos pasar a Cherry's a comer algo.
-Mmh, ¿en el parque está el árbol de los enamorados? Me gustaría conocerlo. -Leanne inquirió, arreglando su largo cabello y amarrándolo en una coleta.
Ella realmente quería verlo, conocerlo. Le hacía sentir una gran ilusión después de haber escuchado la leyenda que lo acompañaba. Como si fuera un tesoro que ella deseara descubrir. Puesto que era la primera vez que escuchaba una leyenda tan mágica, trágica y poética.
Leanne pensaba que cuando juntas la magia, el romance, la poseía y la tragedia; tenías la llave para crear algo extraordinario. Que, sin darte cuenta, podías crear una inmensidad tan amplia e infinita como lo es el universo.
Rosé negó con la cabeza mientras cepillaba su dorado cabello para ordenarlo y lo dejó caer por su espalda.
-El árbol está en otro lugar y lo más probable es que esté lleno de gente, así que no será fácil verlo. -comentó y vio cuando Leanne hizo una mueca y agregó- Hey, no pongas esa cara. Claro que te llevaré a verlo, pero tiene que ser algo especial, tanto como lo es el árbol, ¿no lo crees?
-¿Especial? Pero si el árbol en sí lo es. No creo que se pueda hacer mejor la visita. -ella respondió, caminando al lado de Rosé para salir del salón.
-Siempre puedes buscar más, mucho más si lo deseas. No debes conformarte con lo que te ofrecen a simple vista, debes buscar más allá de lo entregado, porque puedes encontrar algo único y mágico -le guiñó el ojo-. Por eso te llevaré a verlo un día en el que solo estemos nosotras ahí. Sin gente estorbando ni hablando. Solo seremos las dos con el árbol. ¿No suena mucho mejor?
Las dos cruzaron el umbral del salón y llegaron al pasillo, dirigiéndose al casillero de Leanne donde tenía unos libros guardados que debía llevar a la mansión.
La castaña pensó que era mejor la idea de Rosé. Así que decidió por hacerle caso. Al fin y al cabo, Rosé era la que más sabía de aquel árbol y los pro y contras de visitarlo ahora.
-¿Lo harás? -le preguntó con emoción mientras caminaban.
-Síp, es una promesa -respondió-. Además, ahora el árbol no ha florecido completamente, faltan unas semanas para que lo esté y en ese momento, cuando cada flor haya brotado, sí será algo mágico de ver. Cuando eso suceda, te llevaré. No lo dudes. -finalizó.
Leanne sonrió, asintiendo con la cabeza y abrió el casillero. Comenzó a buscar los libros para meterlos en su mochila mientras Rosé se apoyó en los casilleros que estaban al lado, cruzó sus brazos mientras esperaba que la chica terminara y llevó su vista al pasillo.
Sus ojos conectaron con unos conocidos para ella. Unos que había visto a lo largo de casi toda su vida. Tan conocidos y frecuentados, pero que en ese momento se sintieron como si fueran unos completos desconocidos para ella.
Alisson la miraba a la distancia, con Leah a su lado y Nancy al otro. De una forma cruel y despectiva. Como si con sus ojos estuvieran apuntándola y juzgándola de la peor forma. Casi le dolía admitir que había rastros de odio en ellas.
No era necesario que las chicas dijeran una palabra para que Rosé supiese que sus intenciones hacia ella no eran amables y menos agradables. Como si los años a su lado no valieran una: de esa forma la miraban.
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Juventud En Primavera
Romance«¿Crees que el amor tenga límites?» El polvo cayó cuando la puerta fue abierta y el lugar fue limpiado del pasar de los años, despojándolo de este. Y, solo cuando estuvo completamente limpio, aquel baúl, escondido en el entre techo, se mostró. "La c...