La vida es simple, el amor no lo es (Izuku Adulto X Mirko)

Capitulo 10: Como el agua y aceite.

Izuku frunció el ceño mientras leía el largo correo electrónico que estaba en la pantalla de su computadora. Sentado en su escritorio en su oficina, Izuku había planeado irse a almorzar cuando apareció una notificación por correo electrónico en la pantalla de su computadora portátil. Sin posponer el trabajo, Izuku había abierto diligentemente su correo electrónico para ver quién lo había contactado. Lo sorprendente fue que el correo electrónico provino directamente del director Fujikawa, y había una breve lista de otras personas que también habían recibido el correo electrónico.

Resultó que el enfoque del correo electrónico era sobre las balas anti-peculiaridad que se habían recuperado de la redada. Después de extensas pruebas, se determinó que las balas de alguna manera contenían material biológico que anulaba las peculiaridades. Siempre que la bala estuviera incrustada en alguien, su peculiaridad y cualquier habilidad relacionada con la peculiaridad serían casi neutralizadas. Se estaban realizando más pruebas para evaluar cuánto tiempo permanecía activo el efecto neutralizador, pero el director dejó sus intenciones bastante claras. Cualquier información sobre las balas anti-peculiaridad era de alto secreto y no debía discutirse con nadie fuera de un grupo selecto de personas. El objetivo era aplicar ingeniería inversa a los efectos de las balas y hacerlo utilizable a gran escala.

Frunciendo el ceño, Izuku cerró el correo electrónico y lo eliminó de su computadora portátil. Cualquier persona inteligente podría decir cuán valiosa era este tipo de arma. Aunque fuera una imitación de una imitación. Demonios, los países habían ido a la guerra entre sí por mucho menos en el pasado. Si bien la tecnología anti-peculiaridad fue ciertamente útil, también pintó un gran objetivo en la espalda de quien lo estaba usando.

Pero Izuku ciertamente no iba a profundizar en la moralidad de tal arma y sus usos. Dejaría eso a los profesionales y los peces gordos a cargo.

Haciendo crujir los nudillos, Izuku contempló qué almorzar cuando su teléfono inteligente comenzó a zumbar. Arqueando una ceja con curiosidad, Izuku sacó su teléfono de su bolsillo e inspeccionó el identificador de llamadas. No reconoció el número, pero el código de área era local. Una de las ventajas de trabajar para el Ministerio de Defensa era que no tenías que lidiar con vendedores telefónicos y spam, por lo que quien llamaba había obtenido su número de alguien.

Al presionar el ícono de respuesta, Izuku acercó su teléfono a la oreja. --"Habla Midoriya."-- Dijo rotundamente.

--"¡Vaya!"-- Una voz femenina familiar dijo sorprendida. --“Uhh ¿hola? Sé que esto es un poco-”--

Antes de que Mirko pudiera terminar su oración, Izuku le colgó. Claro que podría estar actuando de forma mezquina, pero de ninguna manera iba a perder el tiempo hablando con ese odioso pro-héroe.

Levantándose de su escritorio, Izuku estaba a punto de irse y almorzar cuando su teléfono volvió a sonar. Sin siquiera una pizca de remordimiento, el agente de cabello verde bloqueó de inmediato el número de Mirko.

“Probablemente tendré que comenzar a filtrar mis llamadas”. Pensó ociosamente para sí mismo mientras salía de su oficina.

Durante los días siguientes, Izuku siguió ignorando cualquier intento de comunicación de Mirko. Había intentado llamar desde varios números diferentes, pero eso hizo que el agente no contestara su teléfono a menos que fuera de un número que conocía.

Luego encontró un correo electrónico esperando en su bandeja de entrada de una dirección que obviamente era de Mirko. Sin siquiera molestarse en leer el correo electrónico, Izuku eliminó el mensaje e inmediatamente cambió su dirección de correo electrónico antes de continuar con sus rutinas diarias habituales.

Durante una semana entera, Izuku se negó obstinadamente a interactuar con cualquier forma de comunicación que le enviara la heroína conejo. Incluso llegó al punto en que le informó a la recepcionista del departamento que cualquier correo electrónico, llamada o carta de Mirko debía ignorarse por completo. Eso definitivamente había llamado la atención de algunos en la oficina, pero nadie se atrevió a mencionar un tema de conversación tan delicado con el mejor agente de campo del departamento.