Capítulo 24: Mi versión

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Año 2018

Jordi

"No te vayas", Alice Wonder.

<<Va a haber que despedirse y no va a ser bello. ¿Qué fue lo que dijiste? No lo recuerdo>>

No quise irme y enfrentarme a la realidad: que era un capullo. Pero la semana pasó, tuve que despedirme de Elena y lo hice. Le pedí perdón por cómo me había comportado y le prometí que aquella vez sería diferente. Y era mi intención, pero fue llegar a Barcelona y la culpa me comió entero.

La chica con la que estaba saliendo me escribió para quedar porque me había pasado toda la semana sin contestarle a las llamadas. No se lo había cogido porque no habría podido mentirle descaradamente, habría tenido que confesarle que estaba viendo a una chica que llevaba siendo el amor de mi vida prácticamente desde que tenía quince años. Y no quería que aquella conversación se llevará a cabo por teléfono. Lo sé, excusa de mierda.

Me pasé una semana entera encerrado en casa, sin poder dormir por las pesadillas, sin cogerle el teléfono a nadie, ni siquiera a Elena. Sabía que ella no sería la primera en llamar porque quería ver si había cambiado o no y probablemente para ella sería como siempre: un capullo que la ilusionaba y que dejaba de hablarle en cuanto podía. Y entendía que lo creyera porque era lo único que conocía. Pero para mí era diferente, mi perspectiva no era aquella.

Para mí Elena siempre fue una bomba, dinamita a punto de explotar. Era una chica que quería demasiado y eso me asustaba; siempre me asustó su certeza al saber que iba a ser yo y nadie más, siempre me acojonó que no le importaran los kilómetros entre nosotros, aún con tan solo catorce años. Pero ahora que había pasado tiempo de verdad junto a ella, ahora que habíamos vuelto a conectar, yo también tenía esa sensación de plenitud. Y por fin entendí que ese sentimiento era algo bueno, por fin podía decir sin dudas, que creía en nosotros. Quedé con aquella chica, intenté explicárselo de la mejor manera posible para no hacerle daño, aunque supongo que eso es imposible. No se lo tomó bien, lloró muchísimo y yo me sentí una mierda.

Después de aquella conversación necesitaba un poco de tiempo para poner toda mi vida en orden, para asimilar que Elena siempre estaría ahí. Lo demoré bastante, esa es la verdad. Pero es que yo nunca había creído en las relaciones a distancia y ahora era lo que me esperaba si lograba que me perdonará y volviera a confiar en mí.

Estuve casi dos meses hablando de lo mismo con mis mejores amigos: Asher, Cristina, Lara y Alejandro. Y prácticamente todos me decían lo mismo.

— Tío, échale huevos de una vez.

Y es lo que hice.

Nunca olvides que te quiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora