Allí atrás no era muy cómodo. Iban seis personas en los asientos traseros, con Bob ocupando mayor parte del espacio. Todos estaban estrechos. Marcus no podía mover las extremidades y ya sentía un fuerte calambre en las piernas, anhelaba poder estirarse y salir de ese auto tan sofocante.
—¿Cómo está Raúl? —preguntó el muchacho que iba frente al volante. Marcus había olvidado su nombre, el único nombre que reconocía era el del sargento Jefferson, quien ahora estaba sumido en sus pensamientos, con la mirada perdida y los ojos rojos por tanto llorar.
—He vendado la herida, y el sangrado se detuvo. Volvió a dormirse. Creo que está bien —le informó Alice.
Raúl era el que había sufrido una mordedura en la pantorrilla. Estaba acostado sobre todos los presentes, su cabeza estaba apoyada en el hombro de Marcus, y el resto de su cuerpo estaba sobre Alice y los otros dos soldados. Ya no bastaba con el espacio reducido, sino que también debían cargarlo.
—Como que ya es momento de que nos informe acerca de todo ¿No lo cree? No vimos nada, pero aparentemente un animal o lo que sea atacó a nuestros hombres, y por si lo había olvidado, uno de ellos está muerto —exigió saber el muchacho que conducía y que miraba a Alice por el espejo retrovisor. La fulminaba con la mirada, se encontraba impaciente.
Marcus sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. La herida de Raúl era bastante horrible, la marca de la mordedura era profunda, pero por el tamaño, parecía proveniente de una criatura pequeña, no de las grandes. Si hubiese sido de las de mayor tamaño... quizás no hubiera sobrevivido.
—¿Cuántas veces tengo que repetirlo? Es confidencial —respondió ella haciendo énfasis en la última palabra.
—¡Eso ya lo sabemos, maldita sea! ¡Pero uno de nuestros hombres murió! ¡¿Cómo pretende que nos quedemos de brazos cruzados sin hacer nada?! —la reacción de Jefferson sorprendió a todos. Se salió de control, golpeó fuertemente el compartimiento de la camioneta y se detuvo sólo cuando sus subordinados lo calmaron.
—Oigan...
—Mi...mi compañera tiene razón —intervino Marcus, con la voz temblorosa. Miró fijamente a un Jefferson furioso que contenía las lágrimas —. Creo que es peligroso que lo sepan.
Marcus pasó años de su vida enfrentándose al miedo que le generaban las personas. Pero Jefferson era diferente, por alguna extraña razón. Ese hombre le generaba seguridad.
—Muchachos creo... —murmuró Bob. Pero nadie, ni siquiera Marcus le prestó atención.
—No sabría explicar muy bien lo que son. Analicé sus mutaciones provocadas por la sustancia, trabajé con esos especímenes transformados, ni siquiera sé muy bien qué clase de especies son, pero según mis estudios se trata de animales, como los que normalmente conocemos, y... y... bueno, en ese laboratorio se realizan estudios de toda clase, pero eso es solo superficial, hay una zona escondida en la que... —Marcus se vio interrumpido y soltó un alarido de dolor. Alice le había enterrado las uñas en el brazo.
—¡Cállate de una puta vez! ¿No me escuchaste pedazo de imbécil? ¡Es confidencial! —gritó ella alterada.
Marcus se estremeció, se sintió humillado frente a todos y contuvo las lágrimas. Odiaba que le gritaran.
—Lo entiendo. Gracias por... haber intentado explicarme —Jefferson forzó una sonrisa. Algo en su expresión curiosa revelaba el deseo de hacer más preguntas —. ¿Marcus? Ese es tu nombre ¿verdad?
Marcus asintió curvando lentamente los labios hacia arriba y agachó nuevamente la mirada.
—¡Miren! —grito Bob de repente, inmediatamente señaló hacia la pradera que se extendía más allá de la carretera por la que iban. El muchacho que conducía frenó de repente causando que todos se fueran abruptamente hacia adelante —. ¡Son los alienígenas! ¡Vienen hacia acá!
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Falla en el laboratorio [Saga descontrol #1]
Science FictionCuando la tercera guerra mundial estalló, el daño fue descomunal y casi irreparable. Cinco años han pasado luego de ese terrible suceso, pero aunque todo haya vuelto a la "calma", el odio entre las naciones aun sigue incrementando y solo es cuestión...