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Las primeras semanas en la cabaña humeante habían sido un completo reto para las tres coloridas hadas.

Todo se resumía en llanto, risas, peleas entre ellas, jalones de cabellos, pellizcos, más llanto, desveladas, cocinar como locas ya que su magia no servía en éstos casos. Todo debía ser casero.

Lo peor era cuando la comida hacía digestión en la pancita del pequeño y era hora de quitarle su pañal de tela y lavarlo, así como ahora mismo peleaban por quién sería la afortunada de cambiarlo.

—¡No intenten verme la cara de tonta porque no la tengo!— Gritó Jennie. Con sus manos a cada lado de su cintura y un ceño fruncido, se negaba rotundamente a aceptar

—Vamos, Jennie, eres la mejor en ésto—Alabó Rosé dándole palmaditas en la espalda mientras se echaba miradas cómplices con Jisso

—¿Lo soy?—Preguntó incrédula

—¡hombre, claro que sí!— Alabó Jisso guiñándole un ojo a Rosé

—¿Por qué le guiñaste el ojo?—Jennie dejó de sonreír y cruzó los brazos con una expresión muy seria, quitándole la sonrisa burlona a Jisso

Ella miró de Jennie a Rosé buscando ayuda, pero Rosé se quedó estática
—¿Guiñar?—Se hizo la confundida
—No, no, para nada—Dijo—Yo no guiñé, es sólo un...un

—¡Un tictoc!— Completó de inmediato Rosé

—Babosa—Se carcajeó Jisso—Se dice ding dong

—Eso es otra cosa—Le dijo Rosé riendo

—Bien, bien, dejémos de decir babosadas y cambiemosle el pañal las tres—Propuso Jennie

—Eso es lo que yo decía desde un principio, pero necias como las mulas...

—Cállate, Rosé—Ordenó Jisso

Callada fue lo último que estubo. Después de desatar los nudos, haces arcadas en señal de vomitar, pero al final no vomitar, fue el inicio del desastre.

Las tres se colocaron pinzas para ropa en la nariz; aguantaron el olor y el dolor, sus ojos lagrimeaban, pero aún así continuaron con su cometido.

—Vas bien, vas bien—Dijo Jisso.
Jennie abrió completamente el pañal, estaba muy cargado, entró en pánico, mientras el pequeño Jimin las miraba muy atento

Jennie agarró delicadamente los pies chiquitos del niño y comenzó a alzarlos para así sacar el pañal.

—Alza sus pies y saca el pañal—Dijo Jisso.

—Eso hago—Contestó enojada, Jennie

—Ahora saca el pañal—Le dijo Rosé

—Quieren dejar de decir tonterías. Deberían ayudarme

Ninguna dijo nada, Jennie prosiguió. Retiró por completo el pañal y lo lanzó por la ventana al bote de basura que tenían afuera

— Deberíamos taparnos los ojos, no creen— Sugirió Jisso al notar la desnudes del niño

Pronto, el frío viento que corría por la mañana calaba el cuerpo desnudo del pequeño Jimin, su cuerpo reaccionó y un chisguete salió disparado hacía las tres mujeres

¡AAAAAAA!

¡DÍOS MÍO, PARENLO!

¡JENNIE, AYUDA!

Gritaron las tres al recibir un disparo de pipí del niño, éste reía por las marometas que hacían las hadas, le era entretenido verlas gritar, saltar y cubrirse una detrás de la otra.

MALÉFICO: DUEÑO DEL MAL |KOOKMIN| 1960Donde viven las historias. Descúbrelo ahora