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Jungkook permaneció unos instantes más a lado del rubio quien aún se mantenía flotando y sin conciencia.

—Cuando llegue el momento, no dudaré en decapitarme con la punta de mi ala y pedir tu perdón en donde sea que el destino nos reencuentre

—Porque no lo despierta y se lo dice a la cara

Jungkook miró ligeramente a su costado, y discretamente se limpió los ojos llorosos.
—Soy un maldito cobarde, no podría siquiera decirle que estoy teniendo sentimientos reales por él.

—Pero ya lo la hecho —contestó Parriel, exhibiendo su cometido.

—Espiabas —el hado preguntó incrédulo

—Solo un poco —dijo avergonzado —y quiero decirle que es la cosa más valiente que un humano podría hacer; abrir su corazón

Jungkook bufó y respondió.
—Ni si quiera eran las palabras correctas, porque realmente tengo sentimientos tan grandes y tan confusos que no quiero averiguar más; porque amar, ¿amo al chico que mataré? y sabiendo eso no hago nada más, realmente no sé lo que me pasa, no sé si realmente lo amo.

—El amor es confuso —le contrarió —, te ciega, incluso al que cree tener todo bajo control, es así; incontrolable, no decides de quién enamorarte

—Pero no lo merezco, Parriel —insistió el hado
—Jimin tiene todo lo que un hombre bueno y de buenos sentimientos merece, no alguien como yo, que goza del sufrimiento ajeno, que goza de hacer el mal, que inconscientemente trae el mal en donde sea que esté.

—Ese no es usted, mi amo, no, no lo es.

—Me tienes tanta lealtad, Parriel, que no te deja ver la realidad que soy, y lo acepto, vivo con eso cada día.

—Puede cambiar, mi señor, las personas cambian justo cuando tocan fondo, ahí es donde usted está llegando y le aseguro que ese lado que usted odia de sí mismo, lo puede cambiar, pero debe decirle a Jimin y encontrar una forma de revertir, será un gran acto de amor verdadero.

—Claro que haré algo, pero —se quedó pensando
—pero si no funciona, haré lo que ya le prometí.

—Bien —apoyó Parriel —Ahora prometame a mí que buscará de todas las formas posibles, hasta su último aliento una forma de impedirlo.

—Te lo prometo —dijo el hado, convirtiéndo a Parriel en un cuervo.
El ave dio una vuelta alrededor del rubio y descendió en el hombro del hado

Jungkook dió comienzo a su caminata, con el rubio aún en el aire, era dirigió por la mano del hado para que ninguna rama le tocara incluso el pie.

A las afueras del Páramo, fue más cuidadoso por el bosque, los animales salvajes a veces atacaban.
Pero todo su camino fue en calma, fue así hasta llegar al barranco, atravesó al rubio y después él paso volando.

Al llegar a la casa del chico. Que era ya para el hado conocida, pues había estado más de cuatro veces allí, aunque solo una oportunidad tuvo para conocer el interior.

Metió a Jimin a la casa y lo dejó en el sillón de la sala. Se tomó el atrevimiento de retirarse su capa y colocarla encima del rubio, temía que agarrara un resfriado.

La casa estaba completamente en silencio, las luces apagadas y con un chasquido de dedos, ¡BAM! desapareció el encantamiento para dormir.

Sin embargo, Jimin quedaría en un pequeño sueño por al menos cinco minutos más.

Jungkook acarició ligeramente la cabellera del chico, entonces por fin lo dejó dormir y salió de la casa, a su espera estaba Parriel aún en cuervo.

—Volemos rápido, dejé sin protección el ala norte 

MALÉFICO: DUEÑO DEL MAL |KOOKMIN| 1960Donde viven las historias. Descúbrelo ahora