Jordi
La verdad es que a veces el amor da mucho miedo. Lo cierto era, que no estaba preparado para quererla como la hacía: era demasiado joven, demasiado estúpido para comprender que despertarse con una sensación en el pecho de plenitud, era algo bueno. No estaba preparado para su forma de quererme, porque Elena se despertaba con los ojos llenos de amor, de ilusión. Y yo... Yo sencillamente, me acojonaba.
Cada vez que la miraba a los ojos y sabía que nunca había sentido nada igual por nadie más. Cada vez que la miraba haciendo pequeños gestos, cosas insignificantes. Cada vez que la veía gritar, cada vez que llorando me pedía que no la mirase, porque creía que no estaba preciosa. Y ojalá se hubiera visto con mis ojos, porque aún así, lo estaba. Porque sí algo me enseñó Elena, es que el amor también es querer aún cuando esa persona tiene treinta y ocho de fiebre, siendo un virus andante. El amor también es estar juntos en la cama y sentir como te pinchan sus pelos de las piernas, es bajar a la tienda de la esquina a las doce de la noche porque se le ha antojado un helado. Es pelarse por la película que queréis ver esa noche, y terminar dormidos antes de ponerla.
Pero ahí, en esas cosas tan pequeñas y que pueden parecer insignificantes, yo me acojonaba. Porque no entendía como un chico de dieciséis años podía tener tan jodidamente claro que estaba enamorado y que aquella chica iba a marcar la diferencia con el resto. No sabía cómo podía tener tan claro que sería de ella de quien me acordase cuando los cantantes hablasen de amor.
Y lo que nos hace el maldito miedo, es cometer errores. Como todos aquellos que yo mismo provoqué a consciencia, sabiendo en el fondo de mi alma que me arrepentiría. Que echaría de menos todas aquellas noches donde ella no podía dormir y me pedía que me inventará un cuento.
Sabiendo que si ella finalmente se iba, me iba a quedar destrozado. Sabiendo que la echaría de menos el resto de mi vida.
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Nunca olvides que te quise
RomanceHan pasado cinco años desde que Elena le puso fin a su historia de amor. Cinco años que se han pasado volando, donde lo ha superado. Ahora, vuelve a la ciudad que durante mucho tiempo la vio crecer y enamorarse... Y solo tiene un deseo: no cruzarse...