Jordi
"Boomerang", Recycled y Selecta.
<<Todos mis amigos de tu parte, borré tu WhatsAppa pá no escribirte que, ¿por qué me hablaste cuatro meses después?>>
Pensé seriamente en negarme a salir de casa. No quería salir con esos traidores que decían ser mis mejores amigos, no quería o no podía. No lo sé. Lo único que tenía claro era que tenía un nudo en el estómago que se iba haciendo cada vez más grande.
— No te enfades, Jordi. Lo hacemos por tu bien.
— Pues lo siento, ¡pero estoy enfadado!
— ¡Pero si has empezado tú! Si no hubieras mandado el mensaje yo no tendría que haberla llamado.
Excusas. Sí, yo había tirado la primera piedra, pero había recapacitado sobre mi error y la había recogido. Había borrado el mensaje para dejarla seguir con su vida. Pero Elena, me había bombardeado como si no hubiera un mañana. Vale, quizás no había ocurrido del todo así, pero pensar aquello me lo hacía más fácil, más llevadero. Cristina y yo estábamos tan concentrados discutiendo que no nos dimos cuenta que Asher se había levantado del sofá para abrir la puerta.
— ¡Si tú no la hubieras llamado, no estaríamos en esta situación! —le eché en cara a Cristina.
— ¡Por favor! Pero si estás deseando ver a Elena.
— ¿Elena está aquí?
Cristina y yo nos giramos hacia la voz que había hecho la pregunta, encontrándonos con dos enormes ojos azules y con una sonrisa de oreja a oreja. Lara. Con su pelo rubio despeinado y suelto, se sentó en el sofá y empezó a liarse un cigarro mientras nos observaba, esperando una respuesta.
— No. —contesté.
— Sí. —contestó Cristina, a mi misma vez.
Lara pareció confusa un segundo, pero entonces Asher se sentó a su lado, ignorándonos y le sonrió.
— Sí que está. Nos la encontramos ayer en el bar, que por cierto, está bastante bien. Pero ella solo me vio a mí, Jordi le escribió haciendo el idiota y llevan todo el día mandándose pullitas por el teléfono hasta que Cristina se ha hartado y la ha llamado. Hemos quedado con ella a las diez donde siempre, ¿vienes? —resumió él en un momento.
— Dicho así parece hasta sencillo.
— Es que lo es Jordi, sois vosotros quienes lo complicáis todo. —y dicho esto, Asher encendió el cigarro y volvió a callarse.
Los cuatro nos quedamos en silencio, aunque creo que ellos esperaban que me volviera a negar o me marchará de allí enfadado. Pero aunque me duela admitirlo, Asher tenía razón. Quizás todo era mucho más sencillo de lo que lo hacíamos; solo teníamos que pasar por el mal rato del reencuentro. Y no sé porque me asustaba tanto, si nuestra historia estaba llena de despedidas y reencuentros.
— De acuerdo. Vamos.
— ¡Qué bien!
Lara y Cristina se sentaron juntas a hablar, mientras yo salí a la terraza, donde Asher me siguió al rato. Me asomé al pequeño balcón, que daba justo enfrente de donde habíamos quedado. He perdido la cuenta de todas las noches que hemos pasado en ese bar sentados.
— Sé que no lo vas a admitir, pero, ¿estás nervioso? ¿Nervioso?
Lo que quería era tirarme por el balcón. Pero miré a mi mejor amigo y supe que debía ser sincero.
— No sé muy bien como afrontar esto, Asher. Como afrontar a Elena. La última vez que la vi... Dios, estaba destrozado. Creo que no he llorado tanto en mi vida. —por el rabillo del ojo vi como Asher sonreía con tristeza, esperando a que siguiera hablando. — No sé que voy a hacer, cómo voy a reaccionar o qué voy a decirle.
— Creo que sí lo sabes, pero te da miedo admitirlo.
Asher se dio la vuelta, apoyando la espalda en la barandilla mientras mirada a través del cristal.
— Elena siempre ha sido especial para ti y creo que siempre va a serlo. Ese tipo de conexión nunca se va, simplemente, cambia. Pero eso no quiere decir que no pueda haber nadie más en tu vida. No significa que pueda haber alguien que también sea especial, lo sabes, ¿verdad?
— No como ella, Asher. —confesé por fin, en voz alta.
— Por supuesto que no. El primer amor nunca se olvida.
— No sabía que podías ser tan romántico. —bromeé.
— Tengo mis momentos. —él se giró hacía mí, sonriendo. — Vais a estar bien, Jordi. Os veréis y os dolerá, es normal.
— Han pasado cinco años...
— Como si pasan cuarenta.
Seguimos un rato más en el balcón, fumando y hablando hasta que Lara dio unos golpecitos en el cristal para avisarnos de que era la hora. Quedaban diez minutos para las diez. Me terminé el cigarrillo, pero cuando fui a entrar en casa, Asher me paró poniéndome una mano en el hombro. Cuando me giré para mirarle, no pude evitar ver tristeza en él.
— Jordi, nosotros te queremos y te apoyaremos siempre, queremos que estés bien. Pero hazme un favor... No vuelvas a desaparecer, ¿vale?
No pude hacer otra cosa que asentir. Sabía a que se refería, a que momento de mi vida hacía referencia. Y aquello no volvería a ocurrir, ya no era aquel Jordi de hacía cinco años, aquel chico que cuando sentía que el mundo se lo comía, desaparecía sin dejar rastro. No volvería a dejarlos solos, a cometer los mismos errores.
— Te quiero, tío.
— ¿Te crees que no lo sé? —me contestó Asher, sonriéndome. — Yo también te quiero.
Ambos sonreímos, dándonos un abrazo antes de entrar en mi piso. Cuando salimos a la calle, oí risas que provenían del bar y yo ya sabía que Elena estaba allí.
— Vas a salir bien, tranquilo.
¿Tranquilo? Estaba de los nervios.
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Nunca olvides que te quise
RomanceHan pasado cinco años desde que Elena le puso fin a su historia de amor. Cinco años que se han pasado volando, donde lo ha superado. Ahora, vuelve a la ciudad que durante mucho tiempo la vio crecer y enamorarse... Y solo tiene un deseo: no cruzarse...