Capítulo treinta y dos

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El agente Rifftod, incapaz de mantener al margen su desesperación, destruyó el único portátil de su oficina y prosiguió a golpear sucesivamente el escritorio que yacía frente a él. Sin embargo, aquello no bastó para saciar su ira.

Hace unos minutos, recibió la noticia de que habían fracasado. Las criaturas se salieron con la suya, y para colmo, ahora se dirigían a uno de los campamentos destinados a los habitantes del pueblo Bernon, los cuales habían sido los primeros en sufrir las consecuencias de la falla en el laboratorio.

El móvil vibró en su bolsillo. Se obligó a tomar aire y trató de relajarse.

Contestó rápidamente preparándose para lo que se avecinaba.

—¡¿Qué carajos pasa contigo?!

Un grito al otro lado del móvil lo hizo alejar el aparato de su oreja para evitar ser aturdido.

Justo cuando creyó que la situación no podía tornarse peor, recibe una llamada de su estúpido jefe. Vaya día de mierda.

—Agente Rifftod confiaba en usted ¡Solo le pedí una cosa y me defraudó! Ahora debo recoger el desastre que usted causó ¿Sabe lo que me costará eso? ¡La organización está en peligro!

Rifftod no supo qué responder, apretó los dientes con fuerza, obligándose a mantener la boca cerrada. Ambos hombres se quedaron en silencio por unos breves instantes.

—A ver... —el jefe soltó un largo suspiro, y luego prosiguió —. Denunciaron un avistamiento de un animal raro en el pueblo cercano a Bernon, se ubica cerca de la ciudad capital de Sillury ¿Sabe lo que eso significa? Y ahora... me entero de que la manada entera se dirige a uno de los campamentos de protección civil. No me queda de otra que acudir al segundo plan de emergencia. Debemos desviar la atención, de esa forma obtendremos tiempo para ocultar las evidencias del proyecto y destruir cualquier informe relacionado a toda esta mierda. Si Rusia se entera, estamos jodidos.

Rifftod tragó saliva. Conocía perfectamente el segundo plan, y no era muy agradable.

—¿Entonces avisará a todos los noticieros del país y la organización entera fingirá cierto desconcierto respecto a la situación?

—Así es. A partir de este momento no tuvimos nada que ver con la aparición repentina de esas criaturas. Si Rusia se entera del objetivo de MABS acabarán con todos nosotros. Nos van a bombardear —anunció el jefe y soltó una carcajada —. Es un plan absurdo, pero de seguro funcionará.

—Si, señor. A partir de ahora no lo defraudaré —dijo Rifftod con cierta desconfianza en su voz.

—No seas tonto. Está claro que no estás preparado para esto. Encárgate de Alice Merwin, encontrarla rápido es esencial si no quieres perder tu puesto como agente superior de la organización.

***

Ciudad Astra

8:40am

Decidió colgar la llamada. Se encontraba algo enojado por cómo resultaron las cosas pero sabía perfectamente cómo controlar la situación.

Se levantó de su sillón y dejó la lata de Coca-Cola sobre la mesita frente a él. Caminó hacia el armario, ubicado a un rincón de su habitación y sacó un elegante traje negro.

—Señor. Por la red ya circulan todo tipo de videos sobre las criaturas. El centro de Naciones Unidas exige hablar con usted para que explique la situación —le informó su asistente. Era una chica hermosa, alta y delgada, con la cual ya se había acostado en múltiples ocasiones.

—Si, ya estoy al tanto de todo. Pero no me preocupa ¿sabe? Soy un hombre difícil de impresionar. Llevo preparándome para esto justo cuando inicio el proyecto, sé perfectamente lo que tengo que hacer. Primero, reúna a todas las cadenas televisivas de Sillury, informen superficialmente sobre el avistamiento misterioso de las criaturas que tiene a todos alarmados. Informe que el gobierno no tenía idea sobre eso, y que están tratando de averiguar de donde salieron —una sonrisa cínica se formó en su rostro luego de pronunciar aquellas palabras, para él, era como dirigir una película de ciencia ficción —. Dejemos que la gente haga el resto. Que se inventen todo tipo de teorías. No faltará el bastardo que sugiera que son alienígenas.

La chica asintió con una sonrisa.

—Ah, y otra cosa. También programa una reunión importante con el centro de naciones unidas. Debemos desviar la atención de Rusia.

—¿Y qué pasa con Robert Williams y la información que brindó a Estados Unidos? —preguntó la chica, la cual también estaba al corriente de todo.

El señor dudó unos instantes y negó con la cabeza.

—Eso no es tu incumbencia, Valery. También, quiero hacer una aparición en las noticias del mediodía del canal cinco ¿vale?

—Sí, señor presidente...

Falla en el laboratorio [Saga descontrol #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora